jueves, 1 de enero de 2015

101. Censurada “El Regreso a Ítaca” de L. Padura.

“...si yo quiero que la República sea amable, si yo quiero que los cubanos amen la Nación y la República, me importa muy poco que amen al Gobierno. El Gobierno es una cosa transitoria y la República es algo que debe ser inconmovible. El Gobierno se compone de personas que pasan. La República se compone de las leyes, de los sentimientos, de la historia que son duraderos. Amar a la República no implica amar a sus gobiernos.[1]Manuel Sanguily Garrite.

clip_image002El escritor cubano Leonardo Padura confía en que se encuentre pronto "una solución satisfactoria" para que la película…, de la que es guionista, se pueda ver en el circuito cinematográfico de Cuba, después de que el largometraje fuera excluido del reciente Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana. Agencia EFE; Foto EFE/Archivo.

"Vamos a hacer todo lo posible para que los cubanos puedan verla por cauces normales, ya que es una película que habla de muchos problemas esenciales de la Cuba contemporánea", afirmó hoy Padura en declaraciones a Efe.

El escritor avanzó que se está dialogando con las autoridades culturales cubanas para que el filme se proyecte en los cines de la Isla, en referencia a conversaciones con el Ministerio de Cultura y el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC).

El ICAIC fue la institución que decidió en el último momento sacar "Regreso a Ítaca" de la programación del Festival de Nuevo Cine Latinoamericano, que se celebró en la capital cubana entre el 4 y 14 de este mes (diciembre), aduciendo que la presidencia de la organización no había podido visionar el metraje.

"Regreso a Ítaca", del realizador francés Laurent Cantet, está basada en un episodio de "La novela de mi vida" (2001) de Padura, que se ocupó de adaptar el guión para la película, que aborda el tema del exilio forzoso y el regreso definitivo de un cubano a su patria tras 16 años de ausencia.

"Es una película hecha con el corazón, con las vísceras de todos los que trabajamos en ella", señaló Padura.

Su eliminación de la programación del festival causó polémica en Cuba y… un grupo de cineastas cubanos emitió un comunicando para denunciar la "censura" del filme de Cantet.

"Un acto de censura tuvo lugar durante el 36 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano: por imposición de las máximas autoridades del Ministerio de Cultura y el ICAIC, la dirección del Festival fue obligada a retirar", afirman en una carta hecha pública ese fin de semana.

La firman doce realizadores de la Isla, entre los que se encuentran los directores Fernando Pérez, Manuel Pérez, Ernesto Daranas y Enrique Alvarez, la documentalista Rebeca Chávez y los escritores y guionistas Senel Paz y Arturo Arango, todos ellos pertenecientes al llamado G-20.

El propio director de la película, Laurent Cantet, reaccionó a esta misiva con otro comunicado en el que agradeció estos apoyos y dijo sentirse emocionado con la reacción suscitada en la Isla.

"Quisiera ante todo decirles cuanto me ha emocionado vuestro empeño y asegurarles que si por mi parte he decidido guardar silencio ha sido para no interferir en vuestra lucha. Leonardo me aconsejo que no interviniera y yo he respetado su criterio", dice.

"Esta película que hice con una ternura extrema me parece que está más cerca de un mensaje de amor para el pueblo cubano que de una tesis contrarrevolucionaria con la que la han querido empañar", añadió el realizador francés, que alcanzó renombre internacional con la película "Entre les murs" (2008), que ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes. Fuente:

https://es.noticias.yahoo.com/padura-conf%C3%ADa-soluci%C3%B3n-regreso-%C3%ADtaca-proyecte-cuba-001825804.html

[Añado: La polis griega sigue estando presente con su huella indeleble de democracia. Es curioso este retorno a nuestros orígenes: uno de los primeros actos de censura del gobierno cubano fue el escándalo contra el premio a la obra teatral de Antón Arrufat “Los Siete contra Tebas”, tragedia de Esquilo escrita en el año 467 a.n.e., con la que “en 1968 ganó el premio José Antonio Ramos de la Unión de Escritores y Artistas (UNEAC). La polémica, lo condenó a unos catorce años de silencio en los que el escritor no pudo publicar.” es.wikipedia.org La exclusión del “Regreso a Ítaca” y la protesta consiguiente es lo más inoportuno y menos político que pudiera hacer un funcionario descerebrado del entramado cubano en un momento que el gobierno necesita una imagen de apertura y tolerancia. Los servidores de los tiranos no suelen ser inteligentes y terminan mostrando la realidad tal cual es. Permitir la película, exhibirla en dos o tres salas y retirarla discretamente,- como han hecho con otras-, hubiera sido lo elegante. Esto es una bofetada en su propia cara. De aquí a unos años, como hicieron con Arrufat y otros, le concederán honores. “Premio” que no alcanzaron los muchos que quedaron en el camino de la represión intelectual.]

Censura derrotada: Una victoria de la libertad de expresión y un comentario: Lo que se siente al ver “The Interview” en internet CNN [Las tiranías, de cualquier signo, no soportan las burlas, las sátiras, por moderadas que sean. Las chirigotas de Cádiz son intolerables para ellas. El mundo gris soviético, y de otras tierras, solo puede expresar sus burlas en voz baja. Por eso el Gran Hermano coreano reaccionó con tal falta de sentido político contra esta mediocre comedia. La respuesta a sus ataques rescató e impidió para el futuro que un tirano cualquiera imponga sus leyes a la libertad de expresión literaria, artística en nuestro imperfecto, pero abierto, mundo democrático. Quince millones de dólares y dos millones de vistas en cuatro días son una respuesta aplastante.

Recuerdo que una de las primeras censuras del gobierno cubano se realizó a una obra cómica de Leopoldo Fernández (Trespatines) que se exhibía en el Teatro Martí. El “chiste” fue que Trespatines tomó un cuadro del Gran Líder y expresó: “A este hay que colgarlo aquí” señalando un lugar en la pared. ¡Hasta ahí llegó la obra! Poco después desapareció la sátira en Zigzag, el periódico humorístico que tanto combatió la tiranía batistiana. Los chistes contrarrevolucionarios de Pepito fueron populares más o menos hasta los 70. Después el humor político se extinguió, como tantas otras cosas. Es curioso que los mejores chistes los conocieran los de la Seguridad del Estado. Gracia especial tenía para ellos el íntimo amigo del Dr. Castro y Rector de la Universidad de La Habana, Dr. José Millar Barruecos (Chomi), quien se los narraba. Era una época en que todavía quedaba un poco de aire fresco.]

clip_image004Cuba y los espejismos de la libertad.

PIEDRA DE TOQUE. ¿Será La Habana la excepción a la regla que supondría renunciar al comunismo y elegir la democracia y la mejora del nivel de vida de sus ciudadanos? Ojalá, pero no está escrito en las estrellas. MARIO VARGAS LLOSA 28 DIC 2014 Fuente: El País. Fernando Vicente.

El restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y EE.UU. después de más de medio siglo y la posibilidad del levantamiento del embargo norteamericano han sido recibidos con beneplácito en Europa y América Latina. Y, en el propio EE.UU., las encuestas dicen que una mayoría de ciudadanos también lo aprueba, aunque los republicanos lo objeten. El exilio cubano está dividido; en tanto que entre las viejas generaciones prevalece el rechazo, las nuevas ven en esta medida un apaciguamiento del que podría derivarse una mayor apertura del régimen y hasta su democratización. En todo caso, hay un consenso de que, en palabras del presidente Obama, “el embargo fue un fracaso”.

La lectura optimista de este acuerdo presupone que se levante el embargo, conjetura todavía incierta, pues esta decisión depende del Congreso que dominan los republicanos. Pero, si se levantara, sostiene esta tesis, el aumento de los intercambios turísticos y comerciales, la inversión de capitales estadounidenses en la Isla y el desarrollo económico consiguiente irían flexibilizando cada vez más al régimen castrista y llevándolo a hacer mayores concesiones a la libertad económica, de lo que, tarde o temprano, resultaría una apertura política y la democracia. Indicio de este futuro promisor sería el hecho de que, al mismo tiempo que Raúl Castro anunciaba la buena nueva, 53 presos políticos cubanos salían en libertad.

Como hemos vivido en las últimas décadas toda clase de fenómenos sociales y políticos extraordinarios, nada parece ya imposible en nuestro tiempo y, acaso, todo aquello podría ocurrir. Sería el único caso en la historia de un régimen comunista que renuncia al comunismo y elige la democracia gracias al desarrollo económico y la mejora del nivel de vida de sus ciudadanos debido a la aplicación de políticas de mercado. El fabuloso crecimiento de China no ha traído la delicuescencia [disolución] del totalitarismo político sino más bien, como acaban de experimentar los estudiantes de Hong Kong, su reforzamiento. Lo mismo se podría decir de Vietnam, donde la adopción de ese anómalo modelo —el capitalismo comunista— a la vez que ha impulsado una prosperidad indiscutible no ha mermado la dureza del régimen de partido único y la persecución de toda forma de disidencia. El desplome de la Unión Soviética y sus satélites centroeuropeos no fue obra del progreso económico sino de lo contrario: el fracaso del estatismo y el colectivismo que llevó esa sociedad a la ruina y al caos. ¿Podría ser Cuba la excepción a la regla, como espera la mayoría de los cubanos y entre ellos muchos críticos y resistentes del régimen castrista? Hay que desearlo, desde luego, pero no creer ingenuamente que ello esté ya escrito en las estrellas y será inevitable y automático.

Las dictaduras no caen nunca gracias a la bonanza económica sino a su ineptitud para satisfacer las más elementales necesidades de la población y a que ésta, en un momento dado, se moviliza en contra de la asfixia política y la pobreza, descree en las instituciones y pierde las ilusiones que han sostenido al régimen. Aunque el medio siglo y pico de dictadura que padece Cuba ha visto aparecer en su seno opositores heroicos, por el desamparo con que se enfrentaban a la cárcel, la tortura o la muerte, la verdad es que, porque la eficacia de la represión lo impedía o porque las reformas de la revolución en los campos de la educación, la medicina y el trabajo habían traído mejoras reales en la condición de vida de los más pobres y adormecían su deseo de libertad, el régimen castrista no ha tenido una oposición masiva en este medio siglo; sólo una merma discreta del apoyo casi generalizado con que contó al principio y que, con el empobrecimiento progresivo y la cerrazón política, se ha convertido en resignación y el sueño de la fuga a las costas de la Florida. No es de extrañar que, para quienes habían perdido las esperanzas, la apertura de relaciones diplomáticas y comerciales con EE.UU. y la perspectiva de millones de turistas dispuestos a gastar sus dólares y de empresarios y comerciantes decididos a invertir y a crear empleos por toda la Isla, haya sido exaltante, la ilusión de un nuevo despertar.

Me alegra el acuerdo entre Obama y Castro; me entristece si eso aleja la recuperación de la libertad.

Raúl Castro, más pragmático que su hermano, parece haber comprendido que Cuba no puede seguir viviendo de las dádivas petroleras de Venezuela, muy amenazadas desde la caída brutal de los precios del oro negro y del desbarajuste en que se debate el Gobierno de Maduro. Y que la única posible supervivencia a largo plazo de su régimen es una cierta distensión y un acomodo con EE.UU. Esto está en marcha. El designio del Gobierno cubano es, sin duda —siguiendo el modelo chino o vietnamita—, abrir la economía, un sector de ella por lo menos, al mercado y a la empresa privada, de modo que se eleven los niveles de vida, se cree empleo, se desarrolle el turismo, al mismo tiempo que en el campo político se mantiene el monolitismo y la mano dura para quien aliente aspiraciones democráticas. ¿Puede funcionar? A corto plazo, sin ninguna duda, y siempre que el embargo se levante.

A mediano o largo plazo no es muy seguro. La apertura económica y los intercambios crecientes van a contaminar a la Isla de una información y unos modelos culturales e institucionales de las sociedades abiertas que contrastan de manera espectacular con los que el comunismo impone en la Isla, algo que, más pronto o más tarde, alentará la oposición interna. Y, a diferencia de China o Vietnam, que están muy lejos, Cuba está en el corazón del Occidente y rodeada por países que, unos más y otros menos, participan de la cultura de la libertad. Es inevitable que ella termine por infiltrarse sobre todo en las capas más ilustradas de la sociedad. ¿Estará Cuba en condiciones de resistir esta presión democrática y libertaria, como lo hacen China y Vietnam?

Mi esperanza es que no, que el castrismo haya perdido del todo la fuerza ideológica que tuvo en un principio y que en todos estos años se ha convertido en mera retórica, una propaganda en la que es improbable que crean incluso los dirigentes de la Revolución. La desaparición de los hermanos Castro y de los veteranos de la Revolución, que ahora ejercitan todavía el control del país, y la asunción de los puestos de mando por las nuevas generaciones, menos ideológicas y más pragmáticas, podrían facilitar aquella transición pacífica que auguran quienes celebran con entusiasmo el fin del embargo.

¿Hay razones para compartir este entusiasmo? A largo plazo, tal vez. A corto, no. Porque en lo inmediato quien saca más provecho del nuevo estado de cosas es el Gobierno cubano: EE.UU. reconoce que se equivocó intentando rendir a Cuba mediante una cuarentena económica (el bloqueo criminal) y ahora va a contribuir con sus turistas, sus dólares y sus empresas a levantar la economía de la Isla, a reducir la pobreza, a crear empleo; en otras palabras, a apuntalar al régimen castrista. Si Obama visita Cuba será recibido con todos los honores, tanto por los opositores como por el Gobierno.

No es para alegrarse desde el punto de vista de la democracia y de la libertad. Pero la verdad es que ésta no era, no es, una opción realista en este preciso momento de la historia de Cuba. La elección era entre que Cuba continuara empobreciéndose y los cubanos siguieran sumergidos en el oscurantismo, el aislamiento informativo y la incertidumbre; o que, gracias a este acuerdo con EE.UU., y siempre que termine el embargo, su futuro inmediato se aligere, gocen de mejores oportunidades económicas, se les abran mayores vías de comunicación con el resto del mundo, y, —si se portan bien y no incurren por ejemplo en las extravagancias de los estudiantes hongkoneses— puedan hasta gozar de una cierta apertura política. Aunque a regañadientes, yo también elegiría esta segunda opción.

Época confusa la nuestra en la que ocurren ciertas cosas que nos hacen añorar aquellos tensos años de la guerra fría, donde al menos era muy claro elegir, pues se trataba de optar “entre la libertad y el miedo” (para citar el libro de Germán Arciniegas). Ahora la elección es mucho más arriesgada porque hay que elegir entre lo menos malo y lo menos bueno, cuyas fronteras no son nada claras sino escurridizas y volubles. Resumiendo: me alegro de que el acuerdo entre Obama y Raúl Castro pueda hacer más respirable y esperanzada la vida de los cubanos, pero me entristece pensar que ello podría alejar todavía un buen número de años más la recuperación de su libertad.

Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Ediciones EL PAÍS, SL, 2014. © Mario Vargas Llosa, 2014.

[Añado: el gran escritor y analista concluye con un “me alegro…”. Por otra parte, debo señalar que “el campo socialista” no era un mundo uniforme de miseria y crisis: la RDA, Hungría, Checoeslovaquia tenían un nivel de vida más que aceptable dentro de la represión política. Aún hoy, el 15% de la población de la antigua RDA desea el regreso a ese tipo de gobierno pero con libertad.

Volviendo al tema, yo también y creo que todos, pudiéramos alegrarnos de este cambio. No tenga temor, Vargas Llosa, del futuro: en Cuba, la apertura económica traerá la social y política. La vieja guardia es consciente de su necesidad. Que se preserven los valores sociales que hicieron posible el apoyo inicial es dable recuperarlo con ese cambio. También establecer una economía mixta basada en formas de propiedad cooperativa junto a las privadas. El futuro es indetenible. Lo lamentable es el tiempo, recursos, familias y vidas que se han perdido para poco menos, o poco más,  que volver al 1º de enero de 1959.]

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[1] Citado por el historiador Octavio R. Costa.

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