sábado, 24 de diciembre de 2016

168. Balas de sal: experiencias que marcan.

El irreversible impacto de Fidel Castro en mi vida Por Alberto N. Jones. Foto del año 2,000.

HAVANA TIMES – Me atrevo a decir que hasta el 25 de julio de 1,953, no mucha gente en Cuba o alrededor del mundo había escuchado el nombre de Fidel Castro Ruz, eso cambió drásticamente el 26 de julio de ese mismo año.

Como todos los veranos anteriores mientras vivimos en la ciudad de Guantánamo, nuestra familia fue invitada por la familia Payares para compartir con ellos durante el famoso Carnaval de Santiago de Cuba, que por lo general comenzaba con un baile en los jardines Hatuey y que se prolongaba hasta las tres de la madrugada.

Cuando intentamos llegar a la casa no había taxi, así que tuvimos que caminar y cantar en nuestro camino de regreso, lo cual nos llevó cerca de las paredes del cuartel Moncada, que se encontraba a sólo cuatro cuadras [calles, manzanas] de donde nos dirigíamos.

Cuando estábamos listos para ir a la cama, escuchamos algunas explosiones que la mayoría de nosotros asumió eran fuegos artificiales. Cuando se intensificaron, muchos vecinos salieron corriendo hacia sus puertas mirando al cuartel, donde creían estaba ocurriendo un enfrentamiento ente los soldados de Santiago de Cuba y los refuerzos provenientes de La Habana.

El intenso tiroteo duró hasta alrededor de las siete de la mañana. Muchos adolescentes se acercaron atrevidamente a una de las entradas del Cuartel Moncada. Hubo un gran ir y venir de jeeps del Ejército, seguido de esporádicos disparos, que resultaron ser las ejecuciones de los prisioneros no antes de ser torturados.

Un posterior toque de queda cerró la urbe, y le siguieron las búsquedas en las casas al azar, así como las palizas y las detenciones que aterrorizaron a todo el mundo.

Al mediodía del lunes el toque de queda se había suspendido y mi familia se dirigió hacia la estación para regresar a Guantánamo: en el camino nos topamos con unos 40 ataúdes hediondos que chorreaban y estaban cubiertos por enjambres de moscas, que yacían bajo un sol abrasador en la acera cercana al Moncada.

Fidel Castro fue capturado una semana después y de forma milagrosa salvó su vida porque el teniente afrocubano Sarría* desobedeció las órdenes de matarlo apenas fuera encontrado; fue llevado a una corte marcial (Sic) y encarcelado. [*El “teniente Pedro Sarria Tartabull, conocía de vista a Fidel por coincidir ambos en la Universidad de La Habana, donde el teniente asistía a cursos libres de abogacía, y era un oficial de honor, con pocas perspectivas de carrera por ser pobre y negro.” “El teniente de nuevo les salva la vida, llevándoselos al Vivac Municipal, y no al Cuartel Moncada, donde iban a ser ejecutados. Por el camino los intercepta el tristemente célebre comandante Andrés Perez Chaumont, que quería a Fidel para sí, y exige a Sarria su entrega. Este se resiste, dice que tiene órdenes de llevarlo al Vivac. El sanguinario Chaumont le anuncia que tiene su carrera terminada. Los tres prisioneros con la patrulla de Sarria llegan al Vivac a las 11.45 de la mañana, donde había numerosa prensa testigo de que Fidel estaba vivo al ser capturado. En la oficina del vivac ya se encontraba el Coronel Alberto del Rio Chaviano, quien se alarma y comenta: "Sarria, me has desgraciado...este hombre no debía haber llegado vivo hasta aquí."]


El juicio tuvo lugar meses después y la poderosa autodefensa de Fidel Castro, “La Historia me Absolverá”, fue sacada de los tribunales, convirtiéndose en el manifiesto de reclutamiento del Movimiento 26 de julio.

Miles de jóvenes se unieron al movimiento y en su ignorancia, Batista los convirtió en sus enemigos, al perseguirlos, encarcelarlos, torturarlos, asesinarlos y abandonar sus cuerpos en la orilla de la carretera para que se pudrieran. [Al costado del Palacio de Justicia,- actual local del C. Central del PC-, tiraron el cuerpo torturado de Gerardo Abreu (Fontan) y en la esquina de Toyo a Arturo Díaz, a quien cortaron el pene y los testículos poniéndoselos en la boca. Así, cientos de cubanos en las ciudades y el campo.]

Guantánamo se horrorizó con el asesinato del líder estudiantil Omar Ranedo, lo cual llevó a un levantamiento de la ciudad, el que fue duramente aplastado y provocó que muchos jóvenes buscaran refugio seguro en GITMO (la Base naval de Guantánamo) en el verano del año 1,958. En la Base naval otros trabajadores cubanos y yo apoyamos la insurrección recaudando dinero y usando prendas militares. [Al triunfo de la insurrección estuve en Guantánamo, en uno de los locales local donde torturaban. La sangre y los cables eléctricos todavía estaban allí.]

Al fin dejé mi trabajo en la base estadounidense el 22 de octubre de 1,962, cuando iniciaba la Crisis de los Misiles.

El gobierno cubano había creado el Sistema Universitario de Becas en 1,960, que cubría las necesidades de los estudiantes, pero yo no había completado mis estudios de la escuela secundaria, lo que no me permitía ser elegido. Un buen amigo de la Facultad de Medicina me mantuvo al tanto de cada desarrollo en la educación y cuando la Facultad de Agricultura ofreció un examen de ingreso, 700 mil se presentaron, y milagrosamente estuve entre los 128 afortunados seleccionados.

La pasé muy mal durante los dos primeros años, pero me recuperé en el tercero cuando nosotros y el cuarto año fuimos transferidos temporalmente a la Facultad de Ingeniería de la CUJAE [Ciudad Universitaria José Antonio Echeverría]. Tanto nosotros como una gran matrícula en la carrera de ingeniería crearon una interrupción masiva del aula, también indisciplina y una gran crisis de pasillo, y la directora de la facultad, Silvia Sánchez, me pidió organizar todo aquello. Después de configurar un complejo sistema rotativo que enojó a la mayoría, pero resolvió el problema, me gané la gratitud y el respeto de Silvia. Alberto N. Jones en 1,959.

Fidel instruyó a nuestra directora de que capacitara a 12 estudiantes de cuarto año en la lengua alemana para viajar y recibir un entrenamiento especial urgente en la República Democrática Alemana (Alemania Oriental) sobre enfermedades exóticas.

A pesar de que estaba en tercer año de la carrera y no tenía conocimiento de la lengua alemana, se me pidió que reemplazara una vacante de último momento. Durante nuestros 19 meses de estancia en Alemania recibimos clases de idioma y entrenamiento básico en Epizootiología en enfermedades catastróficas de los animales, conocimiento que apliqué cinco años más tarde durante el primer brote de peste porcina africana en Cuba, en 1,971.

Tuve varias oportunidades para corroborar la memoria fotográfica de Fidel Castro. Por los años 1,967- 1,968 él visitaba la Universidad con frecuencia por la noche, en esos encuentros discutía con los estudiantes asuntos internacionales de los que no podía hablar durante sus reuniones con las masas. En una ocasión le planteé una pregunta a la que él respondió: ¿cómo sabes eso? Cuando respondí dijo: ¿eres uno de los que fueron a Alemania?

Ese era el período en el que Fidel estaba obsesionado con el desarrollo de la agricultura y la industria ganadera. Invitó a Cuba a los investigadores más destacados en esos campos en todo el mundo. Cuando el Dr. Bona Dona visitó Cuba, quedó impresionado con la profunda comprensión de Fidel sobre el tema y el sistema nacional de inseminación artificial de primera clase que creó. [Económica y técnicamente incompatible con el desarrollo de Cuba e innecesario pues, en 1,958, la Isla era uno de los pocos países del mundo que tenía más ganado que habitantes.]

Poco después invitó a la Isla al Dr. Andrea Voisin, quien se maravilló por el conocimiento y el compromiso de Fidel, cuando vio su proyecto de “Pastoreo intensivo en el trópico”, en Cuba.

En la despedida del Dr. Voisin, Fidel lo elogió con un elocuente discurso en el que recordó sus enormes contribuciones a la Humanidad y cómo su trabajo producía más salud que los profesionales de la Salud. Su corazón no pudo resistir tantos elogios* y sufrió un ataque cardiaco masivo. Su viuda decidió enterrarlo en La Habana, un país al que amó profundamente. [* Más que los elogios, que fueron muchos, el ritmo de trabajo frenético, el clima y la tensión terminaron con la vida del tranquilo profesor. Es oportuno señalar que Fidel, como otros destacados dirigentes de la época, tenía una fuerza de voluntad increíble que lo llevó a estudiar a profundidad la agronomía y en especial la ganadería. Incluso, se aislaba en una pequeña casita cerca del Instituto Superior Agropecuario en San José, para estudiar y terminar su carrera de ingeniero agrónomo. Sin embargo, Sus proyectos no tenían algo que ver con la realidad económica de Cuba ni eran parte de una estructura o plan controlado y supervisado. Se invirtieron cientos de millones en ellos y todo se perdió.]

Cuando todavía estaba en mi cuarto año, Silvia Sánchez me pidió una vez más que fuera su veterinario en cuatro granjas experimentales que Fidel supervisaba personalmente. Era aterrador y temía coincidir con las frecuentes visitas del líder cubano y sus preguntas. Supe por los administradores de esos sitios, que él sabía que yo era el veterinario a cargo. [La capacidad inquisitiva de Fidel era agotadora: quería saber hasta el último detalle. Si sorprendía alguna mentira o desconocimiento ahí mismo quedabas destituido, en ocasiones injustamente. En lugar de “supervisar personalmente” debió crear un mecanismo independiente de control de resultados. Como no era Dios, no podía estar en todas partes, por lo que al final, todos sabían donde iría: le hacían cuentos chinos o decían lo que deseaba oír.]

Al graduarme y después de completar mi residencia, me convertí en director y patólogo de la entonces provincia de Oriente, pero eso no me mantuvo fuera del alcance de Fidel. María Antonia es propietaria de una de las mejores fincas ganaderas de Cuba (Sic) y mi jefe me pidió supervisar sus necesidades veterinarias. María Antonia era muy exigente, pero siempre expresaba aprecio y respeto por mi trabajo. Más tarde supe que era amiga y confidente de la infancia de Fidel Castro y que estaba a solo una llamada telefónica de distancia.
Con cientos de amenazas sobre la vida de Fidel Castro, cuatro días antes de una de sus visitas a Bayamo, durante una de sus inspecciones a campo traviesa, dos cerdos murieron repentinamente en la granja de la casa donde se suponía él debía quedarse. Todo el mundo pensó lo peor después de que otro veterinario hiciera un diagnóstico prematuro de un brote de ántrax mortal. [A Raúl también le hacían cuentos: los reclutas de Managua no tenían botas ni ropa. Vestían unos cuantos antes de la Inspección anunciada y todo parecía maravilla, incluida la comida. Tres de mis hijos hicieron el Servicio Militar, así que sé de qué estoy hablando.]

Investigué a todos los animales, tomé muchas muestras y, basándome en mis estudios, concluí que no era ántrax, pero en mi inexperiencia juvenil declaré la instalación segura, en lugar de hacerles cambiar el recorrido. Semanas más tarde recibí su agradecimiento a través de los guardias de esa instalación.

Logré muchos éxitos profesionales, respeto, envidia y me vi obligado a enfrentar una creciente corrupción dentro de la medicina veterinaria, que me ganó más enemigos de los que podía manejar. [A partir de 1,966 la corrupción se fue volviendo una institución muy fuerte: “Soy comunista, pero no comemierda” era la justificación.]

Fui puesto en una lista negra y en seguida acusado de horrendos crímenes contra la nación, por lo que el fiscal pidió una condena de 30 años de prisión; fui declarado culpable en un tribunal de canguro [tribunal inútil, de pacotilla, bufo] y enviado a prisión por ocho años y liberado cuatro y medio después. [Cartucho de escopeta cargado con sal: las heridas no cierran. Como la de Jones y otros miles.]

Uno de mis acusadores es hoy un distinguido orador / colaborador de la Brigada 2506 en Miami, invasores de la bahía de Cochinos en 1,961.

Después de mi liberación, busqué justicia en el más alto nivel de todas las instituciones legales y políticas existentes en el país, pero fue en vano. Emigré a los EE.UU. en 1,980 y no pude visitar la Isla sino hasta 12 años después.

Sorprendentemente*, en 1,994, fui invitado a una gran reunión de solidaridad en el Centro de Convenciones de La Habana durante el momento más álgido del llamado Período Especial [Desmerengamiento del “Campo Socialista”, crisis alimentario, energética, etc. en Cuba]. Antes de cerrar ese evento que duró dos días, todos los participantes fuimos invitados a una recepción esa noche en el Palacio de la Revolución. [* Cuando fue invitado a Cuba sabían quién era. Él era el sorprendido, los otros no.]

La bienvenida comenzó a las ocho de la noche y nos paramos en una sola línea para acceder al saludo. Un oficial de la Seguridad Personal dijo a todo el mundo que Fidel estaba esperando en un gran salón y que cuando lo conociéramos, debíamos identificarnos y que por lo general él daba un abrazo a las mujeres y a los hombres un apretón de manos.

Cuando llegó mi turno y me acerqué a Fidel, estaba flanqueado por los entonces ministro de Relaciones Exteriores Roberto Robaina y Sergio Corrieri, presidente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos.

Él extendió su mano y me dio un cálido apretón. Cuando le dije mi nombre, mientras sacudía la mano, murmuraba entre dientes “Jones, Jones”, como si estuviera tratando de recordar algo, entonces Sergio Corrieri le dijo, él es el doctor Jones, de Bayamo. [Foto: no anote la fuente. Lo siento.]

Me miró a los ojos, consternado, y me preguntó: “¿Cómo pudo suceder eso?”. Sin pensar, respondí que lo único que importaba ahora era salvar la Revolución.
Me apretó la mano con tanta fuerza que mi anillo de bodas provocó dolor a los dedos adyacentes, borrando para siempre las traicioneras y falsas acusaciones que empañaron mi imagen y me llevó a la cárcel en Bayamo en el año 1,974. El irreversible impacto de Fidel

[Como el Dr. Jones, cientos de cubanos han tenido la misma experiencia. La diferencia es que el final no ha sido igual. Todavía en el año 1,994, después de lo sufrido, Jones amaba aquello por lo que había luchado, por lo que se había hecho un profesional. Muchos, cientos o miles, hemos pasado por esa crisis de identidad. Sigo luchando por la Justicia Social, con libertad de pensamiento, de discrepar, de discutir. Ninguna ideología es superior ni igual a la libertad.]

DE CUBA Y DEL MUNDO TRAIGO UN CANTAR…
Stiglitz y la economía cubana OnCuba. Dr. C. Juan Triana Cordoví. [Importante exposición del afamado economista. Se refiere tanto a Cuba como a la situación mundial de cambios económicos y tecnológicos.]

No es lo mismo aquí que en el Yuma Havana Times. [Muy real. Lo he vivido tanto en EE.UU. como en Cuba. No sólo en el lenguaje, también en la actitud ante el trabajo.]



El congreso de EE.UU prohibe financiamiento de ejercicios militares con militares cubanos Yusnaby Post. [Una tontería y absurdo al cual los primeros en oponerse serían los organismos de inteligencia. Propio de la mayoría bipartidista republicana.]

Fusión obligada hace desaparecer al sindicato tabacalero de Cuba Diario de Las Américas. El Sindicato Nacional Tabacalero es un gremio de gran trayectoria dentro del movimiento obrero cubano y representaba únicamente a los...


Aforismos y frases célebres:
“—La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad (I) así como por la honra se puede y debe aventurar la vida,…” Miguel de Cervantes Saavedra. Fuente: http://cvc.cervantes.es/

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domingo, 18 de diciembre de 2016

167. Una mirada ligera al pasado.


Cuba antes de la revolución. Por Antonio José Ponte. 9 de julio de 2,015. El País.

Un periodista británico aterrizó en La Habana en 1,957 con el encargo de contactar con Hemingway y conocer las posibilidades de la guerrilla de Fidel. El cambio estaba en marcha. Y la Isla, una mezcla de casinos, espías y prostitutas, despertaba la misma expectación que hoy frente a lo desconocido.

Estadounidenses apostando en el hotel Nacional en 1,958. / FRANCIS MILLER (GETTY)

Norman Lewis, el más grande escritor de viajes desde Marco Polo según Auberon Waugh, viajó a La Habana en 1,957 con la doble misión de consultarle a Hemingway las posibilidades de la guerrilla de Fidel Castro e investigar qué vendría después de El viejo y el mar. Por el camino dio con un mechón de vello púbico de Catalina la Grande, consultó a la santera del dictador Batista y medió en un duelo a muerte provocado por Ava Gardner.

Fue su editor londinense, Jonathan Cape, quien le pidió que averiguara qué escribía ahora Hemingway, al que publicaba en Inglaterra. La consulta sobre política cubana era encargo de Ian Fleming, inventor de la saga de James Bond, jefe de la sección internacional de The Sunday Times y con lazos en la inteligencia naval británica, donde sirviera durante la guerra. Fleming y Lewis se habían conocido en la fiesta navideña de Jonathan Cape. Los reunió el azar alfabético, pues las escasas dimensiones del local obligaban a más de una convocatoria. A ellos les correspondía la segunda, aunque Fleming malició que aquella era la fiesta de los autores de segundo rango, y señaló a unas cuantas letras que no tendrían por qué estar allí. Elogió la novela más reciente de Lewis, conversaron de poesía y cuando Lewis confesó que García Lorca era su poeta favorito, le preguntó si lo leía en español y quiso conocer de sus viajes por Centroamérica. Así que quedaron para almorzar al día siguiente y a los postres le propuso la expedición a Cuba.

Acreditado por The Sunday Times, Norman Lewis llegó a La Habana un domingo de fines de diciembre. Había estado allí 20 años antes y ahora encontraba mayores razones para admirarla: La Habana era la ciudad más hermosa de las Américas. Tomó una habitación en el Sevilla Biltmore y preguntó por Edward Scott, editor de The Havana Post, quien vivía en una suite del hotel y cuyas señas le había pasado Fleming.

Se decía que Scott era uno de los cuatro individuos que sirvieron de modelo para James Bond, aunque aquel hombre bajo y de expresión aniñada decepcionaba bastante como cuarta parte de 007. Con un habano en sus manos regordetas, pluma de oro en el bolsillo, zapatos bien lustrados y la amante de turno (negra, según alcanzó a ver Lewis) esperándolo en su habitación, a Scott le pareció risible la idea de consultar al novelista estadounidense. Pero Lewis insistió en que Ian Fleming tenía noticias de un encuentro entre Castro y Hemingway en una de las cacerías del escritor por las montañas. “La única montaña donde Hemingway caza es el Montana Bar”, cortó Scott. En cualquier caso, él era el peor conducto para llegar al novelista, pues acababa de retarlo a duelo.

Lewis tuvo que sonreír, ¿es qué allí la gente se batía a duelo todavía? Bueno, si visitaba la morgue de la ciudad (y tal visita valía la pena), descubriría entre los cadáveres de estudiantes revolucionarios a uno o dos duelistas. Noches antes, Ava Gardner acompañó a Hemingway a la fiesta del embajador británico por el cumpleaños de la reina*, y en un momento de jolgorio se desembarazó de su ropa interior, agitándola en el aire. Scott lo consideró un insulto a la corona, Hemingway lo amenazó con darle una paliza y él no tuvo más remedio que enviarle invitación para batirse. Así que tendría que apresurarse si deseaba encontrarlo con vida. [* El cumpleaños de la Reina es el 21 de abril. Nació en 1,926. Por tanto aquí hay una inexactitud de las gruesas pues la visita de Lewis se efectuó a finales de diciembre de 1,957.]

El escritor Norman Lewis preguntó por el apoyo que tenían las fuerzas de Fidel Castro. “Hay un montón de jóvenes de clase media que ven en él su única oportunidad de llegar a alguna parte

Luego de enviar una nota al novelista estadounidense, Norman Lewis se dedicó a husmear en busca de gente interesante y dio con el general Enrique Loynaz del Castillo y el también general Carlos García Vélez, embajador en Londres durante 12 años.

En la prensa suele aparecer que tengo 94 años”, saludó García Vélez. “No es verdad, solo tengo 93.”

Plantas y muebles victorianos repletaban el salón. El general tenía siempre a mano su lectura favorita, el Edinburgh Journal, que coleccionaba desde el número inicial de 1,764. Hijo del general Calixto García Iñíguez, un bisabuelo suyo había peleado contra Bolívar en Carabobo. Hollywood había hecho una película con la historia de su padre, pero él no la conocía. No sentía el más mínimo interés por el cine o la televisión. Loynaz del Castillo recordó entonces que Barbara Stanwyck protagonizaba el filme, Mensaje a García*. “Una chica muy guapa”, lamentó no haber coincidido con ella.

[* “Mensaje a Garcíafue un hecho histórico real deformado e utilizado como efectivo instrumento ideológico. Cierto es que el teniente del ejército Andrew Summers Rowan recibió la orden de entregar al General Calixto García Iñiguez un mensaje del presidente de los EE.UU. Mc Kinley y el militar cumplió la misión. El resto,- incluido el artículo Elbert Hubbard-, es deformación, uso demagógico de la Historia, porque “investigaciones históricas precisan que, aunque inspirado por el hecho real, la mayor parte del relato es una recreación hiperbolizada de lo que realmente sucedió. Rowan en ningún momento tuvo que recorrer la isla a pie como se dice, sino que fue recibido en la ensenada de Mora por varias decenas de luchadores independentistas cubanos conocedores de las costas de la provincia oriental y de los territorios liberados. En sentido general, este ensayo se califica como un intento de minimizar la participación cubana en la llamada Guerra Hispano Cubana Norteamericana y al mismo tiempo presentar a los estadounidenses como libertadores de una isla que para ese entonces ya se encontraba prácticamente en poder de las fuerzas independentistas. (2)” Entrecomillado de es.wikipedia.org Da vergüenza ver como unos copian a otros sin pudor, agrandando la mentira.]

Graduado de cirujano dental en Madrid, Carlos García Vélez fue el director fundador en 1,894 de la Revista Española de Estomatología, segunda de su clase en el mundo. Sin embargo, debió regresar entonces a Cuba y estrenarse como combatiente. “Cuando digo que la guerra se dirigió con la brutalidad más extrema me refiero a los dos bandos”, resumió. Él la recordaba como un historiador y dejaba los aspavientos del patriotismo para su amigo Loynaz.

Ambos generales sopesaron si el visitante merecía conocer el álbum. Decidida la consulta a su favor, García Vélez buscó un manojo de llaves, apartó una aspidistra [planta de la familia de las Liliáceas] y colocó sobre la mesa el legado de Francisco de Miranda, antecesor suyo, combatiente de las guerras de independencia de EE.UU. y Venezuela, y cuyo nombre aparecía inscripto en el Arco del Triunfo como héroe de la Revolución Francesa.

Cada página de aquel álbum dieciochesco contenía un puñado de cabellos y una dedicatoria de la dama a la que pertenecieran. Allí tenían, al alcance de los dedos, más de 50 muestras de vello púbico de algunas de las muchas amantes de Miranda. Al menos una de aquellas muestras tenía gran interés museístico, la perteneciente a Catalina II, emperatriz de todas las Rusias. Al pie de su pelusa real podía verse rubricada una espléndida y arrogante K. El general García Vélez comentó que, descontando lo que pudiese contener su sepulcro, aquello era cuanto sobrevivía del cuerpo de Catalina la Grande. Y pensar que su propuesta de donación del álbum le había deparado el rechazo del Museo Nacional…

(Norman Lewis se vio con el magnate azucarero Julio Lobo para hablar del apoyo empresarial a Castro, y de haber tratado acerca de sus colecciones, habría tenido noticias de otro mechón notable: el de Napoleón, que Lobo atesoraba junto a una muela del emperador. En La Habana coexistían, por tanto, dos mechones imperiales, el de Napoleón y el de Catalina. La primera de estas reliquias se exhibe hoy en el Museo Napoleónico, adonde fue a dar la colección de Julio Lobo incautada por el régimen revolucionario, pero del álbum de Francisco de Miranda no conozco más que lo que cuenta Lewis).

El dictador Fulgencio Batista en 1,959, año en que triunfó la revolución castrista. / JOSEPH SCHERSCHEL (GETTY)

Dejando atrás batallas y galanterías de otros siglos, Norman Lewis preguntó por el apoyo que tenían las fuerzas de Fidel Castro. “Hay un montón de jóvenes de clase media que ven en él su única oportunidad de llegar a alguna parte”, le aseguró García Vélez. [Estas son, textualmente, las palabras que recoge el artículo en boca de Edward Scott. Algo no cuadra.]

Meses antes, en febrero de 1,957, el reportero de The New York Times Herbert L. Matthews entrevistaba al jefe de la guerrilla en su campamento. La entrevista resultó tan crucial que un libro sobre el tema considera a Matthews “el hombre que inventó a Fidel Castro”. Vaquero, uno de los organizadores del viaje de Matthews a la Sierra Maestra, se citó con Norman Lewis en el hotel Sevilla*. Parecía hacer tan descuidadamente su trabajo que iniciaron tratos sin chequeo previo, y cuando un limpiabotas se les acercó, él siguió hablando como si nada.
Estaban a pocos metros de la sede de la inteligencia militar. En la calle se produjeron disparos y vieron hombres corriendo a lo lejos. Los jugadores de un billar cercano iban armados y continuaron en lo suyo. Una prostituta cara aprovechó la ocasión para dejarles su tarjeta. Vaquero dijo estar aburrido de la vida en la sierra y sentirse solo en la capital, donde no conocía a nadie. En un cine cercano echaban una película de gánsteres y le preguntó a Lewis si no le apetecía acompañarlo. Entretanto, Edward Scott practicaba tiro en la redacción de The Havana Post. Con puntería muy distinta a la de Bond. [* El Hotel Sevilla se encuentra a escasas calles del palacio presidencial. El billar era famoso por los jugadores de Viuda y el Sloppy Joe’s Bar estadounidense cercano. No es creíble que siguieran jugando con tiros tan cerca; tampoco que Scott practicase tiro en el Sevilla. Es raro que no se comente el gran cuadro pintado por David Alfaro Siqueiros con el que pagó su estancia en ese hotel, en 1,944, que estuvo muchos años en su recepción. No sé si es “Alegoría de la igualdad racial en Cuba” o uno diferente. Tampoco sé si sigue allí: lo vendieron, robaron o están “restaurando”.]

Lewis viajó a Santiago de Cuba siguiendo instrucciones de Vaquero. En el parque del centro de la ciudad, un negro le pidió su opinión sobre el filósofo Kant. No era, contra lo que pudiera suponerse, una contraseña. (Quizá el lugar sea proclive a esta clase de encuentros porque el escritor Virgilio Piñera, de visita en la ciudad unos años después, preguntó a una transeúnte dónde vivía Franz Kafka, a lo que la santiaguera contestó que no sabría decirle, pero que un rato antes lo había visto cruzar en una bicicleta).

En Santiago de Cuba consultaba lo invisible Tía Margarita, a quien se encomendaba el propio Fulgencio Batista y cuyo preparado contra las enfermedades nerviosas, a base de huesos de perro, gozaba de fama milagrera. Exvotos de peloteros y senadores repletaban el altar del dios de la guerra Changó, del cual era sacerdotisa. ¿Acaso él quería conocer la fecha exacta de su muerte? No, lo que de veras preocupaba a Lewis era quién ganaría la guerra en Cuba. “Changó dice que la victoria le llegará a quien la merezca”, respondió Tía Margarita. Prometió que faltaba un año para la victoria, y no anduvo errada en esto.

Cada noche los disparos empezaban a las diez en punto (Sic). Vaquero avisó a Lewis que ya podía salir rumbo a Manzanillo. Allí lo esperaban con una contraseña que no alcanzó a intercambiar, pues nada más bajarse del autobús lo interceptaron tres soldados. Muy cortésmente, le requisaron la guerrera que comprara en una tienda de efectos militares de Oxford Street y le notificaron que en media hora saldría un autobús y un agente iba a ocuparse de que llegara a la capital sano y salvo.

En La Habana encontró una invitación de Hemingway, que lo esperaba al día siguiente. Lewis lo había imaginado imponente y vigoroso, y descubrió a un viejo exhausto, vestido de pijama y emborrachándose con Dubonnet desde temprano. Su aspecto era tan triste que en cualquier momento podría ponerse a lagrimear. ¿Era aquello una entrevista?, quiso saber. Él procuró tranquilizarlo: le traía un mensaje de su devoto amigo Jonathan Cape. Tan devoto que evitaba gastar demasiado en la cubierta de sus libros, le reprochó el viejo. ¿Conocía él a Edward Scott? Someramente, adujo Lewis. Bien, quería que le echara una ojeada a la carta a The Havana Post que estaba preparando.

En la carta rechazaba el reto a batirse con el argumento de que Scott se debía a los lectores de su diario y no habría de exponer su vida. Quiso saber si la consideraba una respuesta digna. Lewis opinó que lo era. El viejo le pidió entonces su sincera opinión sobre todo aquel asunto. Él comentó que le parecía ridículo. Exacto, sonrió por primera vez. Y cuando lo consultó acerca de las oportunidades de la guerrilla, el viejo novelista respondió tan sibilino como una santera: “Mi respuesta es inseparable del hecho de que vivo aquí”.

Otra vez de visita en Cuba, en 1,959 Lewis fue testigo de cómo una paloma se posaba en el hombro de Fidel Castro, que discurseaba. La escena, orquestada por un entrenador de palomas de quien entonces no se tuvo noticia*, surtió efecto también sobre Lewis. Fidel Castro era el mejor orador desde Demóstenes, sostuvo temerariamente. [*No era necesario el timo: era ya de noche, las palomas se habían soltado al crepúsculo. Los reflectores alumbraban a Fidel, varias se posaron en su hombro, donde había claridad. La foto recoge una que estuvo bastante tiempo allí. Tan simple y natural como eso. Cierto que tuvo un gran impacto emotivo, incluso sincrético, que fue bien aprovechado.] Foto de: CDN Camilo Cienfuegos detrás de Fidel.

Edward Scott inclinaba ahora su diario hacia la izquierda, se retrataba con Ernesto Che Guevara y sabía de un local donde jugar al bingo pese a las prohibiciones. Lewis olfateó cierto puritanismo en el ambiente. Los borrachos eran mandados a centros de desintoxicación, las prostitutas eran reeducadas. Un Cadillac oficial lo condujo al centro donde unos jóvenes aprendían a autocriticarse. (Sic) [¿De dónde sacó esto? Algo tan tonto como lo escrito sólo ocurrió más tarde.] Y le llegaron noticias de que el propietario del mejor restaurante chino de la ciudad, quien fuera astrólogo de Chiang Kai-shek, había elegido el suicidio después de que le ordenaran suprimir el lujo en su cocina. (Sic)

Norman Lewis asistió a un juicio militar y pudo conocer al estadounidense Herman Marks, jefe del pelotón de fusilamiento de La Cabaña, a quien dejó hablar con largueza. Marks alardeó de que a la gente le gustaba dejarse ver con él. En el hotel Riviera le procuraban la mejor mesa, Fidel lo saludaba efusivamente. Creía en el trabajo bien hecho, y el suyo era fusilar. Había elegido aquel emplazamiento del paredón, con vista al Cristo de La Habana. Consentía que los sentenciados ordenaran su propia muerte, si acaso deseaban esa fanfarronada última. No aceptaba regalos, ninguno de esos relicarios o patas de conejo que tanto significaban para sus dueños. Únicamente gemelos de camisa, que regalaba luego a sus amigos. Estaba en contra de que los proyectiles usados se vendieran por cinco pesos para hacer brujería. Y conocía a diplomáticos y visitantes extranjeros que daban cualquier cosa por asistir a una de sus noches de trabajo.

Ernest Hemingway, paseando por la bahía de Cojímar en 1952. / ALFRED ESISENSTAEDT (GETTY)

Existía, al parecer, un turismo de las ejecuciones. “El artista de Fidel”, bautizó Lewis a Marks, y un año más tarde lo dio por fusilado en aquel paredón. La historia de Herman Frederick Marks resultó, sin embargo, distinta. Nacido en Milwaukee en 1,921 y arrestado más de treinta veces por robo, asalto, secuestro y violación, conoció desde temprano la cárcel. En Cuba combatió bajo las órdenes de otro extranjero, Ernesto Che Guevara, quien lo menciona en uno de sus diarios. Ponía un entusiasmo carnicero en su trabajo: en lugar del tiro de gracia, vaciaba su pistola en el rostro del ejecutado para hacer más difícil el reconocimiento por parte de los familiares. Lo acompañaba un perro, cruce de pastor alemán con otra raza, aficionado a lamer sangre humana. “El Carnicero”, lo llamaban. A Marks, no al perro.

En alguna de sus madrugadas, Marks debió temer que aquella estatua de Cristo fuese su última imagen y que el perro que criaba terminara probando su sangre. De manera que, acompañado de su esposa, la modelo y fotógrafa neoyorquina Jean Sécon, secuestró una embarcación. Luego de una semana a la deriva, recalaron en Yucatán. En julio de 1,960 se encontraba en terreno estadounidense. En enero de 1,961 fue arrestado por oficiales de Inmigración que iniciaron los trámites para deportarlo. Apelaciones mediante, logró librarse del reencuentro con sus jefes habaneros, recuperó su ciudadanía estadounidense y puede que viva aún, a los 94 años.

El Pabellón de Jade, el mejor restaurante chino mencionado por Lewis, no aparece en la guía telefónica de La Habana de 1,958. Quizá se trataba del Pacífico. La lectura favorita del general García Vélez debió ser no el Edinburgh Journal, sino el Edinburgh Adviser, fundado en 1,764. Podría pensarse que en estas aventuras cubanas de Norman Lewis hay materia suficiente para una novela. Pero él la escribió ya, y espléndidamente. En cambio, lo que sí aguarda por algún novelista, mitad Walter Benjamin y mitad Patrick Modiano, es la guía telefónica habanera de 1,958. La Habana de entonces concitaba un interés muy parecido al que en la actualidad concita. Igual que en época de Norman Lewis, quienes hoy la visitan hablan de una hermosa capital a punto de muy grandes cambios.


[Nota del Editor: para los menores de setenta años este artículo es una ligera visión de La Habana antes de 1,959; tal vez hasta el 60. Si fuera un trabajo académico, requeriría fuentes que confirmaran algunas de sus sorprendentes informaciones. NO lo es, por tanto, sea un curioso viaje al pasado con algunas dudas y verdades. El Editor vivió allí en la época que se relatan los “hechos”.]

DE CUBA Y EL MUNDO TRAIGO UN CANTAR…
Carlos Herrera pregunta a un exiliado cubano por la muerte de Fidel Castro y sale escaldado El Español. En la Jungla. "Todo el mundo se está dejando llevar por esta bobería del carnaval de Miami". Las inesperadas respuestas de un escritor cubano que...

Ejemplo a seguir: Ikea España reparte 13,2 millones a sus empleados por cumplir... economia.elpais.com [Mercadona es otra gran empresa que reparte parte de las utilidades anuales entre sus trabajadores en función de los objetivos económicos alcanzados. ¿Por qué el gobierno cubano no otorga facilidades totales a Mercadona o Ikea para que se implanten en Cuba? Cierto que es capitalismo, mucho mejor que el socialismo actual. Aquí si te atienden contentos, no se ponen a “cuadrar la caja” con el público sin atender, ni hay “cambios de turno” con todo paralizado, además de las “pérdidas” fantasmas. ¿NO PUEDEN O NO QUIEREN?]

Martín Castro, el hermano "olvidado" de Fidel - CiberCuba [Se trata de uno de los dos medios hermanos de los Castro-Ruz. Son hijos de Ángel Castro con su primera esposa. Una historia triste y sucia detrás de esta información.]

Comentarista de origen cubano arrasa en debate sobre la muerte Nuevo Herald. [Pretender defender lo indefendible, si un asomo de crítica, de reconocimiento de lo mal hecho, es imposible. Sólo quedar en el ridículo absoluto cuando tu contraparte hace las preguntas y respuestas correctas de la forma adecuada, como es este caso. Además, el bien comido y bien vestido cubano de la Isla era el mejor exponente del sistema de incondicionalidad a lo mal hecho.]


Costa Rica deportará a 13 cubanos indocumentados Cuba Net. Fueron interceptados cuando viajaban en un autobús por la zona sur del país.


Cuba de miserable no tenía nada, según analista El Diario de Hoy. La politóloga guatemalteca Gloria Álvarez hace una interesante reseña de lo que fue Cuba antes de la dictadura y el momento actual tras la muerte...

Llueven las críticas contra ministra francesa por defender a Fidel Castro Cuba Net. Ségolène Royal lo calificó como un “monumento de la Historia”. [Tiene toda la razón: un monumento para que NO se repita tamaño disparate. Lo malo es que, el Hombre, es el único animal que tropieza muchas veces con la misma piedra, según nos enseña la Historia.]

Artículo editorial: Fidel Castro (1926-2016): el que osó y duró sinpermiso. [Curioso artículo que mezcla verdades y medias verdades. Omite la crítica tanto al gobernante como a sus resultados. Un ejercicio de malabarismo político no muy agradable.]

Los Pichy Boys llaman a una unidad de policía en Cubapara hacer una denuncia AmericaTeve “En Cuba no se puede escuchar música, no se puede bailar ni tomar ron por culpa de la muerte de Fidel, así que nosotros, Los Pichy Boys, hemos...” [Fíjese en el dialogo. Hay un momento en que la policía concuerda con el calificativo que dan a Fidel.]

El Mariel se queda sin su inversionista principal Cuba Net. Un informe divulgado este domingo ha revelado que la empresa brasileña Odebrecht se ha visto obligada a suspender la financiación del proyecto del Mariel, en Cuba. En el caso de las obras del Mariel, se estima que Odebrecht ya ha gastado unos 832 millones de dólares. Otro millón y medio de dólares aproximadamente habrían sido utilizados en los sobornos. [La información no precisa si los sobornos fueron también para funcionarios cubanos.]

Google firma acuerdo de servicio con Cuba - Voz de América La participación de Google en Cuba data de 2,014. El convenio moderniza la red internacional de la estatal cubana ETECSA y brinda acceso a los productos de Google dando más velocidad y mejor calidad de servicio.

Aforismos y frases célebres:
La verdad adelgaza y no quiebra, y siempre anda sobre la mentira como el aceite sobre el agua.” Miguel de Cervantes (1,547-1,616) Escritor español. Fuente: proverbia.net

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lunes, 28 de noviembre de 2016

166. Ha muerto un Conductor del Pueblo.

Un grupo de trabajadores telefónicos cortando caña en Quiebra Hacha, Pinar del Río, en 1,966. El Editor, junto a su gran amigo Jesús Veiga, el primero de la izq. en la primera fila.

Existen muchos tipos y formas de dirigentes; igualmente de líderes, cada uno con sus particulares formas de actuar, pensar y organizar cualquier actividad en la que se halle al frente. De lo que no existen en el mundo en un siglo, es más de dos o tres Profetas de Su Verdad, amados y odiados simultáneamente, de “izquierdas” o de “derechas”, a los cuales masivamente, con confianza casi ciega y mayoritaria, los conciudadanos están dispuestos a seguir a riesgo de vida, familias, haciendas. Son los Conductores de Pueblos: el Moisés moderno.

Lenin, Hitler, Fidel en el siglo XX fueron los que alcanzaron notoriedad mundial. Otros profetas en Asia, África, América Latina, Europa murieron en la lucha por lograr su Cielo en la Tierra. Los distingue su rechazo a lo formal, a lo “administrativo”; su cercanía aparente o real, a su pueblo, su valor personal, su convicción en el éxito de su lucha, en una confianza irracional que contamina a sus seguidores. No son lejanos, sino un amigo, una esperanza.

Así fueron tanto Hitler como Fidel. Ambos carecieron del pragmatismo político y del objetivismo de Lenin. Ambos condujeron a su pueblo al desastre. Ambos dijeron,- e hicieron-, una cosa y la contraria al mismo tiempo: ambos estuvieron en los frentes de guerra y expusieron su vida decenas de veces,- cosa que jamás hizo Stalin-, tienen y tendrán seguidores por muchas décadas porque ellos no son racionales, sino emocionales. Eso nos llega a todos; a unos nos hiere y marca para toda la vida.

Fidel cometió serios y graves errores que jamás admitió en público ni en privado. Fue inepto en el control y seguimiento de las medidas económicas, políticas, agrícolas e industriales que orientó. Oyó sólo lo que quería oír y de quiénes le decían lo que quería escuchar. Pronto todos en su círculo supieron callar lo que pensaban, salvo Raúl con el cual tuvo muchas y serías discrepancias privadas que, de una u otra forma, se filtraban lentamente. La corrupción fue el compañero inseparable de todas sus iniciativas: desde el Cordón de La Habana, hasta la última tontería senil: la siembra masiva del arbusto paraguayo Moringa.

Jamás aprendió de sus errores, de sus fracasos continuos en la agricultura. Fue incapaz de dejar que los ministros hicieran su trabajo supervisando su labor: fue el superministro de todo. De economía, agricultura, educación, salud pública. Metió las narices en todo y ningún ministro era responsable de su trabajo de dirección. Era, dicho finamente, un grano en el culo o una piedra en el zapato de todos. Además, lo que fracasaba, él no se daba por enterado. Cientos, miles de millones costó al pueblo cubano y a los países amigos,- especialmente la URSS-, su falta de dirección, su incompetencia como dirigente administrativo. No supo siquiera organizar un partido que realmente controlara la eficiencia gubernamental, luchará contra la corrupción y sirviera de esqueleto a la Sociedad Civil, a la que nunca tuvo en cuenta.

Algún día se escribirá una historia de su vida, espero. Historia que comienza desde niño y que lo marcó para siempre. Historia que debe recoger su vida,- con Raúl-, en el prestigioso colegio medio-superior jesuita de Belén. Vida que llevó al padre evaluador a señalar en su currículo que era una persona destinada a ser importante en la Historia de Cuba. Historia que tiene que ver con sus primeros años en el bonche,- actuaciones cuasi gansteriles de muchos universitarios-, de sus “locuras” en el parque universitario hoy, Manuel Sanguily Garrite, cuando se montaba sobre la poda césped como un muchacho grande, que es lo que era en ese momento. Cuando maduró, llegó a desafiar al entonces profesor universitario Antonio Sánchez Arango y realizar el examen de su asignatura verbal, sin un papel. Desde luego, fue un brillante estudiante. Biografía que debe recoger su participación en la lucha contra la tiranía trujillista y su valor al saltar al agua antes de ser detenido, nadando no sé cuantos kilómetros, como gran deportista que fue toda su vida. No será la historia que él quiso escuchar y que prácticamente escribió para Ignacio Ramonet, falsa, adulterada, arreglada a su visión distorsionada de la realidad y acomodada a ella.

También que jamás, ni antes ni después de 1,959 fue un marxista-leninista, ni siquiera un socialista. La idea de justicia social la tenían muchos jóvenes universitarios, no era algo exclusivo. Idea que no comulgaba con el estalinismo ni con el régimen soviético. Su primer contacto con la lucha social fue cuando Alfredo Guevara,- que sí era un marxista y materialista-, lo ilustro durante su permanencia en Colombia cuando el “bogotazo”, donde recibió las primeras lecciones de lucha social. El único comunista de los cubanos fue Raúl Castro, que antes de ir para México se hizo miembro de la Juventud Socialista del Partido Socialista Popular. La cual, entre paréntesis, tenía profundas discrepancias con la dirección y acción de ese Partido y sus relaciones con la tiranía.

Ha muerto Fidel. Así será para siempre: simplemente Fidel. Los que pusimos nuestras esperanzas y fe en él, así lo recordaremos siempre. Aunque nunca le perdonaremos que haya incitado a una guerra nuclear sin contar con el pueblo, supuestamente su pueblo. Nunca le perdonaremos que nuestras esperanzas, la de miles de cubanos y hermanos de otros continentes que apoyaron la construcción de un nuevo estado más justo y social, se hayan frustrado por su incapacidad de reflexionar sobre sus errores y rectificarlos. El verdadero pagador de sus deficiencias e insuficiencias es el pueblo y la nación cubana: ellos son los que merecen todos los tributos. Lo merecen los cortadores de caña citadinos, los alfabetizadores quinceañeros, los que combatieron en todo el mundo por una nueva sociedad: sea Argel, el Congo, Nicaragua, Venezuela, Etiopia, Chile, Argentina, Angola, etc., etc. Ellos son los verdaderos Fidel: los que siguieron a un Conductor de Pueblo carismático, simpático, valiente, conquistador como corresponde a un líder latino y su pueblo no ve mal.

Esperemos tiempos mejores: Raúl es capaz de lograrlo. Puede abrir la mano todo lo que quiera porque no hay oposición interna organizada. Sobra mecanismo de inteligencia para controlar “delicadamente” sin brutalidades, la poca oposición y dar paso a nuevas libertades civiles. Si al morir Fidel, no se produjo el alzamiento espontáneo esperado en el extranjero, no se ocurrirá en el futuro, salvo que no den esperanzas a un pueblo que no puede resistir más hambre y miseria. Sobre todo, sin Fidel.

Castro inspecciona una unidad de artillería, Crisis de los Misiles, 1,962 (The Guardian)

El hombre nuclear Cuba Net. Por Alberto Méndez Castelló. Ha muerto el que sugirió a Nikita Jruschov que hoy no estuviéramos vivos. LAS TUNAS, Cuba.- Fidel Castro ha muerto. Con él ha desaparecido el último líder de la Guerra Fría. El caudillo por quien la Unión Soviética (URSS) instaló cohetes nucleares a sólo 90 millas de los EE.UU.

Ha muerto el que sugirió que hoy no estuviéramos vivos. No estuviéramos vivos porque millones de seres humanos hubiéramos muerto quemados por el fuego nuclear en lugares tan distantes y a la vez tan dispares como lo son Washington y Moscú, La Habana y Estambul.

El 26 de octubre de 1,962, en el punto más crítico de la Crisis de los Misiles, Fidel Castro sugirió a Nikita Jruschov, llegado el caso, el empleo de las armas de destrucción masiva contra la nación estadounidense diciendo:

Si los imperialistas invaden a Cuba (…) la Unión Soviética no debe permitir jamás las circunstancias en las cuales los imperialistas pudieran descargar contra ella el primer golpe nuclear (…) invadir a Cuba, ése sería el momento de eliminar para siempre semejante peligro, en acto de la más legítima defensa, por dura y terrible que fuese la solución, porque no habrá otra.”

Respondiendo a Fidel Castro acerca de lo que bien podía conducir a la tercera guerra mundial, Nikita Jruschov dijo: “Usted nos propuso que fuéramos nosotros los primeros en asestar el golpe nuclear. (…) Usted, desde luego, comprende a qué llevaría esto. Esto no sería un simple golpe sino el inicio de la guerra mundial termonuclear. Evidentemente, en tal caso, los EE.UU. sufrirían enormes pérdidas, pero la URSS y todo el campo socialista también sufrirían mucho. En lo que se refiere a Cuba, al pueblo cubano, es difícil incluso decir en general con qué eso podría terminar para él. En primer término, en el fuego de la guerra se quemaría Cuba.”

No. No sólo ha muerto Fidel Castro, el que valiéndose de una dictadura para promover una revolución, él mismo se convirtió en dictador: en el dictador más prolongado que tuviera Cuba. El que pudo hacer desaparecer no sólo a Cuba bajo el fuego nuclear, sino también importantes territorios de EE.UU., la URSS, y a decenas de países aliados de estas superpotencias, que de no haber sus líderes obrado con la debida serenidad, en el caso de la URSS, a sugerencia de Fidel Castro, hubiera disparado el primer misil, a causa del cual, hoy no estuviéramos haciendo la historia.

Esa fue la tentativa de genocidio de Fidel Castro de la cual gracias a Nikita Jruschov y el presidente Kennedy millones de personas de gran parte del mundo nos salvamos. Pero los cubanos si bien salvamos la mayor parte de nuestros cuerpos del fuego termonuclear, no conseguimos salvar nuestras mentes del bombardeo palabrero de Fidel Castro.

Sí. Fidel Castro ha muerto, pero en Cuba y fuera de ella, como criminal internacional que fué, tras de sí deja demasiados pensamientos atrofiados, difíciles de restaurar, unos, por dóciles ovejunos, otros, por arrogantes intolerantes, cualquiera de las dos categorías de imposible congruencia en una sociedad democrática, la que tiene Cuba por delante para ser República y dejar de ser feudo.

Sólo ha muerto Fidel Castro. En los próximos días veremos cientos de miles de cubanos desfilando delante de sus cenizas, valga decir, desfilando dentro de los cadáveres que Fidel Castro hizo de ellos, despojos que ellos llevan en sí mismos.
Sí. Nada más ha muerto Fidel Castro. Con él hubo tanto acabamiento, que una parte se va con él, pero otra queda ahí, hasta que le llegue el enterramiento definitivo.

[Sobre este artículo: se dice muy poco u oculta pudorosamente la realidad de este episodio. La dirección política de la URSS jugó una excelente partida de ajedrez y la ganó. Para ello, ocultó a Fidel Castro que todo era un farol*, un bluff, cuyo éxito dependía especialmente que él actuará suponiendo que era cierto lo que estaba ocurriendo. La realidad, develada años más tarde, es que la URSS estaba en inferioridad nuclear total con respecto a los EE.UU. No había la menor intención de provocar una guerra, nuclear o no. Sólo se pretendía y se logró, que EE.UU. se comprometiera a no atacar Cuba en el futuro. Al comprender que había sido engañado, Fidel montó en cólera, negándose de plano a aceptar las explicaciones que le quisieron dar los soviéticos en la persona de un amigo de los cubanos, Anastás Mikoyán cuando fue a Cuba. Fidel reaccionó como cuando los bromistas de Miami lo hicieron quedar en ridículo haciéndose pasar por Hugo Chavéz. [*Farol: 5. m. En el juego, envite falso hecho para desorientar o atemorizar. DRAE]


El Fidel que conoció Ignacio Ramonet. Ignacio Ramonet. Tomado de Tele Sur. Fidel ha muerto, pero es immortal. Pocos hombres conocieron la gloria de entrar vivos en la leyenda y en la historia. Fidel es uno de ellos. Perteneció a esa generación de insurgentes míticos – Nelson Mandela, Patrice Lumumba, Amilcar Cabral, Che Guevara, Camilo Torres, Turcios Lima, Ahmed Ben Barka – que, persiguiendo un ideal de justicia, se lanzaron, en los años 1,950, a la acción política con la ambición y la esperanza de cambiar un mundo de desigualdades y de discriminaciones, marcado por el comienzo de la guerra fría entre la URSS y EE.UU.

PARA EL MUNDO TRAIGO UN CANTAR…
Los exiliados esperan colaborar en la reconstrucción de Cuba Yahoo! Miami (EEUU), 26 nov (EFE).- El exilio cubano está convencido de que participará en la reconstrucción de Cuba tras la muerte de Fidel Castro, y para...


La Habana se queda sin reacción ante la muerte de Fidel Castro Cubanet. La capital cubana amaneció hoy más quieta que nunca



Aparece en Cuba un exmiembro de ETA desaparecido en 1985 CubaNet, EFE. Ha llevado “una vida normal” en La Habana desde hace años.


Minitractores, ¿para quiénes? Diario de Cuba El pasado 2 de noviembre este diario publicó la noticia de que la negociación entre el Gobierno cubano y una empresa norteamericana para producir...

Aforismos y frases célebres:
"La causa de la libertad se convierte en una burla si el precio a pagar es la destrucción de quienes deberían disfrutar la libertad". Mahatma Gandhi. Activista político que dedicó su vida a la lucha por la paz. Fuente: http://www.lainformacion.com/

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