domingo, 26 de junio de 2016

154. Carta de un joven que se ha ido.

Presentación: el 13 de junio de 2,012 fue publicada una carta dirigida a los jóvenes que se marchan de Cuba. Un análisis que fue rebatido el 31 de agosto del propio año por un joven que había abandonado la Isla. En su momento, tuvo gran repercusión mediática. ¿Por qué la traemos hoy a su consideración? Para que la valore, juzgue en qué grado erró el joven y en cuánto acertó; qué ha cambiado del panorama económico, social y político. Cuáles son las expectativas futuras para los cubanos de dentro y fuera de la Isla. También, porque este cruce de argumentos e ideas va mucho más allá de lo que ocurre en Cuba. Su marco se extiende a todo movimiento o gobierno que se diga democrático y socialista. Aplicable a la actual Venezuela o Nicaragua, por citar dos gobiernos de nuestra América. Foto: www.aciprensa.com

Al final de la respuesta están los textos íntegros de ambos documentos, por lo que omitimos la introducción que realizó para Cubadebate su redactor Alejandro, que podrá leer en el enlace. Esperamos que le sea útil.

Estimado Rafael Hernández,
He leído con mucho interés su “Carta a un joven que se va”. Me he sentido aludido, porque hace dos años me marché de Cuba, tengo 28 años y vivo en Pomorie, una ciudad balneario situada en el este de Bulgaria. La razón por la que le escribo es para intentar explicarle mi postura como joven cubano emigrado. Sin solemnidades ni verdades absolutas, porque si algo me ha enseñado dejar mi país, es descubrir que esas verdades no existen.

Puede que algunos de los que nos hemos marchado en los últimos años (somos miles) tengan claro el momento en que decidieron hacerlo. Yo no. Lo mío fue progresivo, casi sin darme cuenta. Empezaría con ese recurso tan cubano que es la queja. Por nimiedades, tal vez. Por lo que no hay, por lo que no llega, por lo que pasa, por lo que no pasa, por no saber. O no poder. La queja no es grave, lo grave es que se cronifique [≈ se haga eterna] como una enfermedad cuando nada parece resolverse. Y uno puede aceptar que eso es así, y es tu país para lo bueno y para lo malo, o pasar a la siguiente categoría, que es la frustración. O sea, descubrir que la solución a la mayoría de los problemas no está en tus manos. O no te permiten hacerlo. O aún más triste: no parece importar.

Abandonar o permanecer en tu país es una decisión muy personal que nunca debe juzgarse en términos morales. Yo elegí este camino porque quería un futuro diferente al que veía en Cuba, y salí a buscarlo consciente de que podía salir mal, pero quise correr ese riesgo. No voy a mentirle diciendo que fue doloroso. No lloré en el aeropuerto. Todo lo contrario, me alegré. Le digo más, me liberé.

Tiene usted razón cuando dice que mi generación carece de esos lazos emocionales que generan experiencias como Playa Girón, la Crisis de Octubre o la guerra de Angola. Pero no se equivoque, yo también he tenido mis epopeyas. A lo mejor no tan épicas, pero sí igual de demoledoras. En estos veintidós años que menciona, he visto degradarse el país por el tanto lucharon mis padres. He visto marchar a mis maestros de primaria y secundaria. He visto a familias discutir por el derecho a comerse un pan. He visto el malecón lleno de gente nerviosa gritando contra el gobierno, y gente aún más nerviosa gritando a su favor. He visto a jóvenes construyendo balsas para huir quién sabe a dónde, y a una turba lanzando mierda de gato contra la casa de un “traidor”. Incluso, Rafael, he visto a un perro comiéndose a otro perro en la esquina habanera de 27 y F. Y también he visto a mi padre, que sí estuvo en Angola, con el rostro pálido, sin respuestas, el día que un custodio de hotel le dijo que no podía seguir caminando por una playa de Jibacoa (frente al camping internacional) por ser cubano. Yo estaba con él. Yo lo vi. Tenía diez años, y un niño de diez años no olvida cómo la dignidad de su padre se va a la mierda. Aunque haya vuelto de una guerra con tres medallas.

Me habla usted de las conquistas sociales de la Revolución. De la educación y la medicina. Voy a hablarle de mi educación. Tuve buenos maestros, y cuando se marcharon fueron sustituidos por otros menos preparados que, a su vez, fueron reemplazados por trabajadores sociales que escribían experiencia con S y eran incapaces de señalar en un mapa cinco capitales de Latinoamérica (esto no me lo contaron, lo viví) Mis padres tuvieron que contratar maestros privados para que yo aprendiera de verdad. No lo pagaban ellos sino una tía mía radicada en Toronto. De modo que si somos honestos, buena parte de la formación que tengo se la debo a los clientes del restaurante griego donde trabajaba mi tía. Pero hay más. En tiempos de mi hermana mayor era extremadamente raro que un alumno sacara una nota de cien. En mi época el cien se volvió algo común, no porque los alumnos fuésemos más brillantes sino porque los profesores bajaron sus exigencias para maquillar el fracaso escolar. ¿Y sabe una cosa? Yo tuve suerte, porque los que venían detrás de mí en vez de maestros tuvieron un televisor.

De la medicina poco tengo que decirle porque usted vive en Cuba. Y salvo el hecho de mantenerse la gratuidad, cosas que admito sigue siendo meritoria, el estado de los hospitales, la precariedad de unos médicos mal pagados y la creciente corrupción empujan cada vez más al sistema de salud hacia ese tercer mundo del que tanto hizo por alejarse. Y lo cierto es que, hoy en día, un cubano que maneje divisas tiene más posibilidades de recibir un tratamiento mejor (haciendo regalos o incluso pagando) que uno que no lo tenga, aunque sea de forma ilegal. Y aunque la constitución diga otra cosa. Por triste que resulte admitirlo, Rafael, la educación y la medicina de la que disponen los cubanos de hoy es peor que la que disfrutaron mis padres.

Usted dice que el país hace un gran esfuerzo, que existe un embargo. Y yo le respondo que también existe un gobierno que lleva cincuenta años tomando decisiones en nombre de todos los cubanos. Y si estamos en el punto en el que estamos, lo más sano es que admitiera que no ha sabido, o no ha podido, o no ha querido hacer las cosas de otra forma. Por la razones que sea. Porque el fracaso también está cargado de razones. Y en vez de atrincherarse con sus figuras históricas en el Consejo de Estado, debería dar paso a los que vienen detrás. Rafael, es muy frustrante para un joven de mi edad ver que en Cuba llevamos 50 años sin que se produzca un relevo generacional porque el gobierno no lo ha permitido. Y no hablo de que me den el poder a mí, que tengo 28 años. Hablo de los cubanos que tienen 40, 50 o incluso 60 años y no han tenido nunca la posibilidad de decidir. Porque las personas que hoy en día tienen esas edades y ocupan puestos de responsabilidad en Cuba no han sido formados para tomar decisiones, sino para aprobarlas. No son dirigentes, son funcionarios. Y ahí incluyo desde ministros hasta los delegados de la asamblea nacional. Son parte de un sistema vertical que no da margen para que ejerzan la autonomía que les corresponde. Todo se consulta. Y contrario a lo que dice el refrán: en vez de pedir perdón, todos prefieren pedir permiso.

Dice usted que en mi país se puede votar y ser elegido para cargos desde los 16 años. Y que la presencia de jóvenes delegados ha bajado desde los años 80 hasta ahora. Incluso me advierte que si seguimos marchándonos, habrá menos jóvenes votando y por tanto menos elegibles. Y yo le pregunto: ¿De qué sirve mi voto? ¿Qué puedo yo cambiar? ¿Qué han hecho los delegados de la asamblea nacional para que me interese por ellos? Seamos sinceros, Rafael, y creo que usted lo es en su carta, así que yo también quiero serlo en la mía, ambos sabemos que la asamblea nacional, tal y como está concebida, solo sirve para aprobar leyes por unanimidad. Resulta paradójico llamarle asamblea a una institución que se reúne una semana al año. Tres o cuatro días en verano y tres o cuatro días en diciembre. Y en esos días se limita a aprobar los mandatos del Consejo de Estado y de su Presidente, que es quien decide lo que se hace o no se hace en el país. Lamentablemente, yo no puedo votar a ese presidente. Y no sabe cuánto me gustaría hacerlo.

Hace unos días escuché a Ricardo Alarcón confesarle a un periodista español que él no cree en la democracia occidental “porque los ciudadanos solo son libres el día que votan, el resto del tiempo los partidos hacen lo que quieren…” Aunque fuera así, que no lo es (al menos no siempre, y no en todas las democracias), estaría reconociendo que desde que yo nací, en 1,984, los electores en EE.UU., por ejemplo, ha tenido siete días de libertad (uno cada cuatro años) para cambiar a su presidente. Algunas veces lo han hecho para bien, y otras para mal. Pero esa es otra historia. Un joven de New Jersey que tenga mi edad ya ha tenido dos días de libertad para, por ejemplo, echar a los republicanos de Bush y nombrar a Obama. Los cubanos no hemos podido tomar una decisión así desde 1,948 (no incluyo las elecciones de Batista, por supuesto). Y si usted me dice que la capacidad de nombrar a un presidente no es relevante para un país yo le digo que sí lo es. Y más para un joven que necesita sentir que se le toma en cuenta. Aunque solo sea por un día.

Usted probablemente piensa que los que nos marchamos elegimos el camino más fácil, que lo duro es quedarse a resolver los problemas. Pero le tengo que decir que mis abuelos y mis padres se quedaron en Cuba para pelearse con esos problemas. Renunciaron a muchas cosas por la Revolución y hasta se jugaron la vida por ella. Para darme un país avanzado, equitativo, progresista. Y el que me han dado es uno en el que la gente celebra poder comprar un carro y vender su casa como si fuera una conquista. Pero eso no es una conquista, es recuperar un derecho que ya teníamos antes de la Revolución. ¿A eso hemos llegado? ¿A celebrar como un éxito algo tan básico? ¿Cuántas otras cosas básicas habremos perdido en estos años? Para mis padres es doloroso asumir ese fracaso, y no lo quieren para mí. No quieren que con 55 años tenga un sueldo que no me alcance para vivir, ni el sueldo ni la libreta [Cartilla de racionamiento]. Porque no alcanza. Y no quieren que para sobrevivir acuda al mercado negro, a la corrupción, a la doble moral, a fingir. Prefieren que esté lejos. A los 28 años yo me he convertido en la seguridad social de mis padres, ¿O cómo cree que sobreviven dos personas con 650 pesos? [24 pesos ≈ 1 dólar] Sí, Rafael, hemos tenido que irnos cientos de miles de cubanos para que nuestro país no quiebre. Lo que Cuba ingresa de nuestras remesas es superior, en valor neto, a casi todas sus exportaciones. Eso sí, el país ha perdido juventud y talento, y en vez de abrir un debate realista sobre cómo parar esa sangría, sigue anclado a un inmovilismo ideológico que no es otra cosa que miedo al futuro. ¿Y qué hago yo en un país cuyos gobernantes le tienen miedo al futuro…? ¿Esperar a que se mueran…? ¿Esperar a que cambien las leyes por generosidad y no por convicción? ¿Qué hago yo en un país que sigue premiando la incondicionalidad política por encima del talento? ¿A qué puedo aspirar si no basta con lo que soy y lo que hago…? ¿A convertirme un cínico? ¿O me anima usted a que dé la cara y diga lo que pienso? Algunos jóvenes de mi generación ya lo han hecho, ¿Y dónde están? Recordemos a Eliécer Ávila, un estudiante de la Universidad de Ciencias Informáticas que tuvo la valentía de preguntarle a Ricardo Alarcón por qué los jóvenes cubanos no podíamos viajar como cualquier otro, y fue represaliado por el sistema*. Él no tuvo la culpa de que allí hubiera un cámara de la BBC, ni de la respuesta ridícula que dio Alarcón (aquella barbaridad de que el cielo se llenaría de aviones que chocarían entre ellos) Hoy Eliécer vive marginado por razones políticas. Y no es un terrorista ni un mercenario ni un apátrida, es un joven humilde, mulato, universitario, que cometió el error de ser honesto. Qué triste hacer una revolución para terminar condenando a alguien por ser honesto. ¿Para eso quiere usted que me quede, Rafael?

Dejar tu país y tu familia no es un camino fácil. Ni la solución a nada, solo es un principio. Te vas a otra cultura, tienes que aprender otro idioma, pasas momentos muy malos. Te sientes solo. Pero al menos tienes el alivio de saber que con esfuerzo puedes conseguir cosas. Mi primer invierno en Bulgaria fue muy duro, conseguí trabajo como transportista y pasé cuatro meses subiendo y bajando lavadoras para ahorrar dinero y poder viajar a Turquía. Una ilusión que tenía desde niño. Y viajé. No tuve que pedir un permiso de salida ni mi avión chocó con ninguno. Pude cumplir el sueño de Eliécer. Y me alegro de haberlo hecho. He conocido otras realidades, he podido comparar. He descubierto que el mundo es infinitamente imperfecto, y que los cubanos no somos el centro de nada. Se nos admira por algunas cosas igual que se nos aborrece por otras. También he descubierto que irme no ha cambiado mis convicciones de izquierda. Porque lo de Cuba no es izquierda, Rafael. Póngale usted el nombre que quiera, pero no es izquierda. Yo estoy de parte de aquellos que buscan el progreso social con igualdad de oportunidades y sin exclusiones. Pienses como pienses. Sin sectarismo ni trincheras. Porque eso solo sirve para enfrentar a la sociedad y sustituir verdades por dogmas.

Por último, Rafael, la casualidad quiso que terminara en un país que también estuvo gobernado por un partido y una ideología única. Aquí no hubo revolución de terciopelo como en Checoslovaquia, ni derribaron un muro como en Berlín ni fusilaron un presidente como en Rumania. Aquí, como en Cuba, la gente no conocía a sus disidentes. Aquí no había fisuras, y sin embargo, en una semana pasaron de ser un estado socialista a una república parlamentaria. Y nadie protestó. Nadie se quejó. No puedo evitar preguntarme, ¿Acaso pasaron 40 años fingiendo? Desde entonces no han tenido un camino de rosas, han enfrentado varias crisis, incluso la población ha llegado a vivir con peor calidad de la que tenía en los años 80, pero curiosamente, la inmensa mayoría de búlgaros no quiere volver atrás. Y eso que el socialismo que dejaron ellos era bastante más próspero que el que hoy tenemos los cubanos. Pero en este país no piensan en el pasado, piensan en el presente. En mejorar la economía, en resolver las desigualdades (que las hay, como en Cuba), en combatir la doble moral, los personalismos y la corrupción que generó el estado durante décadas.
El día que ese presente importe en Cuba, no tenga duda, nos veremos en La Habana. Iván López Monreal

Texto íntegro de la “Carta a un joven que se va” y la respuesta a ella.

* Eliecer Ávila fue el portavoz de los jóvenes de su comité de base de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) de la pomposa y costosa Universidad de Ciencias Informáticas, selección de selecciones de jóvenes supuestamente comprometidos “políticamente”, todos ellos,-como mínimo-, militantes de la UJC y de familia sin mácula. Eliecer expuso las preguntas que habían acordado al Presidente de la Asamblea Nacional, el cual quedó en completo ridículo ante la prensa internacional por las tonterías que expresó. Se había permitido el acceso a la prensa porque los jóvenes estaban “orientados”, sobre qué debían y qué no debían preguntar. También porque desde el año 1,964,- como mínimo-, el presidente vivía en el mundo de la más alta dirección política, con todas las sinecuras que ello conlleva y, por tanto, desconocía y desconoce totalmente cómo vive la población. Ya no es el joven estudiante de filosofía que recorría las calles de La Habana con la policía pisándole los talones: ahora está por encima y al margen de los cubanos. Eliecer pago caro su honestidad: fue enviado a su provincia de origen, Guantánamo, en el extremo oriental de la Isla, sin ofertas de trabajo en su especialidad. Se ha convertido en una figura de la disidencia interna.] Más: Eliécer Ávila | Diario de Cuba Foto: www.cubaencuentro.com

[Añado: en mi criterio, para desgracia de la Patria, poco ha cambiado en lo fundamental, en los cuatro años transcurridos desde que se escribió está carta. La misma burocracia e inmovilismo político y económico. La vida más cara y la misma picaresca para sobrevivir o mal vivir. La realidad es la que muestra el gráfico: fracaso completo político y social. Los que emigran desde el extranjero, desertan según la terminología oficial, no son el pueblo llano ni humildes balseros, sino profesionales altamente calificados, con nivel de vida e ingresos muy por encima de la población, como demuestra el hecho que la principal vía de entrada es a través de México. Muchos son miembros de “la Nueva Clase” sociolista, hijas e hijos, hermanos, sobrinos y nietos desde Fidel Castro hasta el último de la cola de “dirigentes” económicos o políticos. Se marchan ante el temor que cambie la Ley de Ajuste Cubano que otorga ingreso preferente a los cubanos, que hoy lo pueden hacer con sólo mostrar su pasaporte en frontera o ingresando ilegalmente. El gráfico muestra esa realidad y contra ella la demagogia política no puede. En 2,015 43.159 cubanos llegaron a EE.UU.

Cuba: Apertura a la caribeña | Economía | EL PAÍS El régimen cubano es reacio a los cambios económicos ante el temor de perder el control en la nueva etapa. Las remesas, según Western Union, supusieron un ingreso de dos mil ochocientos millones en 2,013. [Estudio de las de las exportaciones e importaciones; modalidades de la inversión extranjera y su detalle por sectores, en la Isla.]

DEL MUNDO TRAIGO UN CANTAR…


Cuba niega visa a legisladores estadounidenses VOA Los congresistas planeaban evaluar los potenciales riesgos a la seguridad nacional asociados con la reanudación del servicio aéreo a Cuba. Más [El Gobierno cubano es como la “ola marina” que va “pa alante y pa atrás”. No son confiables.]


Remesas a Cuba alcanzan cifra récord Cubanet [En 2,015 fueron 3 mil 354 millones de USD ¿En qué los invertirá el Estado?]


Economía: tema de los debates en próximo período de sesiones del Parlamento cubano Cuba.cu La Habana, 23 jun (RHC) El respaldo a la actualización de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución. [¡¡¡Hasta cuándo con las mismas mentiras!!!n De qué debate se habla: las orientaciones serán cumplidas y punto. Nada de discrepantes.]


Nadie tiene la culpa… ¿o sí? Havana Times [Sobre la asistencia hospitalaria en Cuba.]

http://cartasdesdecuba.com/los-condenados-de-la-izquierda/ [Sobre los que desean otro destino para Cuba, sin dogmas y con libertad.]

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domingo, 12 de junio de 2016

153. Payasadas y asesinatos.

 “Taíno” en la “aldea” Guamá soplando en un cobo o caracol [muy grande]. Foto Martí Noticias.

De falsos tainos y supuestas “novedades”. Por Miriam Celaya. CubaNet

Recientemente leí un artículo publicado por la web Martí Noticias (Falsa danza taína en Cuba escandaliza a intelectual aborigen de Canadá), donde –tal como indica el título– se relata la experiencia de un turista canadiense que durante su estancia en la Isla fue testigo de una imaginaria danza taína, escenificada en la provincia de Matanzas por un pequeño grupo de bailarines “con pelucas, la piel pintada, y las mujeres con los pechos al aire”, quienes “escenificaron un dudoso rito indocubano sobre la fuerza de un río”.

La escena que describe el visitante era la de una mezcla de movimientos de danza contemporáneos y supuestas representaciones rituales, interpretados por ¿artistas? ataviados con disfraces supuestamente taínos, incluyendo en la danza-fraude la pintura de “círculos blancos” en los pechos desnudos de las mujeres.

La mayor indignación del turista canadiense, aborigen él mismo, fue la satisfacción de sus compañeros de excursión, quienes quedaron tan complacidos con el timo que hasta se tomaron fotografías con los ficticios taínos. Consideraba el canadiense –no sin razón– que aquella ridícula representación transmitía una imagen falsa de lo que es “una cultura indígena caribeña”.

Sobre el tema comenta a su vez el portal Martí Noticias, que este “pintoresquismo” antes era criticado por “los intelectuales orgánicos del castrismo”, pero que “ahora lo que cuenta es el cash, y la industria turística, que las autoridades quieren se convierta en locomotora de la economía aprovechando el río revuelto del deshielo con EE UU.” Por lo cual “no vacila en echar mano a la seudocultura como anzuelo para turistas incautos”.

Esta, sin embargo, es solo una verdad a medias. Las farsas sobre culturas ancestrales es una práctica universal y no privativamente cubana. Por demás, la utilización de inexistentes manifestaciones aborígenes en Cuba como gancho turístico para ingresar divisas es una realidad, pero dista mucho de ser una novedad. En justicia, es muy anterior a la actual avalancha de turistas estadounidenses y, sin dudas, existe desde muchísimo tiempo antes de que el Presidente Barack Obama decidiera restablecer relaciones con la dictadura [tiranía] de los Castro. Aunque a algunos les cueste comprenderlo, no todo lo que está sucediendo actualmente en la Isla se deriva del nuevo marco de relaciones entre ambos gobiernos.

El interés de vender un producto turístico “autóctono”, más allá del ron, el tabaco y las prostitutas más cariñosas del mundo, tiene numerosos antecedentes que incluyen desde leyendas apócrifas –como las historias de amor de Hatuey y Guarina en la región oriental de la Isla, o la de los indios amantes de Jagua–, hasta fantasías tales como el tesoro de Guamá, que según la tradición costumbrista oral yace en el fondo de la laguna del mismo nombre, en la actual provincia de Matanzas, donde fuera arrojado por el rebelde taíno para que los conquistadores españoles no lo pudieran encontrar.

De hecho, Matanzas es una de las provincias con mayor récord de leyendas aborígenes, pese a que tuvo una débil presencia taína en comparación con las regiones centro-sur y oriental de Cuba. Están, por ejemplo, la leyenda del Yumurí –otra saga romántica del amor entre una pareja de jóvenes taínos–, y la de la matanza de españoles por los aborígenes (o de aborígenes por los españoles, según quien haga el relato), que tuvo lugar en la amplia bahía y dio origen al nombre de ésta y de la provincia.

Todas estas sagas, más o menos fantasiosas, vienen de las tradiciones cubanas anteriores a 1,959 y están recogidas en la obra de arqueólogos, antropólogos y otros estudiosos de la Cuba precolombina y de las costumbres del país. En especial destacan los relatos sobre estos temas acopiados por algunos miembros de la Junta Nacional de Arqueología entre los años 40’ y 50’ del pasado siglo. [¿Núñez Jiménez fue uno de ellos?]

(…) …fue precisamente en ese período de los años 90’ cuando el desenfreno en pos de los dólares hizo posible el milagro de la existencia de –ni más ni menos– toda una “comunidad taína” en el oriente cubano, específicamente en el poblado de Caridad de los Indios, en Yateras, provincia de Guantánamo, cuya población, si bien mayoritariamente descendiente de los antiguos pobladores taínos de esa misma región y con visibles rasgos físicos de aquella etnia originaria, no ha conservado la lengua Arauca de sus antepasados aborígenes, como tampoco sus costumbres, artes, tradiciones o sistema de creencias.

(…) Esto no fue óbice, sin embargo, para que las autoridades culturales y otros funcionarios astutos de la provincia decidieran recrear con aquellos paupérrimos lugareños un remedo de poblado taíno con todos los componentes de la tramoya a fin de atraer ingresos en divisas para sí mismos y para la provincia en lo más crudo de los años 90’.

Así, en el pobre caserío se construyeron caneyes, se crearon los espacios y se inventaron desde los vestuarios, los adornos corporales (collares de caracoles y de piedras y pinturas policromas sobre la piel), hasta los penachos de plumas que debían utilizar los lugareños, imitando la usanza de los vistosos tocados de ciertas culturas aborígenes continentales, que los animadores de la puesta en escena probablemente copiaron de viejas películas del oeste en cinemascope que antaño pasaban los domingos en las matinés de cualquier cine de barrio.

(…) Menudearon también los nombres aruacos (sic) [¿arawacos, arauacos?] –aunque conservando los apellidos castellanos–; así que proliferaron los “hatueyes” y los “guamaes”, e incluso algunos “atahualpas” y “monctezumas”, que a fin de cuentas cuando se trata de ganancias huelgan los resabios chovinistas.

(…) Los lugareños jugaban sus nuevos roles con un entusiasmo digno de mejores causas, y se acostumbraron a vestir sus disfraces taínos ante cada grupo de visitantes, y a representar el ambiente de lo que creían debía ser una típica aldea taína, con profusión de guayos [rayadores], plumas, taparrabos, burenes, fogatas y toda una batería de implementos artesanales creados para tales efectos. Todos estaban felices: los nuevos taínos se sentían importantes por primera vez en la historia de su comunidad, los funcionarios culturales y turísticos ingresaban dólares a las arcas oficiales –y sobre todo a sus sedientos bolsillos–, y colateralmente, los “indios” se beneficiaban también monetaria y materialmente. Habían descubierto que era más lucrativo y menos fatigoso ser taíno que agricultor.

Pero he aquí que los incautos aldeanos llegaron a creerse auténticos taínos. De manera que, cuando en uno de los encuentros anuales de la Fiesta del Caribe –que tenían como sede la ciudad de Santiago de Cuba, una de las fuentes que tributaba mayor afluencia de turismo al poblado “taíno” de Yateras– apareció un grupo de otros “taínos” similares, procedentes de Puerto Rico y representantes de una llamada “Nación Taína”, creada para reivindicar sus derechos como auténticos nativos antillanos y para reclamar indemnizaciones y la devolución de las tierras arrebatadas a sus antepasados desde la época de la Conquista, los de Yateras no quisieron quedarse atrás, y decidieron sumarse a la susodicha entelequia [irrealidad].

Se llenaron numerosas planillas con fotografías y datos personales de los presuntos taínos, y cada quien porfiaba tenazmente por “demostrar” su pedigrí aborigen, a fin de tener el honor de pertenecer a la intangible nación y acceder a las correspondientes compensaciones. La prensa extranjera, por su parte, había desatado toda una tendenciosa campaña sobre la existencia de “minorías étnicas” en Cuba, desencadenando así los demonios de la censura y la represión en la Isla.

Era, indudablemente, “un problema político” y un delito de contrarrevolución alentar a estos campesinos cubanos a reconocerse como miembros de una etnia particular, y muy en especial exhortarlos a reclamar derechos ancestrales. Era un crimen dividir así a la nación cubana y manipular tan aviesamente la buena voluntad de los pobladores de Yateras.

Como es de suponerse, hubo purgas. Rodaron las cabezas de los funcionarios responsables, las autoridades políticas provinciales fingieron desconocer el fenómeno de “diversionismo” [disentir políticamente] que se había desarrollado frente a los desprevenidos ideólogos del PCC, los aldeanos fueron visitados y advertidos por los censores acerca de los peligros de tales tentaciones de autonomía, y –tan rápidamente como había surgido– se esfumó el mito de la aldea aborigen en el remoto oriente cubano.

(…) Se dice que, discretamente, todavía se celebra el “areito”; es decir, una peculiar ceremonia espiritista en la que –de tarde en tarde– viene a danzar entre los vivos el espíritu inmortal del mítico Hatuey, de lo que se sienten muy orgullosos los lugareños porque, como ahora nadie los engaña, los dirigentes del PCC les han dejado bien claro que ellos descienden de ése, “el primer revolucionario cubano”.



Leyva Tejeda junto a su esposa e hijos (Foto: Cortesía)

Por Roberto Jesús Quiñones Haces. CubaNet GUANTÁNAMO, Cuba.- El 19 de octubre del 2,014 moría en el Hospital Provincial de Guantánamo, a los 39 años de edad, Antonio Leyva Tejeda

(…) Un año y siete meses después, por su propia voluntad y con evidentes signos de frustración, es la propia madre del fallecido, Aurora Tejeda Rodríguez, quien se presenta ante este corresponsal de CubaNet pidiéndole que divulgue lo que considera una injusticia.

El caso resulta triste por partida doble. Primero, porque Tejeda Rodríguez todavía cree “firmemente” en Fidel y Raúl Castro y en lo que ella sigue llamando revolución; segundo, porque merecía algo más que las frías y escuetas respuestas que ha recibido.

Los hechos: En horas de la madrugada del 12 de octubre del 2,014, Antonio Leyva Tejeda regresaba a pie a su casa desde…, una de las zonas más apartadas de la ciudad.

En el trayecto tuvo un intercambio de palabras con unos jóvenes que caminaban en sentido contrario y bajo los efectos del alcohol. Se enardecieron los ánimos y de pronto Antonio se vio perseguido y golpeado, hasta que intervinieron otras personas que lo socorrieron.

Fue trasladado al hospital provincial, y allí examinado por médicos de guardia que certificaron la presencia de una simple excoriación en el codo de su brazo derecho, algo que no requería asistencia médica. Luego fue detenido por el policía de guardia y trasladado hacia la unidad municipal de la policía.

Según declaraciones de tres ciudadanos que estaban detenidos en los calabozos y cuyas palabras constan en el expediente investigativo, Antonio pidió reiteradamente a los policías que lo dejaran continuar hacia su casa. Los policías decían que estaba borracho y se burlaban de él. Luego lo golpearon, cuando Antonio desobedeció la orden de que se callara.

Durante ese mismo día, Aurora Tejeda fue cuatro veces a la unidad policial y allí le dijeron que su hijo no estaba allí. Sin embargo, en horas de la madrugada del día 13 de octubre Aurora recibió una llamada desde la estación informándole que su hijo sí estaba allí, y que fuera a buscarlo.

Cuando llegó, la madre vio que su hijo se hallaba inconsciente, desnudo, ensangrentado y con excrementos sobre su cuerpo. Lo llevó para el hospital provincial, donde lo operaron de urgencia. Antonio falleció seis días después.

Las quejas de Aurora: Según dijo Aurora a CubaNet y consta en los documentos que mostró, apenas habían transcurrido ocho días de la inhumación de su único hijo cuando ella comenzó a solicitar el esclarecimiento de su muerte.

El 27 de octubre del 2,014, presentó una carta en la Asamblea Provincial del Poder Popular. Lo mismo hizo en el comité provincial del Partido Comunista de Cuba (PCC) y en la Delegación del Ministerio del Interior (MININT).

Según refiere, en las sedes oficiales fue atendida personalmente por el primer secretario del PCC, Dennis Legrá Azahares, y por el delegado del MININT, quienes le aseguraron que su caso se estaba investigando.

Desde noviembre del 2,014, la madre de Antonio Leyva comenzó a solicitar reiteradamente al director provincial de Salud Pública una entrevista, algo que le negaron sistemáticamente. Por tal razón tuvo que ir una vez más, en febrero del 2,015, hasta el comité provincial del Partido, y por la intervención del funcionario que atiende a la población logró que le concedieran la entrevista para cinco meses después.

(…) Cuando pudo entrevistarse con el mencionado dirigente y con el jefe del departamento de Medicina Legal –doctores Javier Pérez Azahares y Leonardo Vallsyocera–, ambos le aseguraron que el dictamen de la comisión médica penal había determinado que su hijo llegó bien al hospital y fue bien atendido. La mujer afirma que al pedir una copia de dicho dictamen se negaron, aludiendo que la Fiscalía lo había prohibido.

Por su parte, la Fiscalía Militar de Guantánamo archivó un expediente que había iniciado contra varios policías en este caso. Según Aurora, algunos fueron enjuiciados en un tribunal de honor militar, pero del resultado de esta acción a ella no le han dicho nada.

Al final fueron sancionados, a penas privativas de libertad que oscilan entre los veinte y los trece años, como autores de un delito de asesinato, los jóvenes reclutas Yeidier Romero Brooks y Yorgenis Osorio Fernández; así como los civiles Osdelky García Wilson, Roberto García Brooks, Leonardo Castillo Matos y Norleidis Castillo Matos.

Aurora nunca ha estado de acuerdo con esta sentencia del Tribunal Militar de la región Guantánamo y considera que estos jóvenes han sido chivos expiatorios. Así se lo hizo saber al teniente coronel de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) Ernesto Eloy Reyes Delgado, jefe de la Fiscalía Militar de Guantánamo, al general Darío Delgado Cura, Fiscal General de la República, a Esteban Lazo Hernández, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular y al general de ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros.

Muchas preguntas sin respuestas: Según la sentencia número 14 del 19 de marzo del 2,015, dictada por la Sala de Justicia del Tribunal Militar de la Región Guantánamo, los jóvenes sancionados como autores del asesinato del hijo de Aurora le causaron tres fracturas craneales y numerosas lesiones corporales.

…, embargo, con toda lógica Aurora se pregunta que, si fueron los jóvenes sancionados quienes provocaron las lesiones mortales a su hijo, ¿cómo éste llegó caminando hasta el cuerpo de guardia del hospital? Y si llegó con esas lesiones, ¿por qué no lo ingresaron? Así también se cuestiona por qué la comisión médica penal dictaminó otra cosa; o por qué, según le dijeron en la Dirección Provincial de Salud Pública, la Fiscalía prohibió que le entregaran copia del dictamen médico inicial.

Pero hay más: Si su hijo fue el agredido, ¿por qué la policía lo detuvo en el hospital? ¿Por qué en la unidad municipal de la policía no registraron su detención? Y, sobre todo, ¿por qué el día 12 de octubre, en cuatro oportunidades, le dijeron que su hijo no estaba detenido allí?
(…) Asimismo, ¿por qué, cuando la llamaron en la madrugada del 13 de octubre para que llevara a su hijo al hospital, Antonio estaba desnudo, golpeado, ensangrentado y su cuerpo mezclado con excrementos?

Por otra parte, Aurora no entiende por qué el informe médico forense ofrecido en el acto del juicio oral difiere totalmente de lo que le aseguraron a ella el director provincial de Salud Pública y el jefe del departamento de Medicina Legal.

Además, el Tribunal Militar que llevó el caso se negó a aceptar como testigos a los tres ciudadanos detenidos en la unidad municipal de la PNR, quienes declararon ante el fiscal instructor durante la investigación que Antonio Leyva Tejeda fue golpeado y que se quejaba pidiendo asistencia médica.

Todas esas son las preguntas que se hace esta madre guantanamera y que ninguno de los dirigentes interpelados ha contestado.


[Añado: hechos como esté ocurren diariamente en el mundo. La falta de preparación, disciplina, autocontrol y control policíaco, ocasionan muertes indefendibles donde quiera que los Agentes de la Autoridad estén por encima del respeto a los ciudadanos. En la democrática y progresista Barcelona han muerto o han sido golpeados por varios agentes, ciudadanos,- hombres y mujeres-, incluso uno fue muerto por la inepta actuación de seis agentes (mossos) que no supieron reducirlo sin matarlo. En los EE.UU., más de ocho casos de muertes de jóvenes negros han ocurrido recientemente. La diferencia con Cuba es que se publica el hecho, se divulga. La Justicia actúa con mayor o menor equidad, según lo interpretemos, pero no se ocultan, ni se compromete el gobernador del Estado, ni el Alcalde de la ciudad, ni los médicos, como tampoco los abogados acusadores o defensores con la mala actuación policial. ¿Por qué se implican y comprometen en Cuba todos los que participan de una forma u otra en este evidente crimen? ¿Por qué se tornan solidarios, mentirosos y farsantes ante una madre y la Justicia? Creo, que es porque lo que está en cuestión es un sistema carcelario, un modelo de Justicia, de independencia profesional. El temor a que el régimen caiga por una sublevación popular iniciada por incidentes como éste frena todo mecanismo de corrección. Grave error: ignorar, comprometerse con asesinos te convierte en cómplice, en corresponsable de los hechos. La Justicia pudo haber actuado en este caso, sancionar a todos los responsables,- incluidos los médicos si fuere el caso-, y no se caería el mundo, mucho menos el sistema vigente en Cuba. Aquí sucede como en la Rusia estalinista: la madre sigue defendiendo a los dirigentes y al sistema. Asume que no saben lo que ocurre y por eso pasa lo que pasa. En Rusia y en Cuba, algunos gritaban ante el pelotón de fusilamiento: “Viva Stalin”, como aquí “Viva Fidel”. Entre otras, recuerde la Causa no. 1 de 1,989, donde cuatro militares,- entre ellos el legendario gigante general Arnaldo Tomás Ochoa Sánchez-, fueron condenados a muerte, petición realizada por el corrupto fiscal y también general Juan Escalona Reguera, que lucía en su muñeca, mientras apuntaba con el dedo acusador al general Ochoa, un precioso Rolex de algunos miles de dólares.

Siento el dolor de la madre. Espero que más temprano que tarde sea reparada la injusticia y sancionados los verdaderos culpables. r.h.z.]

DEL MUNDO TRAIGO UN CANTAR…



Producción agrícola a la baja, reconoce informe oficial CubaNet. La Oficina Nacional Estadística e Información (ONEI) publicó información sobre el pobre desempeño del sector en 2,015. [Las estadísticas recogen la información oficial, no la producción real. Es práctica usual vender al sector privado lo producido con fondos estatales. El cambio necesario no ha llegado a la agricultura, como tampoco a la industria ni los servicios, por lo que la economía real no avanza, ni lo hará, con estos bueyes.]

La Habana vieja…más vieja Foto reportaje por Caridad. Después de 4 años sin visitar La Habana tenía deseos de caminar por las callecitas del centro de La Habana Vieja, hacer fotos con una cámara propia por primera vez. [Preciosa foto para recordar. Monumento al más cubano de todos los dominicanos: Generalísimo Máximo Gómez Báez. Bandera de República Dominicana y la de Cuba. A la entrada del túnel de La Habana. La tengo en el salvapantalla.]

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