Quienes no honran la memoria de los que lucharon por la libertad de su pueblo, no son dignos de él. Manuel de la Cruz sí lo hizo en siete tomos,- dos no se publicaron-, donde recoge específicamente las acciones de la Guerra de los Diez Años,- 1,868-1,878-, con la imparcialidad que hacen otros escritores,- como Raimundo Cabrera en Mis buenos tiempos-, de resaltar el valor, la caballerosidad y honradez del enemigo cuando así corresponde. Algo que podrá comprobar si lee la reseña de esta efeméride. El mes de octubre,- en Cuba-, es profuso, abundante, en hechos destacadisimos. Al leer la que se hizo sobre Sanguily, decidí investigar, precisar y aclarar aspectos de la misma que no compartía o no comprendía. Del resultado UD extraerá una conclusión. Antes de entrar en materia, recojo lo que nuestro Apóstol escribió sobre Manuel de la Cruz:
“New York, 3 de junio de 1,890. (Esta carta permaneció
inédita hasta mayo de 1,923.)
Sr. Manuel de la Cruz. Amigo mío: ¿Cómo empezaré a decirle el cariño, la agitación, la reverencia, el júbilo, con que leí
de una vez, por sobre todo lo que tenía entonces entre manos, sus
“Episodios de la Revolución de Cuba”? En las notas que fui poniendo al
margen, como guía para las líneas que he de escribir, hallo que he puesto en
tres ocasiones poco más o menos esta misma frase: <Hay veces en que se desea besar el libro> Los caballos debió usted preparar; porque leer eso, para todo el que tenga sangre, es montar
a caballo.” JOSÉ MARTÍ. 120, Front Street. Hasta aquí transcribo la
larga carta. Creo que basta y sobra, para tener una idea del valor de la obra
que todo cubano debe tener. [Montar a caballo para salir a pelear
por la libertad de Cuba, se sobreentiende].
8 de octubre de 1,871. Rescate del Brigadier Julio Sanguily.
“El mayor general Ignacio Agramonte [y
Loinaz], [llamado por los camagüeyanos
“El Mayor”] protagonizó el audaz rescate del brigadier Julio Sanguily [y
Garrite], considerada una
de las acciones más brillantes de la Guerra de los Diez Años. Las tropas
de Agramonte se encontraban acampadas al nordeste de Jimagüayú; el brigadier
Julio Sanguily, en
compañía de su ayudante y su asistente fue sorprendido por una tropa
española y hecho prisionero. Sus
compañeros lograron huir y [su ayudante] le avisaron a Agramonte, quien con apenas 35 hombres, se
lanzó al rescate. Imagen: nostalgiadecuba.com
Los cubanos se enfrentaron a 120 soldados españoles que
conducían al brigadier Sanguily. Agramonte, desafiando la muerte, penetró en
las filas enemigas, alzó del suelo al compañero de luchas herido, y lo rescató
en su propio caballo. Más tarde, cuando Agramonte se refería a la proeza del
rescate aseguraba: “Mis soldados no
pelearon como hombres, lucharon como fieras”. Los españoles dejaron en el
campo 11 cadáveres, 60 caballos y numeroso armamento. Los cubanos, por
su parte, reportaron 2 muertos y 3 heridos”. http://efemerides.cuba.cu/
Análisis comparativo de
diferentes fuentes:
General: como es
“normal” en la Red, unos copian a otros, sin
siquiera rectificar los errores de bulto que contiene la información que se
apropian. En la narrativa del Rescate se incurre en numerosas
ocasiones en esa situación. Por ejemplo: en una fuente se cita “la
cuenta” cosa que repiten los “copiones”. ¿Qué cuenta?, ¡de qué cuenta están hablando! No es “cuenta”, sino “cuesta”, algo fundamental en el resultado
de la batalla. Una de las acepciones de cuesta es: “1. f. Terreno en
pendiente. DLE.RAE.ES.]
¿Por qué es importante la cuesta? Porque el
Mayor Ignacio Agramonte había ordenado a Henry Reeve, el Inglesito, que localizara a la columna “¡A marcha forzada! Cuando divise usted a los
españoles, por los que no
debe ser visto, sin disparar un tiro, viene usted a incorporarse”. L0s rifleros escondidos debían tirotear a
los soldados, sin entrar
en lucha directa porque no tenían suficiente munición ni hombres, sólo para desconcertarlos y permitir el
ataque que ordenó Agramonte cuando lo
creyó oportuno: “Corneta, toque usted a degüello”, con el
machete* como arma principal, a los hombres escogidos por Agramonte. [*Machete: 1. m. Arma blanca, más corta que la espada, ancha, pesada y
de un solo filo. 2. m. Cuchillo grande que sirve para desmontar, cortar la caña
de azúcar y otros usos. DLE.RAE.ES. Los insurrectos colocaban una protección al
final de su arma de trabajo para evitar ser heridos por el sable enemigo,
convirtiéndola en un arma temible.]
La
pendiente del camino y la organización de la columna española facilitaron el
ataque, pues estaba formada por “cuarenta hombres de la vanguardia, veinte en
el centro y sesenta en la retaguardia. Cuando Agramonte llego a la columna,
“veíase
el centro enemigo trasponiendo la cuesta
del camino, y la retaguardia que le seguía, apareciendo en tal disposición el
mayor número de los contrarios”.
“Considerando Agramonte que el éxito de la
empresa era dudoso si todo él quedaba confiado al esfuerzo de los jinetes, hizo
desmontar cinco de los rifleros, con los cuales flanqueó al enemigo por la derecha,
a favor de altas y espesas maniguas, haciéndole vivísimo fuego, con lo cual logró
sembrar el desconcierto en las filas enemigas”. [Los entrecomillados proceden de: Manuel de la Cruz, Episodios de la
Revolución Cubana, Tomo IV, pp. 205-220, El
Rescate de un héroe. Editorial Calleja. 1,926.]
El término “trasponer” tiene, entre otros como sinónimos, el de “atravesar”. Lo
que permite suponer que la columna estaba abandonando la cuesta del camino.
No era el clásico cuadro español que, a pie firme y bayoneta calada, esperaba
un ataque de la caballería mambisa.
¿Por qué Agramonte
escogió 35 hombres cuando su tropa era de 70? “Agramonte escogió a 35 jinetes -la
mitad de sus tropas- y partió a rescatar al brigadier Sanguily”. Fuente: es.wikipedia.org
Rescate de Sanguily.
Según otros autores, esos hombres eran los mejores jinetes, los más diestros y
de valor probado. Algunos, como Manuel de la Cruz, limitan la cifra a
35, no a 36. Hay diferencias en los nombres de los que participaron en
el ataque o en el aviso a Ignacio Agramonte.
La acción ocurre en el terrible año 1,871, cuando la
deserción, la falta de suministros militares, etc. impedía el combate regular. Incluso
se llegó a proponer a Agramonte “una capitulación honrosa, la que
rechazó indignado. Sus compañeros le preguntaron con qué pensaba prolongar la
resistencia a lo que respondió: “Con los
cojones”, que Manuel de la Cruz pudorosamente traduce “Con
la Vergüenza”. p 205
“Entre los 35 centauros de ese glorioso
ataque se encontraban, …, el Coronel Antonio Luaces Iraola, Teniente Coronel
Emilio Luaces Iraola, Comandante Enrique Loret de Mola y Boza y su hermano,
Elpidio Loret de Mola y Boza, Comandante Manuel Agüero, Capitán Andrés Díaz y
el Alférez Manuel Arango, quien fue herido. La mayoría de estos valientes héroes camagüeyanos tienen
descendientes en el exilio y en Cuba.” Fuente: http://www.ellugareno.com/2019/10/8-de-octubre-de-1871-el-rescate-del.html [Excelente
relato que recomiendo leer].
“El rescate
de Sanguily fue una acción militar durante la primera guerra de
independencia cubana contra las fuerzas reales españolas, conocida como
la Guerra de los Diez Años, que fue llevada a
cabo por el Mayor General independentista cubano Ignacio
Agramonte y 35 de
sus mejores jinetes, el 8 de
octubre de 1871. … En la batalla se enfrentaron los 36 jinetes cubanos a una tropa de
infantería española de más de 120 hombres, resultando victoriosos los cubanos.
El entonces brigadier cubano Julio
Sanguily había sido levemente
herido y capturado por las fuerzas españolas el día anterior, el 7 de
octubre, pero uno
de sus ayudantes logró escapar y le informó de la situación al general Agramonte,
quien se encontraba acampado con
70 hombres, no muy lejos de allí.
Agramonte escogió
35 jinetes -la mitad de sus tropas- y partió a rescatar al brigadier Sanguily. (…) Al divisar al enemigo, Agramonte y el
capitán Palomino [uno de los ayudantes de Sanguily] fueron los primeros en cargar contra
los españoles, seguidos por Reeve y el resto de los cubanos.
En
medio de la lucha cuerpo a cuerpo y aprovechando la confusión, el brigadier
Sanguily escapó con los cubanos, dejando atrás varias bajas enemigas.
A pesar de haber sido solo una escaramuza, este hecho esparció los nombres
de Ignacio Agramonte, Henry
Reeve y Julio Sanguily por toda Cuba, convirtiéndolos
en héroes a los ojos de los independentistas cubanos y provocó cierta
desmoralización entre las tropas españolas en el Camagüey.
Además, se logró rescatar con vida a un importante líder
independentista cubano. Por otro lado, las fuerzas militares españolas adquirieron un desprecio
especial por la figura de Agramonte, al punto de que vejaron su cadáver luego
de su muerte en combate en 1,873”. Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Rescate_de_Sanguily
Sobre Julio Sanguily y Garrite: https://es.wikipedia.org/wiki/Julio_Sanguily
Observaciones a la
reseña biográfica de es.wikipedia.org: 1. “Julio
Sanguily había sido
levemente herido.” Lo cierto
es que Sanguily estaba inválido, debido a heridas recibidas en combates
anteriores. Había perdido
la rótula de una rodilla. Utilizaba una férula y era necesario ayudarlo a
montar y desmontar del caballo. “Sanguily fue descabalgado a fuerza de
hombros, fue sentado en un taburete, de espaldas al sendero, (…) colocando el aparato metálico con que
reemplazaba su falta de rótula”.
Manuel de la Cruz, obra
citada, p. 208.
Cuando sorprende el campamento la patrulla española, no hay
tiempo de montarlo en el caballo, por lo que un hombre “lo carga sobre
sus hombros y corre hacia el bosque. Viendo la imposibilidad de escapar los
dos, Sanguily, se aferra a una rama, de la que queda colgando, ordenando a su
compañero que huya. Entonces es aprisionado”.
p. 209. No se
rindió: fue capturado indefenso.
2. “En medio de
la lucha cuerpo a cuerpo y aprovechando
la confusión, el brigadier Sanguily escapó…” recoge wiki. “Volvió
Mont, el sargento que lo hizo prisionero, con un penco y una cuerda para atar a
Sanguily codo con codo”. “Sanguily (…) se puso el aparato que le
trajo un soldado y se vistió con su pantalón mojado todavía. Mont lo colocó sobre (…) el penco y,
(…) se encaminaron hacia el lugar donde estaba el resto de la fuerza”. Cuando se produce el ataque Sanguily sólo
tenía un pantalón húmedo puesto, porque su ropa se estaba lavando en el momento del ataque. El
comandante de la columna, César Matos,
se quitó su blusa y la ofreció al
brigadier diciéndole: “-Le suplico me haga usted el favor de ponerse
mi blusa*.” Al regalo de
Matos, Mont añade un capote de goma; aún más, Matos lo obsequió con una
cajetilla de cigarrillos y una caja fósforos, p.213.
Es por
ello que estaba vestido con parte de un uniforme español y los cubanos podían
tomarlo por un enemigo. [*Blusa: 2. f. Prenda de trabajo holgada y con mangas,
generalmente de lienzo, que cubre el torso y suele llegar a media pierna.
DLE.RAE.ES.]
“Sanguily iba a
la retaguardia, el penco que montaba, atado por el cabestro a la cola del
caballo del sargento Fernández; a un lado Mont, que llevaba en la diestra la cuerda que había atado a la
cintura del prisionero, y al otro, de vez en cuando, el comandante César
Matos”. p. 213 “Al oír los sones del clarín cubano, se oyó la voz del comandante
que gritaba: -¡Guerrilla, pie a tierra,
atrincherarse!” p 217.
“El sargento Fernández, a la cola de
cuyo caballo iba el penco que montaba Sanguily, se encaminó hacia la manigua
diciendo al prisionero: -¡Sígueme,
cuidado con te escapes!” p218
“El sargento Fernández que
custodiaba a Sanguily lo
derribó del caballo y le hizo un disparo a corta distancia hiriéndole la
mano. Pero antes de que lo pudiera matar, el sargento murió de un
sablazo”. Fuente:
http://www.ellugareno.com/2019/10/8-de-octubre-de-1871-el-rescate-del.html
“Agramonte alcanzó a ver la
chaqueta de oficial que vestía Sanguily, obsequio del Comandante Matos, dijo a sus soldados: ¡Fuego a
ese jefe!” p 218
“Entonces
Sanguily, sin custodios, (…) hostigó su cabalgadura (…) Para advertir a sus
compañeros de su presencia, agitó el sombrero en la diestra, gritando: ¡Viva Cuba libre! Una bala le hirió en la
mano,- una perdida-, como recoge Manuel de la Cruz, o la del Sargento Fernández,
como recoge ellugareño.com y es la que hoy muestra atrofiada como recuerdo de aquella jornada incomparable”.
pp. 217-218.
3. “A pesar de haber sido solo una
escaramuza…” recoge wiki.
No fue una escaramuza, sino una hazaña. Habían
muerto once españoles y un
cubano en el combate.
Al día siguiente murió uno de los heridos. 120 soldados apertrechados contra 35-36
jinetes con machetes y unos pocos fusiles. La caballería mambisa había
capturado 60 caballos, 40 monturas, una tienda de campaña y una buena cantidad
de balas, revólveres y sables. Sí eso es una “escaramuza” que alguien, que sepa, me lo explique.
Cerramos el
comentario a wiki con una reflexión
general: generalmente las bajas cubanas eran muy inferiores a las
españolas, lo que ha llevado algunos a pensar que estaban, como las de Vietnam,
“manipuladas”. No es esa la razón: a) El mambí luchaba por su Patria, por su libertad, por sus
derechos, en su tierra, conocía el territorio en que operaba, lo que le
permitía escoger el terreno, la batalla, recibía ayuda y cobijo de los
campesinos, (los laborantes, llamados
también “pacíficos”) así como el
movimiento de las tropas en la zona. Estaba más acostumbrado al calor, la
humedad y la frugalidad. b) El
soldado español no venía suficientemente preparado para el combate militar ni
el clima. No venía a luchar por sus
intereses y derechos. Muchos
eran los oficiales que los explotaban, que no combatían ni les interesaba esta
guerra. En mi caso: tres abuelos paternos eran gallegos, que “fueron hacer la guerra a Cuba” a cambio de las 1,500 pesetas*
que los pudientes les pagaban si iban en lugar de sus hijos. Guardaron
su dinero y, al terminar la guerra, pusieron lavanderías y otros negocios. Por
último, en la guerra en Cuba, participaron muchos catalanes, chinos,
dominicanos y latinoamericanos, ¡hasta dos rusos! Las bajas españolas respondían a una guerra pérdida de
antemano contra los cubanos, el clima, las enfermedades o cuando intervinieran
los EE.UU. para apoderarse de la Isla, que poco faltó. [*1 peseta (Alfonso XIII) del 1896-1902: El precio
oscila entre los 1,00€ y 58,20€ dependiendo del estado de conservación. Fuente:
fórum.com Sólo como referencia. Este es el valor numismático.]
¿Por qué Sanguily no
estaba en el campamento de Ignacio Agramonte y Loynaz? Sólo comentaremos las
aparentes discrepancias con lo narrado anteriormente. Hay cuatro versiones,
al menos, de las causas alrededor del hecho. Además de las varias de
es.wikipedia.org.
1. La de http://www.ellugareno.com/2019/10/8-de-octubre-de-1871-el-rescate-del.html
2. La de https://www.ecured.cu/Rescate_de_Sanguily
3) La de
Manuel de la Cruz.
4) Rescate de Sanguily, un hecho de incalculable
valor. Por: Celia Zaldivar/DECOM, publicada por la U. de Matanzas,
que contiene una hermosa
poesía,- con tres errores-, que merece ser conocida.
5) Una de inestimable valor histórico que recomiendo leer: https://camaguebaxcuba.wordpress.com/2011/12/23/el-ultimo-superviviente-de-la-caballeria-de-ignacio-agramonte/
1. Comencemos por la
de ellugareño ya citada: “El
Brigadier Sanguily, quien estaba inválido debido a heridas recibidas en
combates, pidió autorización
al Mayor, como
le decían sus soldados a Ignacio Agramonte, para ir al cercano rancho de Cirila López para que le lavaran la ropa.
Llegando al rancho de Cirila, Sanguily se desvistió y se cubrió con una manta mientras
le lavaban la ropa. De pronto fueron sorprendidos por una columna
española. Sanguily ordenó a
sus ayudantes y a
las mujeres del rancho que huyeran al bosque. Al ser capturado se identificó con
franqueza viril, “Pertenezco al Estado
Mayor del Mayor General Agramonte. Soy el Brigadier Julio Sanguily.
(…) El
sargento Fernández amarró a Sanguily y llevó las riendas de su caballo.
Mientras tanto el ayudante
de Sanguily que escapó del rancho informó a la caballería de Agramonte de lo
sucedido. Ignacio Agramonte, llamado Bayardo de la Revolución, se
dirigió a sus 70 soldados y
pidió 35 voluntarios.
Montando en su caballo Mambí,
Agramonte llamó a sus jinetes. Todos lo miraron. Tenía 30 años y medía seis pies y dos pulgadas de
estatura. Era delgado, erecto y recio. Su caballería, considerada la
mejor del Ejército Libertador, estaba dispuesta a seguirlo al fin del mundo.
Los españoles sudorosos y cansados llegaron con su famoso
prisionero a beber agua alrededor de un pozo situado en el potrero de la finca
“La Esperanza,” (…) Reeve los descubrió
y galopeó a notificar a Agramonte. A la vista del enemigo, Agramonte desenvainó
su sable y dijo “¡Compañeros!
¡En aquella columna enemiga va preso el General Sanguily y hay
que rescatarlo vivo o muerto o quedar todos en la demanda! El Mayor rugió ¡“Corneta,
toque a degüello!”
El
sargento Fernández que custodiaba a Sanguily lo derribó del caballo y le hizo
un disparo a corta distancia hiriéndole la mano. Pero antes de que
lo pudiera matar, el sargento murió de un sablazo. Agramonte abrazó
a Sanguily diciéndole, “Julio, te dije que el día menos pensado ibas
a caer en poder de los españoles, pero no creí que fuese tan pronto”.
El Mayor General Ignacio Agramonte reunió a sus valientes
soldados y les dijo: “¡Vuestros nombres, después de este hecho
glorioso, figuraran en la historia de nuestras guerras como símbolo de arrojo y
valor!”
Y así fue. Los cubanos, y en particular los camagüeyanos,
recuerdan y veneran la bravura de aquellos patriotas. El rescate de Sanguily se considera como uno de
los episodios más extraordinarios de la Guerra de los Diez Años”.
2. Rescate de
Sanguily. Según Ecured. “Al amanecer del día siguiente el
Brigadier Julio Sanguily, acompañado de dos ayudantes, salió del
campamento y se dirigió al bohío de una
familia campesina amiga. Existen diferentes versiones alrededor de la presencia de Sanguily en
el rancho de Cirila López Quintero, donde fue sorprendido mientras descansaba. Esa no era la primera visita, pues allí, con
cierta frecuencia, le lavaban y preparaban sus ropas. Mientras aguardaba por su
vestuario y el desayuno que le preparaban, apareció de repente una patrulla
española que recorría la zona.
El
rescate: Sin preguntar cuántos
eran los soldados españoles, Agramonte escogió 35 mambises y partió a rescatar al compañero
de lucha. Ordenó a Henry Reeve que siguiera el rastro del enemigo a
marcha forzada, (…), cuando trasponía la
cuenta (cuesta) del
camino. A la vista del enemigo El Mayor dice a sus tropas: “Alli (Allí), en aquella columna,
va preso Julio Sanguily. Es necesario rescatarlo, vivo o muerto, o quedar todos
allí”. Al divisar al enemigo y bajo el grito de a degüello Agramonte fue el primer (primero)
en cargar el machete (sic) mientras el Capitán Palomino, uno de los ayudantes del
brigadier, pidió ser el primero y que el
resto de los hombres lo siguieran.
Los mambises avanzaron machete en mano sobre sus enemigos,
entablándose un combate cuerpo
a cuerpo y en medio de la confusión Sanguily hizo correo (correr) el
caballo en dirección a sus compañeros. Para advertirle(s) de su presencia agitó el
sombrero en la diestra gritando ¡Viva Cuba Libre!
El rescate del Brigadier Julio Sanguily fue una prueba de lo
que se podía lograr utilizando pequeños grupos de mambises, además elevó la
moral combativa de las tropas cubanas y puso en ridículo al enemigo”. Fuente: https://www.ecured.cu/Rescate_de_Sanguily
Como hemos leído,
Ecured incurre en varios errores gramaticales, de concordancia, además de
históricos como demostraremos a continuación.
3. Ecured afirma
que Sanguily “…salió del campamento y se
dirigió al bohío de una familia campesina amiga. Existen diferentes versiones alrededor de la
presencia de Sanguily en el rancho de Cirila López Quintero, donde fue
sorprendido mientras descansaba. Esa no
era la primera visita, pues allí, con cierta frecuencia, le lavaban y
preparaban sus ropas. Mientras aguardaba por su vestuario y el desayuno que le preparaban,…”
En nuestra cultura latina,- francesa, española, italiana-, el párrafo anterior está claro, blanco y
en botella: Sanguily “fue por la
libre”, salió sin permiso, en primer lugar y, en segundo, existían
relaciones frecuentes, atenciones inusuales, alimentación y atención personal.
Saque UD. sus propias conclusiones de qué hacía allí Sanguily.
Veamos qué dice al respecto Manuel de la Cruz. “A dos leguas del campamento, en
un rancho de gente pacíficas, guardaba toda su indumentaria el brigadier Julio
Sanguily, y envió allí a uno de sus asistentes. Éste no tardó en
regresar, aunque con las manos vacías: el rancho era un montón de escombros, sus habitantes
habían desaparecido. No pudiendo andar a pie, Sanguily hizo llamar a Agramonte, e invitándole a
sentarse en una hamaca le dijo que
habiendo la tea del enemigo reducido a cenizas todo su ajuar, había resuelto ir
al siguiente día al bohío de doña Cirila, para que le lavasen el traje que
vestía”. Agramonte se opuso al proyecto, pero cedió al final a
la petición de Sanguily”. p. 206-207
Como vemos, Sanguily salió del campamento con el permiso de su jefe, fue al de
doña Cirila para que le lavasen la única
ropa que tenía. Me pregunto: ¿Por qué los reseñadores del Rescate no citan y, al parecer, no han
leído la versión de Manuel de la Cruz? ¿Ignorancia, falsa
superioridad, mala fe? Decida Ud.
“Al día
siguiente, acompañado de su ayudante (…), (y) de su asistente (…) y llevando tres heridos…
emprendió la marcha… Al
cabo de una hora de marcha llegó la caravana a la estancia de la buena
mujer, que era indistintamente
ama de llaves, confidente y hermana de la caridad…”p. 206-208. “Mientras una de las mujeres lavaba junto a un
pozo… la ropa del brigadier, doña Cirila dirigíase hacia Sanguily para que
saborease una muestra de su cocido… cuando mirando al bosque exclamó: “-¡Ahí están los españoles!” p.
206-208
Es decir, este
párrafo de Ecured no se sostiene: “Esa
no era la primera visita, pues allí, con cierta frecuencia, le lavaban y preparaban sus ropas. Mientras
aguardaba por su vestuario y el desayuno que le preparaban…”
No merece más comentario esta pésima efeméride de Ecured
sobre el 8 de octubre de 1,871.
4. “Rescate de Sanguily, un hecho de incalculable
valor. Por: Celia Zaldivar/DECOM. La Universidad de Matanzas rinde
homenaje a un hecho victorioso. El oficial camagüeyano había salido del campamento acompañado de dos ayudantes cuando fue
capturado por el enemigo. Sanguily, valiente, digno y leal a la causa
revolucionaria, que había
sido herido de gravedad en su pierna izquierda, precisaba de ayuda para montar a caballo,
y había que amarrarlo y también desmontarlo, pero ni así dejaba de
combatir, ni de inspirar respeto, afecto y admiración de sus subordinados y de
sus superiores. A esa clase de mambí, a un cubano así, había que rescatarlo, y
El Mayor lo tenía claro. Por eso dijo
a sus huestes cuando conoció de su aprisionamiento que
era necesario rescatarlo o dejar la vida en ello. Sin preguntar cuántos eran
los soldados españoles, escogió
35 mambises y partió a rescatar al compañero de lucha. Ordenó a Henry Reeve que
siguiera el rastro del enemigo a marcha forzada, el que es divisado (…), cuando
trasponía la cuenta (sic) del camino,
y fue una corta y colosal
(sic) batalla, “No pelearon como
hombres, lucharon como fieras”. Los versos del poeta Rubén Martínez Villena
sobre el Rescate de Sanguily ilustran con orgullo la hazaña”:
El rescate de
Sanguily
Marchaba lento el
escuadrón riflero:
ciento veinte soldados de la (sic) España
que llevaban, cual prueba de su saña,
a Sanguily, baldado y prisionero.
Y en un grupo forjado
por Hornero, (sic)
treinta y cinco elegidos de la hazaña,
alumbraron el valle y la montaña
al resplandor fulmíneo del acero.
Alzóse un yaguarama* reluciente,
se oyó un grito de mando prepotente
y un semidiós, formado en el combate,
ordenando una carga
de locura,
marchó con sus leones al rescate
iy se llevó al cautivo en la
montura!
Rubén Martínez
Villena 1,919.
Cuando leí por vez primera este poema, saltó a la vista la
primera incoherencia: *¿Hornero? ¿Quién diablos es este “Hornero”?
Por el lenguaje utilizado, épico, asumí que se refiere a Homero, quien era bardo,
poeta que narraba sus poemas en público, no un herrero. ¿Será Vulcano? *Yaguarama:
sinónimo de machete.
Comencé la búsqueda de “Hornero”, seguro que era Homero.
Abrí los tres vínculos que están al final y tienen los mismos errores del
anterior, hasta que llegue
a la verdad en: Monografías.com, que también tiene errores,
pero de otro tipo. La profesora que “rescato” la poesía de Villena incurrió en errores, pero no deformó la verdad histórica
ni la alteró caprichosamente. Sí ella lee esta reseña, sabrá quién
fue Agramonte y todo lo que significa.
Muchas gracias, Ilcia Reyes. Romel Hijarrubia Zell
El programa de
Historia de Cuba para noveno grado de “El centro de tesis, documentos, publicaciones y recursos
educativos más amplio de la Red”: https://www.monografias.com/ Es
un conjunto de profesores que preparan materiales para diferentes tipos y
niveles de cursos. En este caso, para el programa de Historia de Cuba de ¡noveno grado de secundaria!, que aquí se llama Enseñanza
Secundaria Obligatoria (ESO) Es
un servicio por internet. ¿Por qué
no se hace esto en Cuba? Una cooperativa de profesores que se autofinancien
podrá encontrar toda la bibliografía necesaria y, los que puedan, suscribirse a
cualquiera de sus muchos cursos. Por favor, ¡sin política, funcionarios,
núcleos del partido, ni falsas ideologías!
¡Qué vergüenza sentí
como cubano! La envió por Internet la MSc Ilcia Reyes Escalona. Profesora asistente, a su “buzón” en
Monogramas.com Las Referencias
bibliográficas son ¡17! ¡Desde
José Martí, pasando por Cirilo Villaverde, Hechos y personajes históricos, s/a
del M. de Educación de Cuba! Incluye cinco cuentos de Dora
Alonso. Bertillón 166 de J. Soler Puig, más tres obras de Alfonso
Granados. La Bibliografía incluye 8
obras.
¡Le ronca la
guanábana que una empresa española me enseñé la Historia de las luchas de mi
Patria contra España! Este
es el texto de la profesora Ilcia
Reyes Escalona, Profesora asistente:
“Este hecho histórico fue protagonizado
por Ignacio Agramante quien
el 8 (7) de octubre cayó prisionero [El que cayó prisionero fue Julio
Sanguily y Garrite] de los españoles
después de una dura
batalla [NO cayó prisionero después de ninguna batalla, estaba inválido]
en la que fue herido en
una pierna. Al enterarse [Ignacio Agramonte] Agramante montó a caballo y al frente de
35 jinetes, persiguió a la columna española y machete en alto, rescataron a Sanguily. Y
fue Rubén
Martínez Villena con su poema "El rescate de Sanguily" que (quien) recrea este hecho”; de
Villena tengo el original, escrito en 1,923, de la Pupila Insomne.
El Editor de Monografías.com es tan cuidadoso que
rectifica los errores de las ediciones anteriores y añade el signo de
admiración al comienzo de la última línea, que en otras ediciones falta o
ponen “i”. ¡Lamento que la “profe” no
haya leído a Manuel de la Cruz para conocer la Verdad Histórica en que se basa
el poema! (No sé por qué blogger pone a dos espacios el poema. Aquí no lo puedo poner a uno.)
Marchaba lento el
escuadrón riflero
ciento veinte
soldado de España
que llevaban, cual
prueba de su saña,
a Sanguily,
baldado y prisionero.
Y en un grupo,
forjado por Homero,
treinta y cinco
elegidos de la hazaña.
alumbraron el
valle y la montaña
al resplandor
fulmíneo del acero.
Alzóse un yaguarama
reluciente,
se oyó un grito de
mando prepotente
y un semidios,
formado en el combate,
ordenando una
carga de locura,
marchó con sus
leones al rescate
¡y se llevó al cautivo en la montura!
Otras fuentes consultadas:
http://www.bpvillena.ohc.cu/2014/12/el-rescate-de-sanguily/
http://www.lajiribilla.co.cu/2007/n310_04/poesia.html
5. Publicado: diciembre 23,
2011 | Autor: Lázaro David Najarro Pujol
El último Superviviente de la caballería de Ignacio
Agramonte ...
Esta narración merece la pena hacer un esfuerzo y leerla. Una enseñanza de quién era Ignacio Agramonte, de cómo la República trató
a nuestros veteranos y de cómo los cubanos “de a pie” cuidaron del último
superviviente.
Creo que, con la información aportada, se pueden reconstruir los hechos
reales con bastante exactitud, la que permite el tiempo en condiciones como
aquellas. También lamentar que la
promesa de El Mayor, General Ignacio Agramonte y Loynaz a sus compañeros, no se
ha cumplido: ““¡Vuestros
nombres, después de este hecho glorioso, figuraran en la historia de nuestras
guerras como símbolo de arrojo y valor!” ¡Así es la verdadera Historia!
¿Por qué no se editan
los cinco tomos de los “Episodios de
la Revolución Cubana” de Manuel de la Cruz para sano orgullo de nuestro
pueblo y enseñanza de otros? Más temprano que tarde se hará. R.
Próxima edición: lunes 23 de noviembre.
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