miércoles, 28 de octubre de 2020

227. Respeto para los muertos por la Libertad de Cuba.

 Quienes no honran la memoria de los que lucharon por la libertad de su pueblo, no son dignos de él. Manuel de la Cruz sí lo hizo en siete tomos,- dos no se publicaron-, donde recoge específicamente las acciones de la Guerra de los Diez Años,- 1,868-1,878-, con la imparcialidad que hacen otros escritores,- como Raimundo Cabrera en Mis buenos tiempos-, de resaltar el valor, la caballerosidad y honradez del enemigo cuando así corresponde. Algo que podrá comprobar si lee la reseña de esta efeméride. El mes de octubre,- en Cuba-, es profuso, abundante, en hechos destacadisimos. Al leer la que se hizo sobre Sanguily, decidí investigar, precisar  y aclarar aspectos de la misma que no compartía o no comprendía. Del resultado UD extraerá una conclusión. Antes de entrar en materia, recojo lo que nuestro Apóstol escribió sobre Manuel de la Cruz:

“New York, 3 de junio de 1,890. (Esta carta permaneció inédita hasta mayo de 1,923.)

Sr. Manuel de la Cruz. Amigo mío: ¿Cómo empezaré a decirle el cariño, la agitación, la reverencia, el júbilo, con que leí de una vez, por sobre todo lo que tenía entonces entre manos, sus “Episodios de la Revolución de Cuba”? En las notas que fui poniendo al margen, como guía para las líneas que he de escribir, hallo que he puesto en tres ocasiones poco más o menos esta misma frase: <Hay veces en que se desea besar el libro> Los caballos debió usted preparar; porque leer eso, para todo el que tenga sangre, es montar a caballo.” JOSÉ MARTÍ. 120, Front Street. Hasta aquí transcribo la larga carta. Creo que basta y sobra, para tener una idea del valor de la obra que todo cubano debe tener.  [Montar a caballo para salir a pelear por la libertad de Cuba, se sobreentiende].

8 de octubre de 1,871. Rescate del Brigadier Julio Sanguily.

El mayor general Ignacio Agramonte [y Loinaz],  [llamado por los camagüeyanos “El Mayor”] protagonizó el audaz rescate del brigadier Julio Sanguily [y Garrite], considerada una de las acciones más brillantes de la Guerra de los Diez Años. Las tropas de Agramonte se encontraban acampadas al nordeste de Jimagüayú; el brigadier Julio Sanguily, en compañía de su ayudante y su asistente fue sorprendido por una tropa española y hecho prisionero. Sus compañeros lograron huir y [su ayudante] le avisaron a Agramonte, quien con apenas 35 hombres, se lanzó al rescate. Imagen: nostalgiadecuba.com

Los cubanos se enfrentaron a 120 soldados españoles que conducían al brigadier Sanguily. Agramonte, desafiando la muerte, penetró en las filas enemigas, alzó del suelo al compañero de luchas herido, y lo rescató en su propio caballo. Más tarde, cuando Agramonte se refería a la proeza del rescate aseguraba: “Mis soldados no pelearon como hombres, lucharon como fieras”. Los españoles dejaron en el campo 11 cadáveres, 60 caballos y numeroso armamento. Los cubanos, por su parte, reportaron 2 muertos y 3 heridos. http://efemerides.cuba.cu/

Análisis comparativo de diferentes fuentes:

General: como es “normal” en la Red, unos copian a otros, sin siquiera rectificar los errores de bulto que contiene la información que se apropian. En la narrativa del Rescate se incurre en numerosas ocasiones en esa situación. Por ejemplo: en una fuente se cita “la cuenta” cosa que repiten los “copiones”. ¿Qué cuenta?, ¡de qué cuenta están hablando! No es “cuenta”, sino “cuesta”, algo fundamental en el resultado de la batalla. Una de las acepciones de cuesta es: “1. f. Terreno en pendiente. DLE.RAE.ES.]

¿Por qué es importante la cuesta? Porque el Mayor Ignacio Agramonte había ordenado a Henry Reeve, el Inglesito, que localizara a la columna ¡A marcha forzada! Cuando divise usted a los españoles, por los que no debe ser visto, sin disparar un tiro, viene usted a incorporarse. L0s rifleros escondidos debían tirotear a los soldados, sin entrar en lucha directa porque no tenían suficiente munición ni hombres, sólo para desconcertarlos y permitir el ataque  que ordenó Agramonte cuando lo creyó oportuno: Corneta, toque usted a degüello, con el machete* como arma principal, a los hombres escogidos por Agramonte. [*Machete: 1. m. Arma blanca, más corta que la espada, ancha, pesada y de un solo filo. 2. m. Cuchillo grande que sirve para desmontar, cortar la caña de azúcar y otros usos. DLE.RAE.ES. Los insurrectos colocaban una protección al final de su arma de trabajo para evitar ser heridos por el sable enemigo, convirtiéndola en un arma temible.]

La pendiente del camino y la organización de la columna española facilitaron el ataque, pues estaba formada por cuarenta hombres de la vanguardia, veinte en el centro y sesenta en la retaguardia. Cuando Agramonte llego a la columna, veíase el centro enemigo trasponiendo la cuesta del camino, y la retaguardia que le seguía, apareciendo en tal disposición el mayor número de los contrarios.  

Considerando Agramonte que el éxito de la empresa era dudoso si todo él quedaba confiado al esfuerzo de los jinetes, hizo desmontar cinco de los rifleros, con los cuales flanqueó al enemigo por la derecha, a favor de altas y espesas maniguas, haciéndole vivísimo fuego, con lo cual logró sembrar el desconcierto en las filas enemigas.  [Los entrecomillados proceden de: Manuel de la Cruz, Episodios de la Revolución Cubana, Tomo IV, pp. 205-220, El Rescate de un héroe. Editorial Calleja. 1,926.]

El término trasponer tiene, entre otros como sinónimos, el de “atravesar”. Lo que permite suponer que la columna estaba abandonando la cuesta del camino. No era el clásico cuadro español que, a pie firme y bayoneta calada, esperaba un ataque de la caballería mambisa.

¿Por qué Agramonte escogió 35 hombres cuando su tropa era de 70? “Agramonte escogió a 35 jinetes -la mitad de sus tropas- y partió a rescatar al brigadier Sanguily”. Fuente: es.wikipedia.org Rescate de Sanguily.

Según otros autores, esos hombres eran los mejores jinetes, los más diestros y de valor probado. Algunos, como Manuel de la Cruz, limitan la cifra a 35, no a 36. Hay diferencias en los nombres de los que participaron en el ataque o en el aviso a Ignacio Agramonte.

La acción ocurre en el terrible año 1,871, cuando la deserción, la falta de suministros militares, etc. impedía el combate regular. Incluso se llegó a proponer a Agramonte una capitulación honrosa, la que rechazó indignado. Sus compañeros le preguntaron con qué pensaba prolongar la resistencia a lo que respondió: “Con los cojones”, que Manuel de la Cruz pudorosamente traduce Con la Vergüenza. p 205

Entre los 35 centauros de ese glorioso ataque se encontraban, …, el Coronel Antonio Luaces Iraola, Teniente Coronel Emilio Luaces Iraola, Comandante Enrique Loret de Mola y Boza y su hermano, Elpidio Loret de Mola y Boza, Comandante Manuel Agüero, Capitán Andrés Díaz y el Alférez Manuel Arango, quien fue herido. La mayoría de estos valientes héroes camagüeyanos tienen descendientes en el exilio y en Cuba. Fuente:  http://www.ellugareno.com/2019/10/8-de-octubre-de-1871-el-rescate-del.html [Excelente relato que recomiendo leer].

El rescate de Sanguily fue una acción militar durante la primera guerra de independencia cubana contra las fuerzas reales españolas, conocida como la Guerra de los Diez Años, que fue llevada a cabo por el Mayor General independentista cubano Ignacio Agramonte y 35 de sus mejores jinetes, el 8 de octubre de 1871. … En la batalla se enfrentaron los 36 jinetes cubanos a una tropa de infantería española de más de 120 hombres, resultando victoriosos los cubanos.

El entonces brigadier cubano Julio Sanguily había sido levemente herido y capturado por las fuerzas españolas el día anterior, el 7 de octubre, pero uno de sus ayudantes logró escapar y le informó de la situación al general Agramonte, quien se encontraba acampado con 70 hombres, no muy lejos de allí.

Agramonte escogió 35 jinetes -la mitad de sus tropas- y partió a rescatar al brigadier Sanguily.  (…) Al divisar al enemigo, Agramonte y el capitán Palomino [uno de los ayudantes de Sanguily] fueron los primeros en cargar contra los españoles, seguidos por Reeve y el resto de los cubanos.

En medio de la lucha cuerpo a cuerpo y aprovechando la confusión, el brigadier Sanguily escapó con los cubanos, dejando atrás varias bajas enemigas.

A pesar de haber sido solo una escaramuza, este hecho esparció los nombres de Ignacio AgramonteHenry Reeve y Julio Sanguily por toda Cuba, convirtiéndolos en héroes a los ojos de los independentistas cubanos y provocó cierta desmoralización entre las tropas españolas en el Camagüey.

Además, se logró rescatar con vida a un importante líder independentista cubano. Por otro lado, las fuerzas militares españolas adquirieron un desprecio especial por la figura de Agramonte, al punto de que vejaron su cadáver luego de su muerte en combate en 1,873. Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Rescate_de_Sanguily

Sobre Julio Sanguily y Garrite: https://es.wikipedia.org/wiki/Julio_Sanguily

Observaciones a la reseña biográfica de es.wikipedia.org: 1. “Julio Sanguily había sido levemente herido. Lo cierto es que Sanguily estaba inválido, debido a heridas recibidas en combates anteriores. Había perdido la rótula de una rodilla. Utilizaba una férula y era necesario ayudarlo a montar y desmontar del caballo. Sanguily fue descabalgado a fuerza de hombros, fue sentado en un taburete, de espaldas al sendero, (…) colocando el aparato metálico con que reemplazaba su falta de rótula. Manuel de la Cruz, obra citada, p. 208.  

Cuando sorprende el campamento la patrulla española, no hay tiempo de montarlo en el caballo, por lo que un hombre lo carga sobre sus hombros y corre hacia el bosque. Viendo la imposibilidad de escapar los dos, Sanguily, se aferra a una rama, de la que queda colgando, ordenando a su compañero que huya. Entonces es aprisionado. p. 209. No se rindió: fue capturado indefenso.

2. “En medio de la lucha cuerpo a cuerpo y aprovechando la confusión, el brigadier Sanguily escapó… recoge wiki. Volvió Mont, el sargento que lo hizo prisionero, con un penco y una cuerda para atar a Sanguily codo con codo. Sanguily (…) se puso el aparato que le trajo un soldado y se vistió con su pantalón mojado todavía. Mont lo colocó sobre (…) el penco y, (…) se encaminaron hacia el lugar donde estaba el resto de la fuerza.  Cuando se produce el ataque Sanguily sólo tenía un pantalón húmedo puesto, porque su ropa se estaba lavando en el momento del ataque. El comandante  de la columna, César Matos, se quitó  su blusa y la ofreció al brigadier diciéndole: -Le suplico me haga usted el favor de ponerse mi blusa*. Al regalo de Matos, Mont añade un capote de goma; aún más, Matos lo obsequió con una cajetilla de cigarrillos y una caja fósforos, p.213.  Es por ello que estaba vestido con parte de un uniforme español y los cubanos podían tomarlo por un enemigo. [*Blusa: 2. f. Prenda de trabajo holgada y con mangas, generalmente de lienzo, que cubre el torso y suele llegar a media pierna. DLE.RAE.ES.]

Sanguily iba a la retaguardia, el penco que montaba, atado por el cabestro a la cola del caballo del sargento Fernández; a un lado Mont, que llevaba en la diestra la cuerda que había atado a la cintura del prisionero, y al otro, de vez en cuando, el comandante César Matos. p. 213 Al oír los sones del clarín cubano, se oyó la voz del comandante que gritaba: -¡Guerrilla, pie a tierra, atrincherarse! p 217. El sargento Fernández, a la cola de cuyo caballo iba el penco que montaba Sanguily, se encaminó hacia la manigua diciendo al prisionero: -¡Sígueme, cuidado con te escapes! p218 El sargento Fernández que custodiaba a Sanguily lo derribó del caballo y le hizo un disparo a corta distancia hiriéndole la mano. Pero antes de que lo pudiera matar, el sargento murió de un sablazo. Fuente:  http://www.ellugareno.com/2019/10/8-de-octubre-de-1871-el-rescate-del.html

Agramonte alcanzó a ver la chaqueta de oficial que vestía Sanguily, obsequio del Comandante Matos, dijo a sus soldados: ¡Fuego a ese jefe! p 218

Entonces Sanguily, sin custodios, (…) hostigó su cabalgadura (…) Para advertir a sus compañeros de su presencia, agitó el sombrero en la diestra, gritando: ¡Viva Cuba libre! Una bala le hirió en la mano,- una perdida-, como recoge Manuel de la Cruz, o la del Sargento Fernández, como recoge ellugareño.com y es la que hoy muestra atrofiada como recuerdo de aquella jornada incomparable”. pp. 217-218.

3. A pesar de haber sido solo una escaramuza” recoge wiki. No fue una escaramuza, sino una hazaña.  Habían muerto once españoles y un cubano en el combate. Al día siguiente murió uno de los heridos.  120 soldados apertrechados contra 35-36 jinetes con machetes y unos pocos fusiles. La caballería mambisa había capturado 60 caballos, 40 monturas, una tienda de campaña y una buena cantidad de balas, revólveres y sables. Sí eso es una “escaramuza” que alguien, que sepa, me lo explique.

Cerramos el comentario a wiki con una reflexión general: generalmente las bajas cubanas eran muy inferiores a las españolas, lo que ha llevado algunos a pensar que estaban, como las de Vietnam, “manipuladas”. No es esa la razón: a) El mambí luchaba por su Patria, por su libertad, por sus derechos, en su tierra, conocía el territorio en que operaba, lo que le permitía escoger el terreno, la batalla, recibía ayuda y cobijo de los campesinos, (los laborantes, llamados también “pacíficos”) así como el movimiento de las tropas en la zona. Estaba más acostumbrado al calor, la humedad y la frugalidad. b) El soldado español no venía suficientemente preparado para el combate militar ni el  clima. No venía a luchar por sus intereses y derechos. Muchos eran los oficiales que los explotaban, que no combatían ni les interesaba esta guerra. En mi caso: tres abuelos paternos eran gallegos, que “fueron hacer la guerra a Cubaa cambio de las 1,500 pesetas* que los pudientes les pagaban si iban en lugar de sus hijos. Guardaron su dinero y, al terminar la guerra, pusieron lavanderías y otros negocios. Por último, en la guerra en Cuba, participaron muchos catalanes, chinos, dominicanos y latinoamericanos, ¡hasta dos rusos! Las bajas españolas respondían a una guerra pérdida de antemano contra los cubanos, el clima, las enfermedades o cuando intervinieran los EE.UU. para apoderarse de la Isla, que poco faltó. [*1 peseta (Alfonso XIII) del 1896-1902: El precio oscila entre los 1,00€ y 58,20€ dependiendo del estado de conservación. Fuente: fórum.com Sólo como referencia. Este es el valor numismático.]   

¿Por qué Sanguily no estaba en el campamento de Ignacio Agramonte y Loynaz? Sólo comentaremos las aparentes discrepancias con lo narrado anteriormente. Hay cuatro versiones, al menos, de las causas alrededor del hecho. Además de las varias de es.wikipedia.org.

1. La de http://www.ellugareno.com/2019/10/8-de-octubre-de-1871-el-rescate-del.html

2. La de https://www.ecured.cu/Rescate_de_Sanguily

3) La de Manuel de la Cruz.

4) Rescate de Sanguily, un hecho de incalculable valor. Por: Celia Zaldivar/DECOM, publicada por la U. de Matanzas, que contiene una hermosa poesía,- con tres errores-, que merece ser conocida.

5) Una de inestimable valor histórico que recomiendo leer: https://camaguebaxcuba.wordpress.com/2011/12/23/el-ultimo-superviviente-de-la-caballeria-de-ignacio-agramonte/

1. Comencemos por la de ellugareño ya citada: El Brigadier Sanguily, quien estaba inválido debido a heridas recibidas en combates, pidió autorización al Mayor, como le decían sus soldados a Ignacio Agramonte, para ir al cercano rancho de Cirila López para que le lavaran la ropa.

Llegando al rancho de Cirila, Sanguily se desvistió y se cubrió con una manta mientras le lavaban la ropa. De pronto fueron sorprendidos por una columna española. Sanguily ordenó a sus ayudantes y a las mujeres del rancho que huyeran al bosque. Al ser capturado se identificó con franqueza viril, “Pertenezco al Estado Mayor del Mayor General Agramonte. Soy el Brigadier Julio Sanguily.

(…) El sargento Fernández amarró a Sanguily y llevó las riendas de su caballo. Mientras tanto el ayudante de Sanguily que escapó del rancho informó a la caballería de Agramonte de lo sucedido. Ignacio Agramonte, llamado Bayardo de la Revolución, se dirigió a sus 70 soldados y pidió 35 voluntarios

Montando en su caballo Mambí, Agramonte llamó a sus jinetes. Todos lo miraron. Tenía 30 años y medía seis pies y dos pulgadas de estatura. Era delgado, erecto y recio. Su caballería, considerada la mejor del Ejército Libertador, estaba dispuesta a seguirlo al fin del mundo.

Los españoles sudorosos y cansados llegaron con su famoso prisionero a beber agua alrededor de un pozo situado en el potrero de la finca “La Esperanza,” (…) Reeve los descubrió y galopeó a notificar a Agramonte. A la vista del enemigo, Agramonte desenvainó su sable y dijo “¡Compañeros! ¡En aquella columna enemiga va preso el General Sanguily y hay que rescatarlo vivo o muerto o quedar todos en la demanda! El Mayor rugió ¡Corneta, toque a degüello! 

El sargento Fernández que custodiaba a Sanguily lo derribó del caballo y le hizo un disparo a corta distancia hiriéndole la mano. Pero antes de que lo pudiera matar, el sargento murió de un sablazo. Agramonte abrazó a Sanguily diciéndole, Julio, te dije que el día menos pensado ibas a caer en poder de los españoles, pero no creí que fuese tan pronto.

El Mayor General Ignacio Agramonte reunió a sus valientes soldados y les dijo: ¡Vuestros nombres, después de este hecho glorioso, figuraran en la historia de nuestras guerras como símbolo de arrojo y valor!

Y así fue. Los cubanos, y en particular los camagüeyanos, recuerdan y veneran la bravura de aquellos patriotas. El rescate de Sanguily se considera como uno de los episodios más extraordinarios de la Guerra de los Diez Años.

2. Rescate de Sanguily. Según Ecured. Al amanecer del día siguiente el Brigadier Julio Sanguily, acompañado de dos ayudantes, salió del campamento y se dirigió al bohío de una familia campesina amiga. Existen diferentes versiones alrededor de la presencia de Sanguily en el rancho de Cirila López Quintero, donde fue sorprendido mientras descansaba. Esa no era la primera visita, pues allí, con cierta frecuencia, le lavaban y preparaban sus ropas. Mientras aguardaba por su vestuario y el desayuno que le preparaban, apareció de repente una patrulla española que recorría la zona.

El rescate: Sin preguntar cuántos eran los soldados españoles, Agramonte escogió 35 mambises y partió a rescatar al compañero de lucha. Ordenó a Henry Reeve que siguiera el rastro del enemigo a marcha forzada, (…), cuando trasponía la cuenta (cuesta) del camino. A la vista del enemigo El Mayor dice a sus tropas: “Alli (Allí), en aquella columna, va preso Julio Sanguily. Es necesario rescatarlo, vivo o muerto, o quedar todos allí”. Al divisar al enemigo y bajo el grito de a degüello Agramonte fue el primer  (primero) en cargar el machete (sic)  mientras el Capitán Palomino, uno de los ayudantes del brigadier, pidió ser el primero y que el resto de los hombres lo siguieran.

Los mambises avanzaron machete en mano sobre sus enemigos, entablándose un combate cuerpo a cuerpo y en medio de la confusión Sanguily hizo correo (correr) el caballo en dirección a sus compañeros. Para advertirle(s) de su presencia agitó el sombrero en la diestra gritando ¡Viva Cuba Libre!

El rescate del Brigadier Julio Sanguily fue una prueba de lo que se podía lograr utilizando pequeños grupos de mambises, además elevó la moral combativa de las tropas cubanas y puso en ridículo al enemigo”. Fuente: https://www.ecured.cu/Rescate_de_Sanguily

Como hemos leído, Ecured incurre en varios errores gramaticales, de concordancia, además de históricos como demostraremos a continuación.

3. Ecured afirma que Sanguily “…salió del campamento y se dirigió al bohío de una familia campesina amiga. Existen diferentes versiones alrededor de la presencia de Sanguily en el rancho de Cirila López Quintero, donde fue sorprendido mientras descansaba. Esa no era la primera visita, pues allí, con cierta frecuencia, le lavaban y preparaban sus ropas. Mientras aguardaba por su vestuario y el desayuno que le preparaban,…”

En nuestra cultura latina,- francesa, española, italiana-, el párrafo anterior está claro, blanco y en botella: Sanguily “fue por la libre”, salió sin permiso, en primer lugar y, en segundo,  existían relaciones frecuentes, atenciones inusuales, alimentación y atención personal. Saque UD. sus propias conclusiones de qué hacía allí Sanguily.

 Veamos qué dice al respecto Manuel de la Cruz. “A dos leguas del campamento, en un rancho de gente pacíficas, guardaba toda su indumentaria el brigadier Julio Sanguily, y envió allí a uno de sus asistentes. Éste no tardó en regresar, aunque con las manos vacías: el rancho era un montón de escombros, sus habitantes habían desaparecido. No pudiendo andar a pie, Sanguily hizo llamar a Agramonte, e invitándole a sentarse en una hamaca le dijo que habiendo la tea del enemigo reducido a cenizas todo su ajuar, había resuelto ir al siguiente día al bohío de doña Cirila, para que le lavasen el traje que vestía”. Agramonte se opuso al proyecto, pero cedió al final a la petición de Sanguily. p. 206-207 Como vemos, Sanguily salió del campamento con el permiso de su jefe, fue al de doña Cirila para que le lavasen la única ropa que tenía. Me pregunto: ¿Por qué los reseñadores del Rescate no citan y, al parecer, no han leído la versión de Manuel de la Cruz? ¿Ignorancia, falsa superioridad, mala fe? Decida Ud.

Al día siguiente, acompañado de su ayudante (…),  (y) de su asistente (…) y llevando tres heridos… emprendió la marcha… Al cabo de una hora de marcha llegó la caravana a la estancia de la buena mujer, que era indistintamente ama de llaves, confidente y hermana de la caridadp. 206-208. “Mientras una de las mujeres lavaba junto a un pozo… la ropa del brigadier, doña Cirila dirigíase hacia Sanguily para que saborease una muestra de su cocido… cuando mirando al bosque exclamó: “-¡Ahí están los españoles!”  p. 206-208

Es decir, este párrafo de Ecured no se sostiene: “Esa no era la primera visita, pues allí, con cierta frecuencia, le lavaban y preparaban sus ropas. Mientras aguardaba por su vestuario y el desayuno que le preparaban…”

No merece más comentario esta pésima efeméride de Ecured sobre el 8 de octubre de 1,871.

4. “Rescate de Sanguily, un hecho de incalculable valor. Por: Celia Zaldivar/DECOM. La Universidad de Matanzas rinde homenaje a un hecho victorioso. El oficial camagüeyano había salido del campamento acompañado de dos ayudantes cuando fue capturado por el enemigo. Sanguily, valiente, digno y leal a la causa revolucionaria, que había sido herido de gravedad en su pierna izquierda, precisaba de ayuda para montar a caballo, y había que amarrarlo y también desmontarlo, pero ni así dejaba de combatir, ni de inspirar respeto, afecto y admiración de sus subordinados y de sus superiores. A esa clase de mambí, a un cubano así, había que rescatarlo, y El Mayor lo tenía claro. Por eso dijo a sus huestes cuando conoció de su aprisionamiento que era necesario rescatarlo o dejar la vida en ello. Sin preguntar cuántos eran los soldados españoles, escogió 35 mambises y partió a rescatar al compañero de lucha. Ordenó a Henry Reeve que siguiera el rastro del enemigo a marcha forzada, el que es divisado (…), cuando trasponía la cuenta (sic) del camino, y fue una corta y colosal (sic) batalla,  “No pelearon como hombres, lucharon como fieras”. Los versos del poeta Rubén Martínez Villena sobre el Rescate de Sanguily ilustran con orgullo la  hazaña:

El rescate de Sanguily

Marchaba lento el escuadrón riflero:
ciento veinte soldados de la (sic) España
que llevaban, cual prueba de su saña,
a Sanguily, baldado y prisionero.

Y en un grupo forjado por Hornero, (sic)
treinta y cinco elegidos de la hazaña,
alumbraron el valle y la montaña
al resplandor fulmíneo del acero.

Alzóse un yaguarama* reluciente,
se oyó un grito de mando prepotente
y un semidiós, formado en el combate,

ordenando una carga de locura,
marchó con sus leones al rescate
iy se llevó al cautivo en la montura!

Rubén Martínez Villena 1,919.

Cuando leí por vez primera este poema, saltó a la vista la primera incoherencia: *¿Hornero? ¿Quién diablos es este “Hornero”? Por el lenguaje utilizado, épico, asumí que se refiere a Homero, quien era bardo, poeta que narraba sus poemas en público, no  un herrero. ¿Será Vulcano? *Yaguarama: sinónimo de machete.

Comencé la búsqueda de “Hornero”, seguro que era Homero. Abrí los tres vínculos que están al final y tienen los mismos errores del anterior, hasta que llegue a la verdad en: Monografías.com, que también tiene errores, pero de otro tipo. La profesora que “rescato” la poesía de Villena incurrió en errores, pero no deformó la verdad histórica ni la alteró caprichosamente. Sí ella lee esta reseña, sabrá quién fue  Agramonte y todo lo que significa. Muchas gracias, Ilcia Reyes. Romel Hijarrubia Zell

El programa de Historia de Cuba para noveno grado de “El centro de tesisdocumentospublicaciones y recursos educativos más amplio de la Red”: https://www.monografias.com/  Es un conjunto de profesores que preparan materiales para diferentes tipos y niveles de cursos. En este caso, para el programa de Historia de Cuba de ¡noveno grado de secundaria!, que aquí se llama Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO)  Es un servicio por internet. ¿Por qué no se hace esto en Cuba? Una cooperativa de profesores que se autofinancien podrá encontrar toda la bibliografía necesaria y, los que puedan, suscribirse a cualquiera de sus muchos cursos. Por favor, ¡sin política, funcionarios, núcleos del partido, ni falsas ideologías!

¡Qué vergüenza sentí como cubano! La envió por Internet la MSc Ilcia Reyes Escalona. Profesora asistente, a su “buzón” en Monogramas.com Las Referencias bibliográficas son ¡17! ¡Desde José Martí, pasando por Cirilo Villaverde, Hechos y personajes históricos, s/a del M. de Educación de Cuba! Incluye cinco cuentos de Dora Alonso. Bertillón 166 de J. Soler Puig, más tres obras de Alfonso Granados.  La Bibliografía incluye 8 obras.

¡Le ronca la guanábana que una empresa española me enseñé la Historia de las luchas de mi Patria contra España! Este es el texto de la profesora Ilcia Reyes Escalona, Profesora asistente:

 Este hecho histórico fue protagonizado por Ignacio Agramante quien el 8 (7) de octubre cayó prisionero [El que cayó prisionero fue Julio Sanguily y Garrite] de los españoles después de una dura batalla [NO cayó prisionero después de ninguna batalla, estaba inválido] en la que fue herido en una pierna. Al enterarse [Ignacio Agramonte] Agramante montó a caballo y al frente de 35 jinetes, persiguió a la columna española y machete en alto, rescataron a Sanguily. Y fue Rubén Martínez Villena con su poema "El rescate de Sanguily" que (quien) recrea este hecho”;  de Villena tengo el original, escrito en 1,923, de la Pupila Insomne.  

El Editor de Monografías.com es tan cuidadoso que rectifica los errores de las ediciones anteriores y añade el signo de admiración al comienzo de la última línea, que en otras ediciones falta o ponen “i”. ¡Lamento que la “profe” no haya leído a Manuel de la Cruz para conocer la Verdad Histórica en que se basa el poema! (No sé por qué blogger pone a dos espacios el poema. Aquí no lo puedo poner a uno.)

 

Marchaba lento el escuadrón riflero

ciento veinte soldado de España

que llevaban, cual prueba de su saña,

a Sanguily, baldado y prisionero.

 

Y en un grupo, forjado por Homero,

treinta y cinco elegidos de la hazaña.

alumbraron el valle y la montaña

al resplandor fulmíneo del acero.

 

Alzóse un yaguarama reluciente,

se oyó un grito de mando prepotente

y un semidios, formado en el combate,

 

ordenando una carga de locura,

marchó con sus leones al rescate

¡y se llevó al cautivo en la montura!

Fuente: https://www.monografias.com/docs112/hecho-historico-su-representatividad-literaria-alternativa-clases-historia/hecho-historico-su-representatividad-literaria-alternativa-clases-historia.shtml

Otras fuentes consultadas:

http://www.bpvillena.ohc.cu/2014/12/el-rescate-de-sanguily/

http://www.lajiribilla.co.cu/2007/n310_04/poesia.html

https://www.nostalgiacuba.com/nostalgiacuba/las-hazanas-de-agramonte-inspiracion-de-poetas-visperas-del-11-de-mayo-dia-qu/

5. Publicado: diciembre 23, 2011 | Autor: Lázaro David Najarro Pujol 

El último Superviviente de la caballería de Ignacio Agramonte ...

https://camaguebaxcuba.wordpress.com/2011/12/23/el-ultimo-superviviente-de-la-caballeria-de-ignacio-agramonte/

Esta narración merece la pena hacer un esfuerzo y leerla. Una enseñanza de quién era Ignacio Agramonte, de cómo la República trató a nuestros veteranos y de cómo los cubanos “de a pie” cuidaron del último superviviente.

Creo que, con la información aportada, se pueden reconstruir los hechos reales con bastante exactitud, la que permite el tiempo en condiciones como aquellas. También lamentar que la promesa de El Mayor, General Ignacio Agramonte y Loynaz a sus compañeros, no se ha cumplido: “¡Vuestros nombres, después de este hecho glorioso, figuraran en la historia de nuestras guerras como símbolo de arrojo y valor!” ¡Así es la verdadera Historia!

¿Por qué no se editan los cinco tomos de losEpisodios de la Revolución Cubana” de Manuel de la Cruz para sano orgullo de nuestro pueblo y enseñanza de otros? Más temprano que tarde se hará. R.

Próxima edición: lunes 23 de noviembre.

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