“La crisis de la baja
cultura”. Por Francisco Almagro Domínguez. cubaencuentro.com
I. Noventa y un años nos
contemplan desde que Jorge Mañach publicara su ensayo La crisis de la alta
cultura en Cuba (1,925). Es posible suponer que mucho ha cambiado en la Isla
desde entonces. Pero el ensayo parece
escrito para nuestro tiempo aún con las enormes diferencias económicas,
políticas y sociales que nos separan. Lo que fuera una conferencia
dictada en la Sociedad Económica Amigos del País tiene, como casi toda la
obra ensayística de Mañach, una vigencia
monumental. Foto de: Libros Gratis [La mejor y
más humana biografía sobre José Martí que he leído. r.h.z.]
Para poner la obra en contexto, debemos
recordar que el autor había vivido el primer cuarto de existencia de Cuba
independiente, llamada república “de generales y doctores” pues la
sucesión de hombres de armas y de leyes en el poder hizo que la nación siguiera
viviendo en la colonia, como afirmara otro famoso ensayista. Época de
turbulencias, la inmadurez política de nuestros héroes militares, anticipada
genialmente por José Martí, provocó que la cultura, sustento y razón
de la libertad, no fuera una prioridad. (Sic)
Maňach comienza definiendo lo que
para él es cultura, distante de instrucción o educación, como “una
suerte de unión sagrada, una fe y un orgullo comunes, una conciencia de
actitudes hacia la tradición del pasado y hacia los destinos del futuro; y
además… en el campesino o en el obrero más humilde, un aprecio casi
supersticioso de las virtudes intelectuales de la nación”.
Hace un recorrido por la “producción
cultural” autóctona del Siglo XIX —grande, variada, profunda— y lamenta la falta de seriedad, el
“choteo” —tema recurrente en él— y la
mediocridad que ha colonizado las esferas intelectuales y académicas de la
sociedad. El autor distingue entre pensamiento, “alta cultura”, y niveles
de conocimiento técnico y científico, en la Cuba de entonces elevados con
respecto al resto de Latinoamérica gracias, entre otros factores, a becas y
asesorías norteamericanas [1]. Pero del mismo modo, lamenta Mañach la “falta casi
absoluta de producción intelectual desinteresada”, y la “decadencia del
coloquio”, de la polémica. Y como si estuviera entre nosotros todavía,
concluye: “la crítica —esa función importantísima, organizadora de toda
aspiración intelectual colectiva— no existe aquí”.
[1.
Para sostener esta afirmación sería conveniente algún dato concreto. No se niega
lo dicho, sino se pide sustentarlo porque la superación de los cubanos, en
todos los campos, fue cosa de allende y de aquende (de la parte de acá) a pesar
de los pesares actuales.]
II. Los primeros
intelectuales que abrazaron la Revolución cubana en 1,959 formaban entonces
—como el propio Jorge Mañach— una masa informe y versátil. Llevaban sobre sus
hombros el fardo pesado de frustraciones, sueños pospuestos, sacrificios de todo
tipo para ver su obra publicada o exhibida. Fue su pecado y su tentación:
liberales y comunistas, conservadores, creyentes e incrédulos apoyaron, cuando
no colaboraron y participaron activamente en la revolución “más verde que
las palmas”. Ya conocemos el porqué y el cómo de los desgajamientos, algunos
verdaderamente lamentables.La cultura, como toda actividad enaltecedora del alma
humana, no debe tener encasillamientos ideológicos o políticos pues dejaría,
precisamente, de ser honradez del bien para ser perversión,
mal.
Pero intentemos otra mirada sobre
aquellos primeros años de la Revolución Cubana, donde a pesar de tantas
confusiones, negativas y exilios forzados, también se publicaron textos como
nunca antes, florecieron bibliotecas por toda la Isla; hubo talleres literarios
en escuelas, en fábricas y en granjas; grupos de teatro, academias de música y
de plástica, y cine donde jamás había llegado la luz eléctrica. Entonces era
posible ver lo mejor del ballet mundial, del teatro, del cine internacional o de
la guitarra mejor pagada por apenas unos pocos pesos cubanos. El movimiento de
aficionados, verdadera cultura popular, llegó a los lomeríos más
apartados.
Siempre hubo una elite cultural [2] que, como en toda sociedad totalitaria, se encargaría
de “juzgar” lo “apropiado” y lo “peligroso”. Y como el autor y la obra eran una
misma cosa, ambos iban a la pira purificadora del anonimato. Unos “subían” sin
obra meritoria, otros bajaban al Hades del No-Ser, el peor de los castigos para
un intelectual. Salvando nuevamente las distancias, Mañach había vivido algo
parecido en los primeros años de la república. En la medida que el poder se
radicaliza, se funde en unas pocas manos, la cultura que es “unión sagrada,
una fe y un orgullo comunes”, se torna un modo de vida individual que hace
de “cada uno un quijote de su propia aventura”. Y otra vez, como si desde
las “alturas” el profesor Mañach nos hiciera un guiño, advierte: “todo es un
quítate tú para ponerme yo. La cultura es un naufragio, y el esfuerzo un arisco
sálvese quien pueda”.
[2. Elite cultural
y sociedad totalitaria: Desde 1,959 hasta poco más de 1,964 se mezclaron en
mayor o menor grado los intelectuales destacados anteriores al 1º de enero de
1,959 con los surgidos como vanguardia de ese proceso. Desde Lunes de
Revolución, pasando por la Revista Bohemia, hasta en el cine,
fueron exponente de esa integración de lo anterior y lo nuevo. Es sólo
con la sovietización del país, las O.R.I. (Organizaciones Revolucionarias
Integradas) y sobre todo, la toma de la dirección cultural por el Partido
Socialista Popular (PSP) con Edith García Buchaca como comisaria cultural
principal y el oportunismo criollo, es que comienza y se extiende el
totalitarismo cultural y político que tanto daño hizo y continua haciendo a la
libre expresión cultural. El proceso cultural posterior a 1,959 no
fue, desde su inicio, totalitario. A la prensa y el cine de la época me
remito.] Foto de Edith García Buchaca y Joaquín (el Bizco) Ordoquí. Foto:
cubavistaalasseis Si desea
leer sobre ambos personajes, abra este vínculo a un artículo de Osvaldo
Fructuoso Rodríguez:
III. El mecenazgo o
el trabajo no intelectual son las fuentes de sustento del
creador. [3]. Y en
general, los creadores comen bien y fino. El mecenazgo está ligado
indisolublemente al poder. Y ese poder, económico, crea una suerte de
mercenarismo cultural donde se puede ser más o menos libre en la medida que el
mismo poder se sienta seguro, económica y políticamente. El maridaje entre
creador y mecenas termina cuando quien paga o no puede pagar o no tolera por su
seguridad “excesos” del artista. El mecenazgo es el rasgo típico de las
sociedades pre-capitalistas [4] con
verticalidad de mando, desde la Antigüedad hasta la Florencia renacentista,
precisamente donde comienza a emerger un artista diferente al calor de la
burguesía; alguien puede ser “comprado” por varios padrinos, y aun cuando sigue
ligado a quien paga, son tantas las
ofertas [5] que es libre de escoger con quién, cómo y para qué
trabaja.
[3. Es una afirmación cierta en líneas generales,
pero demasiado absoluta. Muchos,- en Cuba-, mantuvieron su
independencia a toda costa y aún la mantienen. Merecen ser considerados
verdaderos luchadores de la cultura independiente. Algunos son famosos
internacionalmente, otros sólo conocidos de pequeños grupos.]
[4-5. El
autor simplifica demasiado. Hoy el
mecenazgo continúa y hay creadores que viven gracias a él. Ya no son
comerciantes adinerados, Papas o gobernantes, sino grandes corporaciones
internacionales las que lo ejercen sistemáticamente. El creador se
somete a su poder o es un marginado que, en una sociedad libre, en especial en
esta época de comunicación barata y globalizada, puede seguir expresando sus
verdades o creación fuera del poder económico. Las ofertas siempre están
condicionadas y no son tantas como parece creer el
autor.]
Probablemente la etapa a la que Mañach
se refiere como “sequía” cultural obedece a los primeros años republicanos en los cuales el cacicazgo político creó una
legión de intelectuales “orgánicos”; una casta de burócratas y farsantes
consentidos. Como dialéctica contraparte, comenzó a surgir también una
generación de intelectuales —como el propio Mañach, Villena, Marinello, Lizaso,
Tallet [6], Ichaso—
que protagonizarían el acto de cultura política más inclusivo de esa República:
la Protesta de los Trece. Esta nueva clase intelectual, “trabajaba”; Nicolás
Guillén fue linotipista para pagar la impresión de sus obras; Lezama Lima,
notario en la prisión del Castillo del Príncipe para, junto al mecenas Rodríguez
Feo, publicar Orígenes, y Lino Novas Calvo después de boxear y hacer
carbón entre otros oficios, fue descubierto como escritor al volante de un taxi
habanero. Foto y artículo sobre la Protesta de los Trece de Casa Editora Abril
[6 José
Zacarias Tallet: Impúdicamente más de dos biógrafos copian párrafos textuales de
otras fuentes y reproducen: “En 1,968 se retiró oficialmente del periodismo,
pero siguió colaborando con la revista Bohemia en la sección
"Gazapos",…” Lo que NO dicen en parte alguna de
la bibliografía oficial ni en su biografía, es que Tallet fue miembro del Jurado
que otorgó a Antón Arrufat el premio por su libro-poema “Los Siete contra
Tebas”, que a Antón le costó diez años de ostracismo y que motivó la salida
de Tallet del M. de Rel. Exteriores, al mantener su voto a pesar de las
presiones oficiales y oficiosas que se hicieron sobre él y otros miembros del
Jurado para que retirarán el premio. Tallet fue ejemplo de honradez intelectual,
ideológica y política. Si desea leer sobre el tema, escriba en
Google “José Zacarias Tallet y los Siete Contra Tebas”. “Para decir
mentiras y comer pescado hay que tener cuidado”. La Verdad y la Historia
siempre salen al Sol, si se busca.]
Son el post-machadato y los primeros
años de la democracia constitucional, épocas de la mayor y más variada creación
cultural de toda la historia republicana; el intelectual “mecenástico”
prácticamente desaparece, dando lugar al intelectual-trabajador, comprometido
sólo con sus ideas y su forma de expresar el arte. Por cierto, una teoría no muy descabellada [7], y tal vez “antimarxista”,
da a la intelectualidad cubana —libre-pensadora, informada— y a la clase media
cubana de los años 50, los papeles protagónicos de la Revolución de 1,959, y no
a los “obreros y campesinos” o a las “condiciones objetivas” en un país
cuyos niveles de educación, salud e inversiones eran, para la época, envidia de
muchos en América Latina.
[7. Comparto esa
teoría. El estudiantado cubano, desde el preuniversitario hasta las
universidades participó por activo o pasivo en la lucha contra la tiranía,
sin importar a que clase social
pertenecieran sus mayores. Los campesinos, eventualmente, se unían o
no a la guerrilla. El Movimiento 26 de Julio encabezó esa lucha y en él estaba
la clase media y la media alta, además de trabajadores manuales. En el
movimiento obrero tuvo poca fuerza, como en el campesino donde sí la tenía en
ambos, el partido socialista popular contrario a la lucha armada hasta
finales/mediados de 1,957.]
IV. Junto al nuevo
mecenazgo que se instaló después de 1,959, a las elites culturales se les pidió, con toda razón, absoluta
fidelidad a un ente inasible y ambiguo llamado Revolución. [Los que no negaban el proceso de cambios, pero no aceptaban el
dogmatismo sovietizante, oportunista en muchos casos, eran desaparecidos
de los medios de divulgación.] Poco a poco se abrió el Mar Rojo Tropical
—nunca mejor metáfora para un océano que se ha tragado tantas vidas— para
dejar pasar hacia el exilio a una inmensidad —inmensidad, sí señor— de
escritores y artistas “sediciosos”. Lo que ha ido sucediendo después, y es
lo más lamentable, es que hemos vivido una cultura cubana escindida,
ambivalente, trunca. Y ha sido dolorosa en varios casos porque trabajar fuera de
la Isla no es fácil ni inspirador; no se puede separar artificialmente lo que
“es una conciencia de actitudes hacia la tradición del pasado y hacia los
destinos del futuro”.
Vivimos hoy una “baja” cultura que se refleja
en ambas orillas, quizás un poco más allí donde los que han quedado
atrapados en esa “maldita circunstancia del agua por todas partes”, por las
razones que sean, viven en la simulación, la monotonía y la delación. [8] La crisis económica de la debacle soviética hizo que el
tradicional reparto de premios y viajes al extranjero se transformara en un
circo de gladiadores con plumas y pinceles en ristre; mercenarismo y
“jala-levismo” del que, quizás lo único salvable, ha sido la resucitación de
algunos fallecidos sin nombre y sin tumba de los tiempos del mal llamado
“Quinquenio Gris”. Aunque para ser justos, hay sus excepciones: ciertos
personajes resurrectos de hoy son peores que el centurión de la lanza,
dispuestos a clavársela a cualquiera.
[8. Esta es una
afirmación gratuita y absoluta, es indigna e injusta para los que siguen siendo
independientes, honestos, y mantienen la libertad de conciencia. Ejemplos
conocidos nacional e internacionalmente sobran. Este párrafo es impropio del
autor y de este artículo.]
Los comisarios culturales del régimen
están muy preocupados, según se deja leer en la prensa oficial, y no es para
menos. La vida cultural, que depende siempre de la salud económica y política
del país, está en una crisis irreversible. A la mediocridad global de la
Civilización del Espectáculo —en Cuba algo así como la “Apoteosis de la
Incivilización”—, se le suman las deplorables condiciones de las bibliotecas
públicas, de los conservatorios de música, de las galerías —no las que venden en
“moneda dura”— de los teatros y los cines, algunos de ellos desaparecidos para
siempre bajo la apariencia de un parque sin árboles y sin amantes. A la crisis
se le suma el cansancio, el aburrimiento de las nuevas generaciones para las
cuales los símbolos revolucionarios son grilletes y no laureles. Y las elites
culturales del exilio deberían preocuparse también. Una buena cantidad de cubanos y sus
descendientes aborrecen el español, odian a José Martí por “comunista”, y tienen
a Cuba por una isla mediocre, sin pasado, que no merece ni una plática de
sobremesa dominical.(Sic) [Igual crítica que el
párrafo anterior.]
Esta crisis de “baja” cultura no conoce
ideologías ni matices políticos. Y como todo trance, oportunidad y peligro,
paradójicamente puede estar salvando la cultura nacional del desastre absoluto,
del entierro faraónico a que se encamina. La “cultura de la Revolución”
comienza a desdibujarse, como lo hace la llamada “cultura de la
Contrarrevolución”; las fronteras se borran, y ambos territorios parecen ir
caminando hacia un lugar común, el Aleph* del que nunca debieron “partir”.
Ha sido la democratización de la tecnología, que en otros países ha conducido
a la vulgaridad y a la grosería, lo que, contrariamente, al cubano está
descubriendo otra realidad. Las obras sin autores y los muertos insepultos ya no
son posibles. [*Alehp: alusión al cuento homónimo del escritor argentino
Jorge Luis Borges, donde el pasado, presente y futuro coexisten independientes
en una unidad cósmica.]
Pero será difícil la
reparación de todo el entramado cultural cubano porque el daño ha sido grave,
prolongado, contumaz. La soberbia aspiración de construir una cultura basada en
una ideología, prescindiendo del “aprecio casi supersticioso de las virtudes
intelectuales de la nación”, solo puede anidar en cabezas muy enfermas.
Comisarios y policías del pensamiento creen que tendrán una segunda oportunidad
en la Isla. En más de cincuenta años de soledades y abandonos no acaban de
descifrar en los pergaminos la palabra Libertad.
[Sobre el artículo precedente:
Se ha utilizado el color rojo para separar claramente los contenidos del autor
Almagro de los comentarios del Editor. No tienen otra intención. El Editor
lamenta algunos párrafos donde “la tinta está demasiado cargada”: es
injusto con aquellos que han permanecido en su patria por una u otra razón, sin
ser delatores, vividores del poder ni chupópteros sociales. Cuando se
absolutizan los juicios se pierde la imparcialidad y la objetividad, tan
necesarias cuando se analizan hechos históricos. No obstante, publicamos este trabajo por su valor como
recuento de la historia de la “alta y baja” cultura cubana desde los años
veinte del siglo pasado al presente. Esa historia que se cuenta mal o,
sencillamente, no existe para buena parte del pueblo cubano de dentro y fuera de la Isla.
r.h.z.]
PARA EL MUNDO
TRAIGO UN CANTAR…
Cuba suspende licencias para paladares y advierte sobre
control más estricto El Nuevo Herald El
gobierno cubano ha suspendido temporalmente la emisión de licencias
para nuevos... [La ola marina: “tengo un motor que camina pa alante, que
camina pa atrás…”]
Explican la presencia de trabajadores de la India en obras de
la ... www.cubadebate.cu/
Según reporta Reuters, los obreros de la India en Cuba perciben un salario
de unos 1.500 euros mensuales. ... [¡Incalificable! En lugar de quitar las empresas
intermediarias de contratación de personal, chupópteros ineficientes y
corruptos, prefieren que se traigan hindúes y pagarles esa cantidad que a un
cubano. Pudieran establecer un impuesto progresivo justo y ganarían mucho más.
Es el colmo del anti cubano.]
Falta de transparencia bancaria en Cuba frena avances con EEUU
... www.elconfidencial.com La "falta
de transparencia" de las instituciones financieras en Cuba es un
obstáculo para continuar los avances en las relaciones comerciales y
de...
La primera estudiante estadounidense en la Escuela Nacional de
Ballet de Cuba LA NACION
(Argentina)
Jorge Pérez: cómo un inmigrante cubano se convirtió en Miami
en uno de los hombres más ricos de Estados Unidos BBC Mundo. Nació en Argentina de padres cubanos, creció en Colombia
y llegó a Miami en 1968. La revista Forbes estima su fortuna en US$3.300
millones, ubicándolo en el puesto 239 en las fortunas del país. Es también un
magnate de la filantropía. Su nombre está en la fachada del Museo de Arte de
Miami. La institución se llama oficialmente "Museo de Arte Jorge M. Pérez",
luego que el empresario donara US$40 millones para su construcción.
[¡Felicitaciones!]
Especial de Guillermo Alvares
Guedes. Vídeo de 47 minutos y más al final.
Aforismos y frases
célebres:
“La crítica es el ejercicio del
criterio: destruye los ídolos falsos, pero conserva en todo su fulgor a los
dioses verdaderos”. José Martí. Fuente: Wikiquote.org
Si este blog ha
sido de su agrado, recomiéndelo a sus amigos. Gracias. Yskra y Romel.
El blog http://www.mangoconarroztres.blogspot.com.es se hace sin ánimo de lucro. No percibimos
ingresos por él. Sólo lo creamos para intentar brindarle información y
entretenimiento. Por razones de espacio algunos artículos han sido
resumidos. Si desea leer el texto completo debe ir al vínculo que mostramos en
el tema. Salvo que se especifique lo contrario, las negritas,
itálicas, y subrayados son de los Editores. El sentido de (…) y
de… es indicar que se ha condensado la obra original. Los comentarios entre [ ]
son del Editor. Nuestro blog es posible por los servicios gratuitos de
diferentes empresas internacionales de comunicación y las Alertas de Google.
Gracias.