domingo, 16 de septiembre de 2012

12. Información sobre Cuba social y económica. La Ley de Ajuste Cubano.

Carta de un joven que se fue de Cuba”, es la respuesta a la de Rafael Hernández, director de la revista Temas. Se añade la enviada a dicha publicación “Un viejo que se fue”.

http://lajovencuba.wordpress.com/2012/06/13/carta-a-un-joven-que-se-va/ Si sigue este vínculo encontrará el original publicado en la revista. Con estas valoraciones contrapuestas, UD. podrá llegar a sus propias conclusiones.

clip_image002clip_image003Foto que ilustra el artículo de “Temas”.

Carta de un joven que se ha ido. 1) “Estimado Rafael Hernández: He leído con mucho interés su “Carta a un joven que se va”. Me he sentido aludido, porque hace dos años me marché de Cuba, tengo 28 años y vivo en Pomorie, una ciudad balneario situada en el este de Bulgaria. La razón por la que le escribo es para intentar explicarle mi postura como joven cubano emigrado. Sin solemnidades ni verdades absolutas, porque si algo me ha enseñado al dejar mi país, es descubrir que esas verdades no existen.

Puede que algunos de los que nos hemos marchado en los últimos años (somos miles) tengan claro el momento en que decidieron hacerlo. Yo no. Lo mío fue progresivo, casi sin darme cuenta. Empezaría con ese recurso tan cubano que es la queja. Por nimiedades, tal vez. Por lo que no hay, por lo que no llega, por lo que pasa, por lo que no pasa, por no saber. O no poder. La queja no es grave, lo grave es que se cronifique ([i]) como una enfermedad cuando nada parece resolverse. Y uno puede aceptar que eso es así, y es tu país para lo bueno y para lo malo, o pasar a la siguiente categoría, que es la frustración. O sea, descubrir que la solución a la mayoría de los problemas no está en tus manos. O no te permiten hacerlo. O aún más triste: no parece importar.

Abandonar o permanecer en tu país es una decisión muy personal que nunca debe juzgarse en términos morales. Yo elegí este camino porque quería un futuro diferente al que veía en Cuba, y salí a buscarlo consciente de que podía salir mal, pero quise correr ese riesgo. No voy a mentirle diciendo que fue doloroso. No lloré en el aeropuerto. Todo lo contrario, me alegré. Le digo más, me liberé.

Tiene usted razón cuando dice que mi generación carece de esos lazos emocionales que generan experiencias como Playa Girón, la Crisis de Octubre o la guerra de Angola. Pero no se equivoque, yo también he tenido mis epopeyas. A lo mejor no tan épicas, pero sí igual de demoledoras. En estos veintidós años que menciona, he visto degradarse el país por el que tanto lucharon mis padres. He visto marchar a mis maestros de primaria y secundaria. He visto a familias discutir por el derecho a comerse un pan. He visto el malecón lleno de gente nerviosa gritando contra el gobierno, y gente aún más nerviosa gritando a su favor. He visto a jóvenes construyendo balsas para huir quién sabe a dónde, y a una turba lanzando mierda de gato contra la casa de un “traidor”. Incluso, Rafael, he visto a un perro comiéndose a otro perro en la esquina habanera de 27 y F. Y también he visto a mi padre, que sí estuvo en Angola, con el rostro pálido, sin respuestas, el día que un custodio de hotel le dijo que no podía seguir caminando por una playa de Jibacoa (frente al camping internacional) por ser cubano. Yo estaba con él. Yo lo vi. Tenía diez años, y un niño de diez años no olvida cómo la dignidad de su padre se va a la mierda. Aunque haya vuelto de una guerra con tres medallas.

Me habla usted de las conquistas sociales de la Revolución. De la educación y la medicina. Voy a hablarle de mi educación. Tuve buenos maestros, y cuando se marcharon fueron sustituidos por otros menos preparados que, a su vez, fueron reemplazados por trabajadores sociales que escribían experiencia con S y eran incapaces de señalar en un mapa cinco capitales de Latinoamérica (esto no me lo contaron, lo viví) Mis padres tuvieron que contratar maestros privados para que yo aprendiera de verdad. No lo pagaban ellos sino una tía mía radicada en Toronto. De modo que si somos honestos, buena parte de la formación que tengo se la debo a los clientes del restaurante griego donde trabajaba mi tía.

Pero hay más. En tiempos de mi hermana mayor era extremadamente raro que un alumno sacara una nota de cien. En mi época el cien se volvió algo común, no porque los alumnos fuésemos más brillantes sino porque los profesores bajaron sus exigencias para maquillar el fracaso escolar. ¿Y sabe una cosa? Yo tuve suerte, porque los que venían detrás de mí en vez de maestros tuvieron un televisor.

De la medicina poco tengo que decirle porque usted vive en Cuba. Y salvo el hecho de mantenerse la gratuidad, cosas que admito sigue siendo meritoria, el estado de los hospitales, la precariedad de unos médicos mal pagados y la creciente corrupción empujan cada vez más al sistema de salud hacia ese tercer mundo del que tanto hizo por alejarse. Y lo cierto es que, hoy en día, un cubano que maneje divisas tiene más posibilidades de recibir un tratamiento mejor (haciendo regalos o incluso pagando) que uno que no lo tenga, aunque sea de forma ilegal.

Y aunque la Constitución diga otra cosa. Por triste que resulte admitirlo, Rafael, la educación y la medicina de la que disponen los cubanos de hoy es peor que la que disfrutaron mis padres.

Usted dice que el país hace un gran esfuerzo, que existe un embargo. Y yo le respondo que también existe un gobierno que lleva cincuenta años tomando decisiones en nombre de todos los cubanos. Y si estamos en el punto en el que estamos, lo más sano es que admitiera que no ha sabido, o no ha podido, o no ha querido hacer las cosas de otra forma. Por la razones que sea. Porque el fracaso también está cargado de razones. Y en vez de atrincherarse con sus figuras históricas en el Consejo de Estado, debería dar paso a los que vienen detrás.

Rafael, es muy frustrante para un joven de mi edad ver que en Cuba llevamos 50 años sin que se produzca un relevo generacional porque el gobierno no lo ha permitido. Y no hablo de que me den el poder a mí, que tengo 28 años. Hablo de los cubanos que tienen 40, 50 o incluso 60 años y no han tenido nunca la posibilidad de decidir. Porque las personas que hoy en día tienen esas edades y ocupan puestos de responsabilidad en Cuba no han sido formados para tomar decisiones, sino para aprobarlas. No clip_image004son dirigentes, son funcionarios. Y ahí incluyo desde ministros hasta los delegados de la asamblea nacional.

Intervención de Ricardo Alarcón y Eliecer Ávila en la Asamblea Nacional. Foto de: derechoshumanoscuba.blogspot.com

Son parte de un sistema vertical que no da margen para que ejerzan la autonomía que les corresponde. Todo se consulta. Y contrario a lo que dice el refrán: en vez de pedir perdón, todos prefieren pedir permiso.

Dice usted que en mi país se puede votar y ser elegido para cargos desde los 16 años. Y que la presencia de jóvenes delegados ha bajado desde los años 80 hasta ahora. Incluso me advierte que si seguimos marchándonos, habrá menos jóvenes votando y por tanto menos elegibles. Y yo le pregunto: ¿De qué sirve mi voto? ¿Qué puedo yo cambiar? ¿Qué han hecho los delegados de la Asamblea Nacional para que me interese por ellos?

Seamos sinceros, Rafael, y creo que usted lo es en su carta, así que yo también quiero serlo en la mía, ambos sabemos que la Asamblea Nacional, tal y como está concebida, solo sirve para aprobar leyes por unanimidad.

Resulta paradójico llamarle asamblea a una institución que se reúne una semana al año. Tres o cuatro días en verano y tres o cuatro días en diciembre. Y en esos días se limita a aprobar los mandatos del Consejo de Estado y de su Presidente, que es quien decide lo que se hace o no se hace en el país. Lamentablemente, yo no puedo votar a ese presidente. Y no sabe cuánto me gustaría hacerlo.

Hace unos días escuché a Ricardo Alarcón confesarle a un periodista español que él no cree en la democracia occidental “porque los ciudadanos sólo son libres el día que votan, el resto del tiempo los partidos hacen lo que quieren...”

Aunque fuera así, que no lo es (al menos no siempre, y no en todas las democracias), estaría reconociendo que desde que yo nací, en 1984, los electores en EE.UU., por ejemplo, ha tenido siete días de libertad (uno cada cuatro años) para cambiar a su presidente. Algunas veces lo han hecho para bien, y otras para mal. Pero esa es otra historia. Un joven de New Jersey que tenga mi edad ya ha tenido dos días de libertad para, por ejemplo, echar a los republicanos de Bush y nombrar a Obama. Los cubanos no hemos podido tomar una decisión así desde 1948 (no incluyo las elecciones de Batista, por supuesto). Y si usted me dice que la capacidad de nombrar a un presidente no es relevante para un país yo le digo que sí lo es. Y más para un joven que necesita sentir que se le toma en cuenta. Aunque solo sea por un día.

Usted probablemente piensa que los que nos marchamos elegimos el camino más fácil, que lo duro es quedarse a resolver los problemas. Pero le tengo que decir que mis abuelos y mis padres se quedaron en Cuba para pelearse con esos problemas. Renunciaron a muchas cosas por la Revolución y hasta se jugaron la vida por ella. Para darme un país avanzado, equitativo, progresista. Y el que me han dado es uno en el que la gente celebra poder comprar un carro (coche, auto) y vender su casa como si fuera una conquista.

Pero eso no es una conquista, es recuperar un derecho que ya teníamos antes de la Revolución. ¿A eso hemos llegado? ¿A celebrar como un éxito algo tan básico? ¿Cuántas otras cosas básicas habremos perdido en estos años? Para mis padres es doloroso asumir ese fracaso, y no lo quieren para mí. No quieren que con 55 años tenga un sueldo que no me alcance para vivir, ni el sueldo ni la libreta. Porque no alcanza. Y no quieren que para sobrevivir acuda al mercado negro, a la corrupción, a la doble moral, a fingir. Prefieren que esté lejos. A los 28 años yo me he convertido en la seguridad social de mis padres, ¿O cómo cree que sobreviven dos personas con 650 pesos?

Sí, Rafael, hemos tenido que irnos cientos de miles de cubanos para que nuestro país no quiebre. Lo que Cuba ingresa de nuestras remesas es superior, en valor neto, a casi todas sus exportaciones. Eso sí, el país ha perdido juventud y talento, y en vez de abrir un debate realista sobre cómo parar esa sangría, sigue anclado a un inmovilismo ideológico que no es otra cosa que miedo al futuro.

¿Y qué hago yo en un país cuyos gobernantes le tienen miedo al futuro...? ¿Esperar a que se mueran...? ¿Esperar a que cambien las leyes por generosidad y no por convicción? ¿Qué hago yo en un país que sigue premiando la incondicionalidad política por encima del talento? ¿A qué puedo aspirar si no basta con lo que soy y lo que hago...? ¿A convertirme en un cínico? ¿O me anima usted a que dé la cara y diga lo que pienso? Algunos jóvenes de mi generación ya lo han hecho, ¿Y dónde están?

clip_image005Recordemos a Eliécer Ávila, un estudiante de la Universidad de Oriente[ii] que tuvo la valentía de preguntarle a Ricardo Alarcón por qué los jóvenes cubanos no podíamos viajar como cualquier otro, y fue represaliado por el sistema. (Si desea ampliar vaya a: http://baracuteycubano.blogspot.com.es/

Foto del ingeniero informático Eliecer Ávila en casa de sus padres en Guantánamo, Cuba. Foto de: angelicamorabeals2.blogspot.com.

Él no tuvo la culpa de que allí hubiera un cámara de la BBC, ni de la respuesta ridícula que dio Alarcón (aquella barbaridad de que el cielo se llenaría de aviones que chocarían entre ellos) Hoy Eliécer vive marginado por razones políticas. Y no es un terrorista ni un mercenario ni un apátrida, es un joven humilde, mulato, universitario, que cometió el error de ser honesto. Qué triste hacer una revolución para terminar condenando a alguien por ser honesto. ¿Para eso quiere usted que me quede, Rafael?

Dejar tu país y tu familia no es un camino fácil. Ni la solución a nada, solo es un principio. Te vas a otra cultura, tienes que aprender otro idioma, pasas momentos muy malos. Te sientes solo. Pero al menos tienes el alivio de saber que con esfuerzo puedes conseguir cosas.

Mi primer invierno en Bulgaria fue muy duro, conseguí trabajo como transportista y pasé cuatro meses subiendo y bajando lavadoras para ahorrar dinero y poder viajar a Turquía. Una ilusión que tenía desde niño. Y viajé. No tuve que pedir un permiso de salida ni mi avión chocó con ninguno. Pude cumplir el sueño de Eliécer. Y me alegro de haberlo hecho. He conocido otras realidades, he podido comparar. He descubierto que el mundo es infinitamente imperfecto, y que los cubanos no somos el centro de nada. Se nos admira por algunas cosas igual que se nos aborrece por otras.

También he descubierto que irme no ha cambiado mis convicciones de izquierda. Porque lo de Cuba no es izquierda, Rafael. Póngale usted el nombre que quiera, pero no es izquierda. Yo estoy de parte de aquellos que buscan el progreso social con igualdad de oportunidades y sin exclusiones. Pienses como pienses. Sin sectarismo ni trincheras. Porque eso solo sirve para enfrentar a la sociedad y sustituir verdades por dogmas.

Por último, Rafael, la casualidad quiso que terminara en un país que también estuvo gobernado por un partido y una ideología única. Aquí no hubo revolución de terciopelo como en Checoslovaquia, ni derribaron un muro como en Berlín ni fusilaron un presidente como en Rumania. Aquí, como en Cuba, la gente no conocía a sus disidentes.

Aquí no había fisuras, y sin embargo, en una semana pasaron de ser un estado socialista a una república parlamentaria. Y nadie protestó. Nadie se quejó. No puedo evitar preguntarme, ¿Acaso pasaron 40 años fingiendo? Desde entonces no han tenido un camino de rosas, han enfrentado varias crisis, incluso la población ha llegado a vivir con peor calidad de la que tenía en los años 80, pero curiosamente, la inmensa mayoría de búlgaros no quiere volver atrás. Y eso que el socialismo que dejaron ellos era bastante más próspero que el que hoy tenemos los cubanos. Pero en este país no piensan en el pasado, piensan en el presente. En mejorar la economía, en resolver las desigualdades (que las hay, como en Cuba), en combatir la doble moral, los personalismos y la corrupción que generó el estado durante décadas. El día que ese presente importe en Cuba, no tenga duda, nos veremos en La Habana.

Iván López Montreal. Pomorie, Bulgaria”.

2) Carta enviada a Temas de un viejo que se fue. “La Revista Temas cumple un importante rol en la actualidad cubana y parcialmente en la internacional. Es una ventana semiabierta a la discusión y la exposición de ideas diferentes. Sus artículos, generalmente, son interesantes y diversos. Sus lectores muy limitados, debido entre otras cosas, a su precio,- 85 euros la suscripción anual en Europa y 6.50 m.n. el ejemplar en Cuba-, al sector que está dirigida y a la distribución.

Unido a ello, uno encuentra artículos como el presente, "Carta a un joven que se va" realizado con inteligencia y habilidad, pero tremendamente falso, de la clásica doble moral, justificativo y cobarde. No merece la pena siquiera este comentario porque su autor no es tonto ni imbécil, sólo hipócrita y farsante. Todos sabemos lo que sucede en Cuba, lo que no conocemos es cómo terminará: un baño de sangre, el capitalismo puro y duro, fascismo, chino, o el retorno a 1952, antes del golpe de Estado.

Aparecerse con estas tonterías para tontos y sensibleros, está fuera de lugar. Yo me fui y no era joven: me fui porque mi esposa estaba gravemente enferma y compraba pizzas a los médicos y refrescos, donde no había agua ni jabón, no hablemos ya de guantes ni esterilidad. Regresaría si hubiera futuro, con mis 80 años, para morir en mi Patria y ser enterrado bajo el mango superhigh que sembré. Romel Hijarrubia Zell y Peraza.

P.D. Suscribo totalmente, con mi firma y mi sangre, lo expresado por el joven que se fue”. R.

image 3) Visiones sobre el socialismo que guía los cambios actuales en Cuba. Por Camila Piñeiro Harnecker, Profesora, investigadora y consultora de empresas. Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC). NOTA: Dado el carácter de este trabajo y su extensión, será publicado en tres partes: la segunda,- “el socialismo economicista-, el lunes 24 de septiembre y la tercera,- “el socialismo autogestionario”-, el lunes 1º de octubre con las Consideraciones finales de la autora y del editor.

En esté, sólo trataremos la visión hacia el socialismo que la profesora codifica como “estatista”. Cualquiera que sea su visión sobre “el socialismo” y sus variantes, consideramos útil e interesante esta investigación. (Foto de: elyuma.blogspot.com).

La autora es hija de dos figuras apreciadas de forma diferente: su madre persona muy culta, chilena, que tuvo alguna participación en la TV cubana, donde disfrutamos de sus intervenciones, hasta que desapareció de ella. Supongo que no era lo suficientemente dogmatica para el medio. Su padre, el Comandante Piñeiro, Barba Roja, sobre el cual UD. puede tener cualquier opinión, menos la de tonto. Este es el caso de su hija. Sí desea conocer más sobre ella vaya a: http://riless.org/es/miembros/perfil/camila-pineiro-harnecker/248 donde encontrará una amplia reseña sobre la misma. Sin más:

“La forma que tome el nuevo modelo cubano dependerá de la influencia relativa de maneras diferentes de entender el socialismo y visualizar el futuro de Cuba. Aunque estas posiciones o corrientes de pensamiento, por lo general, coinciden en que el principal objetivo a largo plazo debe ser una sociedad más justa y liberada de las dificultades económicas que hoy enfrentamos, difieren notablemente en su manera de entender la justicia y la libertad, y, por lo tanto, el socialismo. Comparten en gran medida el diagnóstico sintomático de la situación actual, pero identifican distintas causas de fondo y soluciones para esos problemas. Asimismo, tienden a establecer disímiles metas a corto y mediano plazo, y, más importante aún, a proponer diversos medios para alcanzar esos objetivos, por lo que —aunque no siempre se reconoce— nos conducen hacia diferentes estadios.

Este trabajo identifica las tres principales posiciones o visiones del socialismo en Cuba que están influyendo en los cambios actuales: la estatista, la economicista y la autogestionaria ([iii]). Estas no son más que herramientas de análisis para caracterizar a grandes rasgos los enfoques existentes en la Isla sobre lo que es necesario para salvar el proyecto socialista cubano. El único propósito de su uso es señalar las ideas que más los identifican, pues en realidad aun las personas que pueden caracterizarse más claramente por una de las posiciones, comparten algunos puntos con las otras. Los contrastes de las tres corrientes de pensamiento pueden observarse cuando se analizan los objetivos que persiguen sus visiones de socialismo. Ello se refleja en los problemas fundamentales que identifican en la sociedad cubana de hoy y en las soluciones que proponen, al evidenciar sus disímiles estrategias para la construcción socialista. ([iv])

Las observaciones expuestas aquí se basan en el análisis desprejuiciado del discurso público —declaraciones oficiales, debates formales e informales, afirmaciones en medios de comunicación— y publicaciones —académicas, periodísticas— de cubanos en los últimos años. El objetivo de este trabajo es contribuir al debate esclareciendo las posiciones más importantes, para así facilitar consensos sobre cuestiones tan centrales como cuáles son los objetivos de los cambios que se están experimentando y qué medios son más efectivos para lograrlos.

Visiones que emergen de varias corrientes de pensamiento Estatistas: Perfeccionemos el socialismo de Estado[v].

El principal objetivo del socialismo para los estatistas es un Estado representativo bien administrado, que controle la sociedad. Su énfasis está en lograr un Estado fuerte; no uno más grande, sino uno que funcione correctamente y asegure que los subordinados cumplan con las tareas asignadas. Los representantes de esta corriente hacen hincapié en que el cubano es un Estado distinto del de los países capitalistas: que es “socialistaporque responde a los intereses de los trabajadores y no a los de los capitalistas.

Según los estatistas, la forma más adecuada para proporcionar los bienes y servicios que todos los ciudadanos necesitan para satisfacer sus necesidades básicas es un Estado centralizado a través de una estructura vertical. Para ellos, la coordinación horizontal de actores autónomos, individuales o colectivos, no es posible y genera caos. Aunque, ante las deficiencias de la planificación autoritaria, algunos han aceptado cierta presencia de las relaciones de mercado como algo inevitable. Las organizaciones autónomas —sobre todo las gestionadas democráticamente— generan conflictos y promueven la desintegración social. Según esta vertiente del socialismo, los ciudadanos no están preparados para administrar sus propios asuntos, y si se les da la oportunidad de participar en la toma de decisiones únicamente tendrán en cuenta sus intereses individuales estrechos y cortoplacistas (a corto plazo), lo que resultaría en ineficiencia económica y desintegración social.

Al centro de los cambios propuestos por los estatistas está llevar el control y la disciplina a la sociedad cubana y en particular a la economía. La reducción del déficit fiscal y comercial parece ser la prioridad número uno. Esto se ha traducido en la tendencia a imponer impuestos demasiado altos, tanto para las empresas estatales como no estatales, y a reducir gastos mediante el recorte de servicios sociales o el cierre de empresas sin considerar si las comunidades afectadas y los colectivos de trabajadores pueden asumir su gestión y, por lo tanto, disminuir su necesidad de subvenciones ([vi]).

Esta corriente de pensamiento no considera necesario hacer cambios profundos: con mayor control y exigencia por los directivos y el Partido ([vii]), junto con cierta descentralización y consulta con las masas, las instituciones actuales pueden funcionar adecuadamente; sobre todo si el Estado se descarga de la gestión de pequeñas y medianas empresas y los gobiernos locales tienen sus propios recursos para resolver problemas en sus territorios. En su opinión, si los salarios estatales pudieran satisfacer las necesidades básicas, la mayoría de los problemas estarían resueltos ([viii]). Repiten el llamado del presidente Raúl Castro de “cambiar los métodos de trabajo”, pero no incluyen en ello permitir a las instituciones ser más autónomas y democráticas, y ni siquiera establecer niveles mínimos de transparencia que posibiliten hacer público el presupuesto de los gobiernos locales y las empresas estatales ([ix]).

Según los estatistas, los principales problemas de la sociedad cubana son la indisciplina y la falta de exigencia por los administradores, funcionarios de ministerios y miembros del Partido. Ello ha resultado en bajos niveles de productividad y calidad, descontrol y desorganización, lo que ha permitido que el desvío de recursos del Estado se haya hecho natural y que se haya expandido la corrupción. Ciertamente, el control, la disciplina y, más aún, la sistematicidad son realmente necesarios para que cualquier proyecto tenga éxito, y estas prácticas no han sido comunes en los trabajadores y administradores cubanos durante décadas.

Sin embargo, aunque las tres posiciones coinciden en lo dañino que es el descontrol en las instituciones estatales, difieren en cuáles son sus causas de fondo, así como en el tipo de métodos de control que consideran eficaz y justo y, por lo tanto, que debería ser implementado. Los estatistas insisten en el carácter cultural del problema, que podría ser resuelto con educación por medios tradicionales directos o indirectos. Un “cambio de mentalidad” es presentado como la solución de fondo sin precisar cómo se va a llevar a cabo. Mientras que los economicistas señalan como causa del problema los bajos salarios y proponen instaurar incentivos materiales adecuados; para los autogestionarios se trata de la forma en que las instituciones cubanas están organizadas, y proponen establecer modelos de gestión con relaciones sociales menos alienantes que permitan el sentido de pertenencia y liberen las capacidades creativas de las personas ([x]).

Es decir, la solución para los estatistas es un mayor control y supervisión en la estructura vertical, y algo —tan poco como sea posible— de autonomía para los administradores ([xi]). Se piensa solo en órganos de control externo al grupo que debe ser supervisado, como los directivos sobre los trabajadores, o la recién creada Contraloría General de la República sobre los directivos. Parece no reconocerse los límites de la supervisión externa y vertical, ni las ventajas del control interno o auto-supervisión por parte de los colectivos —de trabajadores o comunidades— que realmente se ven como dueños, y del control social de las personas sobre sus superiores mediante una real rendición de cuentas —transparente, directa y permanente— en las instituciones públicas.

Sería un error suponer que la mayoría de los funcionarios del aparato estatal se identifica con la posición estatista. En todos los niveles del Estado cubano hay quienes están realmente interesados en reducir la intervención de este en la vida de las personas ([xii]); se acercan más a las tendencias economicista o autogestionaria, en dependencia de su experiencia de vida y su exposición a ideas alternativas. Sin embargo, el estatismo tiene una buena representación en los administradores y funcionarios estatales de nivel medio que temen perder sus puestos de trabajo y por tanto su vida profesional (estatus, reconocimiento social) y/o su capacidad de beneficiarse del Estado a través de la corrupción.

Esta posición es además respaldada por muchos cubanos que, cansados de burócratas incompetentes, quieren que regrese el orden. También por aquellos preocupados por el descontrol social de las últimas décadas que se manifiesta en comportamientos antisociales dañinos económica y culturalmente. Algunos cubanos rechazan cambios más sustanciales por temor a perder los logros sociales de la Revolución. Además, hay unos cuantos intelectuales educados en el marxismo de tipo soviético que se oponen a cualquier tipo de descentralización y a la apertura a organizaciones que no estén directa y estrechamente controladas por el Estado, tanto privadas como colectivas. Aunque se podría pensar que los oficiales de las Fuerzas Armadas están más cerca del estatismo, algunos —en especial, gerentes de empresas militares— consideran la posición economicista como más pragmática, mientras que otros entienden las ventajas de la participación y los riesgos de promover lo privado y el mercado para la cohesión social. (Continuará el 24 de septiembre)

4) Debate sobre la actualidad y vigencia de la Ley de Ajuste Cubano.[xiii]

El propósito implícito en la Ley va mucho más allá de su formulación legal. Fracasados los reiterados intentos militares de destruir al régimen cubano, terminada la Crisis de los Cohetes que llevó al mundo al borde de una guerra nuclear, el Gobierno de los EE.UU. estableció conversaciones con el soviético para evitar conflictos de ese tipo al margen de la dirección cubana, la cual utilizó la migración irregular y masiva para tener protagonismo internacional y ser el tercero en discordia. Del conjunto de estos hechos y sus antecedentes, surge la Ley, hace ya más de cuarenta años.

En este tiempo, las características de los migrantes han variado sustancialmente: de reales perseguidos políticos en peligro de muerte o cárcel, de contrarios ideológicos del “socialismo cubano” poco a poco, se ha ido transformando en una migración económica, que no es el espíritu ni la letra de la Ley originalmente. Además, su existencia es fuente continúa de contradicciones políticas y sociales dentro de los EE.UU. con las restantes migraciones que consideran una discriminación en su contra el trato actual a los cubanos.

Por si fuera poco, las variables que se han introducido a lo largo de años, “como pies secos, pies mojados”, permiten a un cubano entrar caminando a través de México, mostrando sólo el pasaporte y el documento de identificación nacional cubano. Ambos documentos se cotizan en más de diez mil dólares.

Los diversos gobiernos republicanos y demócratas son conscientes de estas tensiones y desigualdades, pero no se han decidido a modificar la legislación que favorece a los cubanos, tanto para evitar una respuesta incontrolada del gobierno cubano, de consecuencias imprevisibles, como por consideraciones de política interna, ya que la Florida aporta buena parte de los votos latinos y de los representantes a las Convenciones partidistas.

clip_image006Glenda Murillo. Foto: rafaelmartel.com

No obstante, ya existen fuertes presiones para modificar la ley. El “broche de oro”, lo que faltaba para la crisis, ha sido la entrada en los EE.UU. de Glenda Murillo Díaz, hija del Vicepresidente Económico cubano, que se encontraba en México, recibiendo un postgrado de Psicología y, tranquilamente, marchó a Tampa para unirse a sus familiares y/o compañero sentimental.

No se puede alegar ninguna de las causales para aceptarla en los EE.UU. de acuerdo a la Ley. Ni era disidente, ni perseguida, ni siquiera había solicitado el visado. Aunque este es el caso más “sonado” y reciente, no es el único ni mucho menos. Si el gobierno de los EE.UU. no estuviese ante elecciones en noviembre, lo correcto sería deportarla a Cuba y punto. Iniciando un debate nacional con las otras nacionalidades afectadas para situarlas a todas en un plano de igualdad ante la Ley. De hecho, este es un golpe mortal a la Ley de Ajuste Cubano. clip_image007

“El Congreso de los EE.UU. discutirá el proyecto de reforma de la Ley de Ajuste Cubano que ha propuesto el Representante cubanoamericano David Rivera. (…) El proyecto de David Rivera titulado HR 2831 propone varias medidas para evitar que los cubanos viajen a Cuba una vez hayan sido amparados por la Ley de Ajuste Cubano. Entre las principales restricciones esta no conceder el estatus de residente permanente hasta pasados los 5 años de llegar a EE.UU. (actualmente sólo debe pasar 1 año y 1 día) y eliminar el estatus de residente permanente a aquellos cubanos que viajen a la isla”.

La Ley de Ajuste Cubano es un privilegio para los refugiados cubanos. Tenemos una obligación a protegerla. Y nunca debe ser abusada o manipulada” dijo Rivera en una declaración que explica sus razones para la reforma. “El hecho de que los cubanos acuden a la Ley de Ajuste Cubano para protegerse de la persecución política, y después empiezan a viajar al país persecutor, es un evidente abuso de la ley y una violación de las regulaciones de inmigración.” aseguro David Rivera. Origen: extracto de cubaenmiami.com

Para momentáneamente finalizar, en Cuba también está creciendo la demanda de salidas y RETORNOS legales, al margen del Gobierno:

“Abogan en Cuba por encarar creciente emigración y sacar partido a retornados. noticias.terra.com EFE. A la espera de la reforma migratoria anunciada en 2011 por el Gobierno, en Cuba crecen las voces a favor de políticas contra la creciente emigración y para aprovechar el potencial de los retornados a la isla, donde una de cuatro personas tiene un familiar emigrado temporal o definitivamente.

"Cuba debe apostar por la circularidad y temporalidad de la persona, sin que ello signifique una salida definitiva, para aprovechar las potencialidades de su población joven, profesional, como lo hacen otros países y ese es el caso de China y Vietnam", detalló el director del Centro de Estudios Demográficos de la U. de La Habana. …recordó, no obstante, que "pocos países tienen en su principal receptor de emigración, su principal antagonista político y económico", como le sucede a Cuba con EE.UU., cuyas leyes permiten a los cubanos que logran poner un pie en ese territorio solicitar su residencia permanente un año después.

Datos oficiales señalan que en 2011 el saldo migratorio global de Cuba, una nación de 11,2 millones de habitantes, fue negativo para la isla en 39.263 personas, un 3% más que en 2010 y un 7% más que en 2009.

Como promedio, durante la última década han salido del país unas 35.000 personas al año, y la cifra de 2011 constituye el pico más alto del saldo migratorio externo desde 1994, cuando tuvo lugar la denominada "crisis de los balseros".

"Son decenas de miles los que emigran cada año, jóvenes sobre todo y calificados, proceso que nos cuesta miles de millones de dólares, sin que podamos nunca resarcirnos de tales perdidas", destacó por su parte el académico Esteban Morales en su blog personal.

Abdel, un informático de 35 años que vive en La Habana, considera que el "escenario perfecto" para él seria poder salir del país con su familia por temporadas para trabajar, mejorar sus ingresos y luego regresar sin dificultad.

"No todos tienen esa opción. Pero los que la tienen deberían poder tomarla sin tener que irse de Cuba perdiendo sus derechos aquí y con fecha límite de casi un año para no convertirse en un exiliado", como sucede ahora, dijo a Efe.

Raúl Castro ha afirmado que su país evitará el robo de talentos… también ha reconocido que algunas normas "perduraron innecesariamente" y que la mayoría de los cubanos emigra ahora por razones económicas.

Se estima que en 2025 el número de cubanos habrá disminuido en más de 203.000 personas y un 30% superará los 60 años”. Extractado.

¡La polémica está servida! Espero que está información integral le sea útil.

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Información: mangoconarroz, mangoconarrozdos y mangoconarroztres se hacen sin intención de lucro. No percibimos ingresos por ellos. Sólo los creamos para intentar brindarle información y entretenimiento, del cual disfrutamos los editores. Gracias.

Colaboraciones y sugerencias: en el buzón del blog.

Por razones de espacio, algunos textos de las fuentes han sido resumidos. Si desea leer completo el tema, debe ir al original. Han sido preservados los datos esenciales. Salvo que se especifique lo contrario, las negritas, itálicas, y subrayados son de los editores. El sentido de (…) es indicar que se ha condensado el texto original. Los comentarios entre ( ) son del editor.


[i] cronificar: 1. tr. Medicina. Hacer crónico algo, especialmente una enfermedad. Se le ha cronificado la tos. RAE

[ii] Rectifico la información: Eliecer era estudiante de la Universidad de Ciencias Informáticas, en La Habana (UCI). El encuentro con R. Alarcón fue convocado por este con un grupo de los estudiantes de dicho centro en 2008. Fue un completo ridículo para el Presidente de la A. Nacional, además trasmitido por TV, porque hace casi 50 años no sabe nada de nada de la vida real de los cubanos. ¡Hasta barbero particular tiene! La UCI está ubicada en el antiguo centro de espionaje soviético de Wajay y en ella se despilfarraron millones de dólares para su construcción y dotación. Esa es otra historia que algún día narraremos. Además, son alumnos seleccionados por la supuesta fidelidad de sus padres.

[iii] Estos nombres no han sido utilizados por personas o grupos para identificarse como tales. Por ejemplo, Oscar Fernández (“El modelo de funcionamiento económico en Cuba y sus transformaciones. Seis ejes articuladores”, Observatorio de la Economía y la Sociedad Latinoamericana, n. 154, Málaga, agosto de 2011, disponible en www.ecumed.net) identifica dos formas “alternativas” de lidiar con el proceso de cambio actual en Cuba: el dogmatismo y el pragmatismo, que coinciden en gran medida con lo que llamo estatismo y economicismo. Fernández también sugiere la existencia de una tercera posición cuyos objetivos y propuestas parecen estar en consonancia con la tendencia autogestionaria.

[iv] El término “construcción del socialismo” se entiende de manera diferente por las posiciones existentes debido a que sus conceptualizaciones de “socialismo” o “sociedad socialista” son distintas. Se destaca que el avance hacia ese orden social es un proceso inevitablemente gradual y no lineal. Algunos consideran el “comunismo” (el concepto propuesto por Carlos Marx, no el asociado a países gobernados por partidos comunistas) como la etapa más avanzada del socialismo; mientras que otros lo ven como un horizonte al que nunca se puede llegar, pero sirve para indicar la dirección del proceso de transformación pos-capitalista.

[v] En mi época de estudiante y mucho después, se llamaba simplemente lo que es: “capitalismo de Estado” y nada más, como el chino, vaya. r.h.z.

[vi] Véanse Gabino Margulla, “Peligra el verano en el Círculo Social Obrero (CSO) “Marcelo Salado”, periódico Trabajadores, La Habana, 6 de junio de 2011, disponible en www.trabajadores.cu; y D. Matías Luna, “Yaguajay: aprovechar lo que tenemos con disciplina, organización y control” (carta a la dirección), Granma, La Habana, 30 de septiembre de 2011, disponible en www.granma.cubaweb.cu/secciones/cartas-direccion. En lo adelante, todas las cartas a la dirección de Granma serán citadas de esta página web y se indicará sólo la fecha.

[vii] Véase la carta de J. P. García Brigos, “Propiedad y socialismo: un binomio inseparable” (8 de noviembre de 2011), donde sostiene que lo que hizo una panadería mejor que otras en su municipio fue que los delegados del gobierno local y otros funcionarios “controlaron y exigieron” fuertemente a los trabajadores un buen producto. Similarmente, E. Broche Vidal (“Falta de sistematicidad y control: el factor común”, 16 de septiembre de 2011) dice que “si los directores son mejores, entonces sus subordinados serán mejores”. Véase también la carta de Borges Mujica (8 de enero de 2010).

[viii] Véanse las cartas de López Pagola y Berger Díaz (4 y 12 de febrero de 2010).

[ix] Véanse Anneris Ivette Leyva, “El Derecho al estilo de información”, Granma, La Habana, 7 de agosto de 2011; y la carta de E. González (15 de julio de 2011).

[x] Pedro Campos, “Cooperativa, cooperativismo y autogestión socialista”, Kaos en la red, disponible en www.kaosenlared.net/noticia/cooperativa-cooperativismo-autogestion-socialista, 21 de julio de 2008; y la carta de Rodríguez de Pérez (7 de mayo de 2010).

[xi] La carta de Fleites Rivero (5 de septiembre de 2011) culpa a los administradores de no controlar y plantea que tienen que estar motivados por sus ingresos. Véase también la de Osorio Fernández (30 de abril de 2010). Por su parte, Joaquín Ortega (Tribuna de La Habana, La Habana, 24 de julio de 2011, disponible en www.tribuna.co.cu) afirma que es posible “resolver esta situación desde la raíz, con control, exigencia, rectitud y combatividad”.

[xii]Raúl Castro, en el discurso de clausura del Sexto Período Ordinario de Sesiones de la Séptima Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el 18 de diciembre de 2010, expresó que “el Estado no se tiene que meter en nada que sea pretender regular las relaciones entre dos individuos”. En: www.cubadebate.cu/raul-castro-ruz/2010/12/18/raul-castro-discurso-en-la-asamblea-nacional.

[xiii] La Ley de Ajuste Cubano: contenido y alcance. “El 2 de noviembre de 1966 el Congreso de los EE.UU. aprobó la Ley Pública 89-732, “The Cuban Adjustment Act”, conocida comúnmente en español como la “Ley de Ajuste Cubano”, que permitía al Fiscal General, “a su discreción y conforme a las regulaciones que él pudiera prescribir”, ajustar el status inmigratorio que tenían los refugiados cubanos que se encontraban en los EE.UU.

El 28 de septiembre de 1965, ante un incremento de las salidas ilegales, el gobierno cubano abre el puerto de Camarioca, para facilitar que los cubanos residentes en los EE.UU. vinieran a buscar a familiares y amigos. Ante esta unilateral medida del gobierno cubano, el gobierno norteamericano comienza a negociar un acuerdo inmigratorio con Cuba, que se culmina, el 6 de noviembre de 1965, con la firma del documento conocido como el “Acuerdo entre Cuba y Estados Unidos de noviembre de 1965, respecto al traslado de cubanos que deseen vivir en Estados Unidos”.

La situación de limbo que padecían muchos de los cubanos que habían llegado a los EE.UU. antes de 1966 y el no tener una solución para el ajuste legal de los que comenzaron a venir en los vuelos de Varadero, obligó en la práctica al Congreso norteamericano a implementar y aprobar la “Ley de Ajuste Cubano” en noviembre de 1966. Permitiéndose así, que tanto los cubanos que se encontraban en los EE.UU, como también los que llegarían por el “Puente Aéreo” pudieran solicitar la “residencia permanente” de acuerdo con los requisitos establecidos por esa Ley.

Según esta ley, toda persona nacida en Cuba, su cónyuge o hijos menores de 21 años, son elegibles para obtener la residencia permanente en EE.UU. después de permanecer físicamente en el país por un año. Para atenerse a esta ley, una persona tiene que cumplir con los siguientes requisitos: a) Probar que es nacional o ciudadano/a de Cuba; b) Haber entrado legalmente a EE.UU.; c) Haber estado físicamente en EE.UU. durante un año; d) No tener impedimentos por cargos criminales u otras razones que rindan a la persona inadmisible a EE.UU., como haber participado en persecuciones de individuos por motivos de sexo, nacionalidad, ideales políticos, o por pertenecer a grupos específicos, etc.); e) En el caso de su cónyuge o hijos no nacidos en Cuba, es necesario probar la existencia de la relación familiar a través de un certificado de nacimiento o matrimonio, además de cumplir los requisitos antes mencionados”. Origen: cubaenmiami.com

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