viernes, 25 de octubre de 2024

276. Camagüey. Los fusilamientos (de Cómo llegó la noche)

 Camagüey. Los fusilamientos (de Cómo llegó la noche). Por Huber Matos Benítez.

Fuente de la foto:

De El Fogonero - https://translatingcuba.com/the-day-i-asked-forgiveness-from-huber-matos-camilo-venegas/ Dominio público. “Entrada de las fuerzas rebeldes en la Ciudad de La Habana precedidas por los principales responsables de la derrota de la tiranía del general Fulgencio Batista y Zaldívar. Artículo tan interesante como extenso donde se narran los sucesos de la detención del Comandante Hubert Matos por él, además de otras valoraciones”. El Editor. https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=73516351https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=73516351

Nota: en el texto fuente existen fotos y comentarios que amplían el contenido de este trabajo. No era posible incluirlas en este espacio.

“El 11 de enero de 1,959 comenzamos el traslado a Camagüey en aviones de la fuerza aérea. En total van unos mil hombres incluidos los reclutas. Cuando llego, al día siguiente, en el aeropuerto me reciben varias mujeres armadas vestidas con el uniforme verde olivo del Ejército Rebelde. Se movilizan en vehículos dotados con radios de comunicación. Mientras viajo hacia el campamento militar Ignacio Agramonte veo en las calles demasiada gente exhibiendo armas.

El campamento es un complejo de edificios circundado por un muro. Cuenta con barracas, oficinas, áreas deportivas, anfiteatro, zonas para entrenamiento militar y talleres. Me reúno con el comandante Víctor Mora, un guajiro de sanas intenciones abrumado por la responsabilidad que se le ha confiado, los papeles y el gentío. Hay personas que le plantean necesidades verdaderas, además de los oportunistas que nunca faltan. Mora actúa dispuesto a resolver los problemas. Él va trasladado con personal de su tropa para la provincia de La Habana.

Pasa hora y media pero no formaliza la entrega del mando. “No me dejan, Huber, no me dejan”, se queja. Ante la situación, él sugiere la tranquilidad de la casa del jefe del distrito, en la que reside ahora. Recorrer los cien metros entre las oficinas y su casa es un verdadero espectáculo. Mora da la mano a uno, dice al otro lo suyo, se detiene a dar respuesta a la gente que lo presiona. Por fin, a solas, tratamos algunos asuntos y me entrega formalmente el mando.

Por no ser oriundo de esta provincia comienzo a organizar las cosas con suma prudencia. Prevengo a mis oficiales: —Ustedes saben tanto como yo de los localismos provincianos tan propios del país: “que los camagüeyanos aquí..., que los orientales allá”... Hay posibilidad de recelos y resentimientos. Para ganarnos a la gente en Camagüey, en vez de disgustarla, debemos actuar con inteligencia. Sólo algunos de ustedes tendrán mandos efectivos en una primera etapa; el cambio será paulatino. Si empezamos a desplazar gente que quiere permanecer en sus actuales funciones, procederemos como una tropa de ocupación y no estamos en eso.

Algunos de mis oficiales parecen descontentos con los cargos asignados. Esperaban más en reconocimiento a sus méritos como combatientes. Sin embargo, pronto se adaptan al estilo respetuoso y conciliador que establecemos en Camagüey.

Antes de mi llegada a la ciudad, una falsa alarma degeneró en lo que se conoce como “el combate del hospital”. Alguien alertó sobre un supuesto movimiento de personas que se ocultaban en el recién construido y aún no estrenado Hospital Provincial. La alarma provocó una movilización de muchos efectivos del Ejército Rebelde y de otros tantos voluntarios civiles armados, hacia el hospital. Durante toda la noche se atacó a los “batistianos”. A la mañana siguiente, cuando registran para capturarlos, sólo encuentran al pobre hombre que cuidaba el edificio, muy asustado y metido en un tanque de cal vacío.

Las armas proliferan desordenadamente entre la población. Se producen tiroteos aislados que civiles y rebeldes achacan a la presencia de batistianos. Publicamos una prohibición sobre la portación de armas: sólo podrán llevarlas personas autorizadas. Recibimos revólveres, pistolas, fusiles y pertrechos bélicos perdidos que pertenecen al Estado.

Desde que llegamos, rebeldes y efectivos regulares del ejército se han integrado en una misma tropa. Además de los guerrilleros de la Columna 9 tenemos un grupo de la de Víctor Mora que quedó aquí, y otro de la columna de Jaime Vega. Los rebeldes demuestran, con hechos, que este regreso a la democracia y a la convivencia civilizada debe basarse en un marco de orden y de disciplina, y no en los caprichos de la individualidad.

Nos dedicamos a la tarea de convertir a los rebeldes en militares. El capitán Gutiérrez, oficial de infantería del antiguo Ejército Nacional, nos ayuda en este trabajo. Se organiza un programa de reuniones informativas y formativas para la oficialidad revolucionaria, la que a su vez instruye a la tropa. Estos esfuerzos van dando resultados aceptables.

Llega María Luisa con nuestros hijos y nos albergamos en la casa del jefe del Distrito Militar. Es una casa de dos plantas, amplia y bonita, pero no tiene el sabor de intimidad y refugio amoroso que tenía nuestro hogar en Yara. Es difícil adaptarse a vivir dentro de un campamento militar.

La dictadura de Batista se caracterizó por la crueldad de sus fuerzas represivas. Jóvenes sospechosos de estar vinculados al movimiento revolucionario fueron torturados brutalmente y asesinados. Muchas familias fueron víctimas de esa cacería humana. En cuanto triunfa la Revolución la población comienza a exigir una justicia severa para los responsables de estos delitos.

Hay bastante gente presa en las cárceles: civiles y militares acusados de colaboración criminal o de participación directa en asesinatos u otra clase de violaciones. Los principales presos son militares, entre ellos algunos de alto rango con un historial negro en materia de represión, tortura y desaparición de enemigos o de simples ciudadanos considerados como peligrosos para el régimen de Batista.

Mientras reflexiono sobre todo esto e investigó los pasos que está dando el tribunal en algunas causas, no puedo menos de recordar lo que me dijo durante su visita a Santiago de Cuba, en la primera semana de enero, el comisionado provincial (gobernador) de Camagüey, Agustín Tomé: —Fidel anunció al pueblo de Camagüey, durante un acto público, que serían ajusticiados muchos culpables y mencionó algunos nombres. Varios de ellos han sido arrestados.

En Santiago ya ha habido fusilamientos. Me han llegado informes de que se han cometido excesos e injusticias. En un día, más de 70 acusados de hechos criminales fueron ejecutados. No presencié juicios ni ejecuciones allí porque el mismo Raúl se arrogó esa atribución, bien por orden de Fidel o con su consentimiento. Desde los primeros días de enero, al comenzar mi trabajo como jefe del Primer Distrito Militar, Raúl me dijo: —Mira, Huber, esto de los juicios es una cuestión que quiero manejar personalmente y tu intervención no es necesaria. Se procederá con justicia.

La casi inmediata orden de Fidel de hacerme cargo de la provincia de Camagüey deja a Raúl con el total control de Oriente.

La noticia de los fusilamientos en Santiago de Cuba —todos posteriores a mi traslado— corre por el país y se conoce en el exterior. Según información llegada a nosotros, en tres o cuatro días de enero han sido fusilados en Santiago más de doscientos militares y civiles implicados en hechos criminales. También en la Fortaleza de La Cabaña, donde tiene su mando el Che, el paredón está funcionando con suma frecuencia y ya es alto el número de los fusilados. La reacción internacional a estos hechos no es nada favorable a la imagen de la Revolución.

En Camagüey, desde antes de mi llegada funciona un tribunal revolucionario que no ha dictado ninguna sentencia. Por eso hasta mi despacho llegan constantemente señales de la molestia del pueblo. La gente cree que se está esquivando la cuestión. Hacemos indagaciones con la entidad que controla los tribunales revolucionarios, la Auditoría General de las fuerzas armadas, que funciona en el Estado Mayor, en La Habana, y recibimos las instrucciones pertinentes. Nombramos auditor de nuestro Distrito Militar al abogado camagüeyano Emilio Cosío. Hablo con los miembros del tribunal y demás oficiales a quienes conciernen las responsabilidades de administrar justicia, para que se proceda a dar curso a los casos. Y les aclaro:

Aquí no se trata de vengarse de nadie sino de ser justos. Los criminales deben ser castigados de acuerdo con su culpa y ajustándonos a las normas y directivas de la Auditoría General. Los esbirros de Batista cometieron crímenes en toda la Isla. Hay en la población una tendencia manifiesta a que se aplique justicia con severidad; una actitud exigente no ajena a los discursos de Fidel, en los que ha tratado el tema con evidente radicalismo. Pero no debemos confundir lo que es un criterio político, con la necesidad y la obligación de ser justos.

En el primer grupo de acusados se encuentra un individuo popularmente conocido como Pata de Ganso (nota), a quien se le acusa de haber cometido torturas, asesinatos y otras aberraciones. Está el sargento Gerardo Trujillo, tristemente célebre por su crueldad; y con ellos un número indeterminado de matones y criminales señalados de manera precisa como autores de asesinatos, torturas y otros hechos de extrema gravedad. También están los implicados en el asesinato múltiple de los sobrevivientes del combate de Pino Tres. En este hecho participó como ejecutor el sargento Leopoldo Otaño; pero no fue el único ni el principal culpable del crimen. Es el teniente coronel Armando Suárez Suquet, segundo en el mando militar de Camagüey en aquel entonces (octubre de 1958), el principal responsable del asesinato de los once heridos que ya estaban hospitalizados en Macareño, al sur de la provincia, no lejos del lugar donde se había producido el combate. El teniente coronel ordenó que los prisioneros heridos fueran sacados del hospital, montados en un camión y ejecutados en un lugar despoblado. Los detalles del crimen eran bien conocidos, pero el caso no pudo resolverse sin tener que superar dificultades, porque Suárez Suquet esquivó el arresto escondido en La Habana al producirse el triunfo revolucionario, y luego de su detención fingió estar loco, no respondiendo a interrogatorio alguno. Trasladado a Camagüey fue sometido a examen por una comisión médica, que pudo comprobar que el trastorno mental era un ardid evasivo para no ser juzgado. Se le llevó a juicio y fue condenado a la pena de muerte, y fusilado.

Pese a las críticas y presiones internacionales en contra de los fusilamientos, el 21 de enero, Fidel, en un acto masivo en La Habana, exhorta a la multitud abogando por la pena de muerte para los culpables de crímenes políticos. Cientos de miles de cubanos allí concentrados respaldan su planteamiento de justicia radical, simbolizada en el paredón de fusilamiento. El fervor revolucionario y las esperanzas de un futuro promisorio para Cuba entusiasman a la multitud en una medida que le imposibilita percibir la trascendencia de esta política tan severa.

Un día después, el jueves 22 de enero, fue juzgado en La Habana uno de los más connotados criminales de la dictadura batistiana, el comandante Jesús Sosa Blanco. El juicio se lleva a cabo en el palacio de los Deportes. El tribunal está formado por los comandantes Raúl Chibás, Son Marín y Universo Sánchez. El juicio se transmite por la televisión. Asiste bastante público además de periodistas nacionales y extranjeros. El público se exalta y grita contra los acusados. El caso, lejos de servir para demostrar los crímenes contra personas inocentes, se convierte en un espectáculo poco propicio para la administración de la justicia.

En toda la Isla hay algo parecido a una psicosis de radicalismo y persecución. Desde Manzanillo, donde el tribunal revolucionario orientado por Raúl Castro ha llevado al paredón a muchas personas, me hace llegar su preocupación Abelardo Guerra, un militar que lleva años en el ejército, desde donde pudo salvar algunas vidas al darle aviso a la gente que iba a ser asesinada. Ahora me dice que le han amenazado con involucrarlo injustamente en los crímenes que se cometieron en el área durante la guerra. Lo reclamo, como hice con Pedro allá en el Campamento La Plata, y aquí está ya, en el personal del Distrito Militar de Camagüey.

Aunque los juicios están a cargo de los tribunales revolucionarios, que se guían por instrucciones de la Auditoría General de La Habana, pedí que en casos de pena de muerte el tribunal me informe quién es la persona y cuáles son las circunstancias del caso.

En ciertas situaciones me veo forzado a intervenir directamente. Una de éstas surge de la acusación que en el área de Ciego de Ávila hacen a unos oficiales de Batista por el asesinato de revolucionarios. El tribunal militar de Camagüey viaja a esa localidad y regresa con una preocupación que me traslada de inmediato: —“Comandante Matos, la gente de Ciego de Ávila quiere que se fusile a varios militares por su participación en una emboscada que dejó como saldo algunos rebeldes muertos y heridos. Creemos que no hay razones válidas para fusilarlos porque actuaron dentro de las convenciones de la guerra. Los que cayeron allí no fueron asesinados, murieron en un combate. Hay protestas porque no los hemos fusilado y amenazas de una paralización total de la ciudad si no se aplica la justicia según ellos entienden”.

En efecto, la protesta se hace con cesación de labores y tumultuosas manifestaciones callejeras. Acudo a Ciego de Ávila y mantengo reuniones con las autoridades revolucionarias locales, y también con gente relevante dentro de la vida pública de la zona. Hablo por una emisora local y pongo énfasis en el absurdo intento de fusilar a esos militares que no son culpables de ningún crimen. Procedieron dentro de las reglas de la guerra. Tomo una actitud firme y el problema se resuelve.

Un caso que atrae mucho la atención en nuestra provincia es el del capitán Lázaro Castellón, del Ejército Nacional, un oficial que había estado en conversaciones con gente de la Revolución durante la lucha. Quienes conocen sus antecedentes afirman que Castellón colaboró en diversas formas con el Ejército Rebelde. Pero su situación se ha complicado de forma inesperada, pues ha salido a relucir su presunta participación en la muerte de Alfredo Álvarez Mola, dirigente bancario y del Movimiento 26 de Julio en Camagüey. De acuerdo con los informes provenientes de la investigación, Álvarez Mola era contacto o guía de la tropa de Camilo en la zona. Estando escondido en la casa de una finca al sur de la provincia, echó a correr cuando los soldados se acercaban; le dispararon y lo hirieron. Herido, pero con probabilidades de sobrevivir, fue rematado y enterrado a escondidas en un lugar apartado dentro de la finca.

Entre los oficiales del Ejército Rebelde hay una corriente favorable hacia Castellón debido a sus contactos con los revolucionarios durante la lucha, y porque no creen que tenga responsabilidad en la muerte de Álvarez Mola. Pero el movimiento sindical y algunos miembros del 26 de Julio reclaman castigo severo. Muchos dicen: “Si no fue el autor directo o indirecto del asesinato, ¿por qué fungió como cómplice o encubridor al enterrarlo a escondidas?”. No hizo bien al esconderse con ayuda de rebeldes de Camagüey, que bien podían haberlo ayudado a que se fuera del país.

Las investigaciones logran sacar a la luz que fue el soldado Francisco (Pancho) Sosa quien tuvo a su cargo la acción de ultimar a Álvarez Mola. Y Sosa afirma que le preguntó a su jefe: “Capitán, ¿qué hacemos con el herido?”, y recibió la orden precisa de rematarlo y enterrarlo donde nadie pudiera encontrar el cadáver.

Durante un tiempo, Castellón pudo escapar de la posibilidad de un juicio manteniéndose oculto, hasta que fue detenido. En el juicio, las declaraciones de Sosa lo comprometen muy seriamente. Los dos son declarados culpables y sentenciados a muerte.

El caso del capitán Castellón ha sido difícil para mí. Estoy convencido de que, a pesar de su responsabilidad en la muerte de Álvarez Mola, este hombre no es un asesino. Lo he visitado en su celda y creo que es uno de los tantos que fue arrastrado por la vorágine de la guerra civil. Quisiera que su suerte hubiera sido otra.

Otro caso de intervención directa, no obstante tratarse de un hecho considerado irreversible, es el de una apelación informal presentada por dos mujeres que acuden a mi despacho: —“Comandante, un hermano nuestro está en la prisión de Isla de Pinos cumpliendo una condena de diez años impuesta por el tribunal revolucionario de Camagüey. No es culpable, es una tremenda equivocación”.

Les contesto que ordenare una investigación oficial. Designe al capitán Francisco Cabrera, inspector territorial del Segundo Distrito Militar, para que haga una amplia investigación del caso. El informe final confirma que, efectivamente, hay una equivocación. El hombre sentenciado y que ha empezado a cumplir condena en Isla de Pinos, no es culpable de lo que se le imputa. Envíe un informe a la Auditoria General en La Habana, con todos los detalles; solícito que, luego de estudiar los antecedentes, se adopte una justa determinación. La Auditoría resuelve y el prisionero recobra su libertad.

Matanzas y Camagüey son las dos provincias donde menos fusilamientos ha habido, a pesar de que aquí también los revolucionarios y la mayor parte de la población reclaman una justicia más radical, como si la credibilidad de la Revolución dependiera del número de fusilados.

Desde Manzanillo, me avisa mi padre que al teniente Pino, que había estado al frente del cuartel de Yara, nuestro pueblo, van a fusilarlo en Santiago de Cuba. Mi padre tiene la convicción de que este señor no es responsable de los delitos que se le atribuyen, la mayoría de los cuales son obra de los masferreristas* del área. Además, en los días más difíciles de la lucha en la Sierra, tras mi incorporación al Ejército Rebelde, el teniente Pino le aseguró más de una vez: “Viejo, no tema por su vida. Aunque su hijo esté peleando contra nosotros, mientras yo esté aquí en Yara a usted no le pasará nada”. [Masferreristas: sicarios a sueldo del senador Rolando Masferrer famosos por su crueldad con civiles y militares.]

Mi padre me informa que irá a Santiago a defender al teniente Pino en un juicio de apelación que está solicitando; me pide que también yo realice alguna gestión para salvarle la vida a este oficial.

Bien, a pesar de que este militar me vigiló persistentemente y me ocasionó algunas molestias, no es un asesino y estamos en la obligación de evitar su fusilamiento.

Mi padre por su lado y yo por el mío intercedemos. Al teniente Pino le conmutan la pena de muerte por la de prisión.

La aplicación de la justicia revolucionaria en la provincia ha sido un trabajo escabroso, con factores adversos, como la inexperiencia de los rebeldes en función de jueces, así como la radicalización del clima político basado en el esquema de que todo lo que hace la Revolución es correcto; también por la pretensión de que con castigos ejemplarizantes erradicaremos para siempre en nuestro país el crimen y la barbarie desde el poder. Estos factores conllevan el enorme riesgo de los excesos, que pueden trocar la justicia en injusticia, en muchos casos sin posibilidad de reversión.

Durante los días siguientes al traslado de nuestra tropa procedente de Santiago de Cuba, la población civil de Camagüey, a causa de rivalidades históricas desde el tiempo de la Guerra de Independencia, en el pasado siglo, nos miraba con cierto recelo. Aunque algunos de nuestros oficiales son camagüeyanos, la Columna 9 se había identificado como una tropa de la provincia oriental, algo difícil de asimilar para la gente de Camagüey, celosa siempre de su orgullo provinciano.

Un mes después y tan sólo con la actitud modesta de nuestros oficiales y soldados, se nos mira de una manera muy distinta. Después de un mes sin sueldo, el primer pago que reciben los rebeldes se cubre con dinero recogido en el pueblo por iniciativa de la dirección del Movimiento 26 de Julio de esta provincia.

Y es que el gobierno revolucionario, transcurridas ocho semanas de su instauración, no ha logrado poner en orden su economía y atender las obligaciones de pago a los servidores del Estado. También hay retraso en la tramitación de los expedientes del personal. No es fácil hacer de una tropa rebelde el ejército oficial de la República con sólo haber tomado los cuarteles.

El traslado a esta provincia me facilita una relación directa con oficiales, sargentos y soldados del disuelto Ejército Nacional que han continuado trabajando con nosotros. Esto me permite afirmar, sumado a otras experiencias, que la gran mayoría de lo que nosotros llamábamos “el ejército de Batista”, está integrado por militares decentes y respetuosos que no se involucraron en los crímenes de la dictadura.

Camagüey es una provincia extensa con abundantes recursos. Su riqueza proviene de la ganadería y de las industrias vinculadas a ella: la carne y la leche. La industria azucarera tiene también un peso enorme en la economía de la provincia. Camagüey produce y embarca al exterior un substancial porcentaje del azúcar que Cuba obtiene en cada zafra. Ahora que el año comienza, nos encontramos precisamente en lo más intenso de esas labores, renglón básico de la economía nacional. Nuestro trabajo debe contribuir al proceso productivo, pese a los temores que los dueños de ingenios y de grandes plantaciones de caña manifiestan ante el poder revolucionario; vale decir, ante la reforma agraria, aún en etapa de estudio.

Ésta es una provincia de apellidos que la honran y que su gente guarda como venerado patrimonio. Constatar que sus pobladores nos aceptaron de buen grado, confirma el hecho de haber mantenido nuestra línea de conducta en un marco de civilidad y justicia, con los inevitables errores que van con la condición humana.

Tomado de Cómo llegó la noche. Tusquets Editores, 2002. Transcrito a partir de un ebook generado por QualityEbook v0.43.

Fuente: https://www.elcamaguey.org/huber-matos-los-fusilamientos

Los cambios en el tipo de letra, entrecomilladlos, subrayados, sombreados de amarrillo, etc. son del Editor en función de hacer más fácil la lectura del texto, tanto por cubanos por los miles de extranjeros que aprecian nuestros blogs. El Editor.

Próxima publicación: se hará en fecha cercana, donde se recoge la rebelión de los esclavos en el Camagüey. Así conocerán cómo se vivía y moría antes de la Independencia. También un artículo de Samuel Feijóo, nuestro inolvidable etnólogo que recorría los campos en busca de la sabiduría popular, convirtiéndola en muchos de los “cuentos” cubanos. 

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miércoles, 9 de octubre de 2024

275. Inicio de la Guerra de los Díez Años en Cuba.

Personaje: Fidel Céspedes. Por Manuel de la Cruz.

Cuando se alistó bajo la bandera tricolor apenas fue desplegada en las llanuras del Camagüey, ya tenía conquistada fama de bravo. Algunos meses antes del Grito de Yara, la tarde de un domingo, a orillas del Hatibonico, cinco dragones, pasándose de zumbáticos*, se mofaron de él llamándole gallo ronco. (*En Cuba: alocado, irresponsable. “Zumbado, zumbada: 1.1. Adj. coloquial. (loco: de poco juicio. Usado también como sustantivo. Similar: loco, atarantado, inquieto, bullicioso. 1.2. Adj. Coloquial, Venezuela. Dicho de una persona: Audaz, Arriesgada. R.A.E.)

Acometió Fidel al grupo con ímpetu de toro, abrió ambos brazos a compás y despatarró dos dragones; de un mojicón hizo caer otra panza al suelo, al cuarto, de un puñetazo de púgil, lo echó a rodar como un tonel, haciéndole ver luminarias y quimeras de colores chillones, y al quinto, de una puñada, [puñetazo] le hizo manar dos caños de sangre por las ventanas de la nariz. Él salió ileso, sin un rasguño y como esperara en vano el desquite, acabó diciendo con voz ronca y gentil arrogancia, como gallo que campa victorioso sobre el serrín ensangrentado de la valla. —¡Como éstos necesito veinte!

Fidel Céspedes tenía cerca de seis pies de altura, casi una palma real; espaldas anchas y musculosas, un parapeto de carne y hueso; su empuje y sus fuerzas estaban en armonía con su aspecto y dimensiones; y era, además, de presencia airosa, de color moreno mate, de ojos y cabellos negros, bigote castaño, voz suavemente ronca, en el peligro inmutable y frío como una mole de granito, en el ataque temerario y descabellado, en el cuartel humanitario, sencillo, generoso. Hombre tan bien constituido, en quien el valor era un producto de su organización privilegiada como la salud y la fuerza, fue ganando grados sin grandes empeños, siguiendo a secas sus naturales impulsos. Era teniente coronel cuando su superior, el brigadier Benítez, viendo una columna enemiga atravesar la sabana, le dijo: —Métase por la cabeza y salga por la cola, que yo lo apoyo.

Fidel Céspedes requirió los arreos de su caballo, y volviéndose a sus treinta jinetes: —¡Ojo a las monturas!—gritó.

Poco después un oficial le decía: —¡Todos listos! —¡A ellos! —repitió Céspedes clavando los acicates y desnudando el tajante acero.

Y al galope, a la cabeza de los treinta jinetes, arrolló la vanguardia enemiga, abriéndose camino por entre ella como impetuosa y pujante piara de toros corpulentos y bravíos que embistiesen juntos con fiero denuedo, derribando a éstos, atropellando a aquéllos, pisoteando a algunos y estrujando, embutiendo, atravesaron la columna por su eje, saliendo todos ilesos por retaguardia sin perder un hombre, un caballo ni una espuela.

Al acabar la jornada uno de los actores, soldado oscuro, sillar vivo del pedestal en que se yergue a los ojos de la posteridad el prócer de la gloria, asombrado de la proeza que él mismo había contribuido a realizar, exclamó:

—¡A pulso! Si cuentan esto en un libro no va a ver quién lo crea.

Seguido de cinco jinetes volvía Fidel Céspedes de las cercanías de Puerto Príncipe, de cuyos fuertes estuvo a tiro de fusil, encaminándose a un cocal situado a dos leguas de la ciudad. Descabalgó, tiró el rifle a un lado, ató el corcel en sitio umbrío* y pastoso y se alejó con rumbo a un grupo de cocoteros enanos, oasis de sombra y frescura, en medio la caldeada sabana (sic). Se echó sobre la hierba, haciendo almohada del sombrero, y momentos después roncaba como un canónigo. [*1.1 Umbrío, umbría: adj. Dicho de un lugar: Donde da poco el sol. Similar a umbroso, sombrío. 1.2. femenino. Parte de terreno que, por su orientación, casi siempre está en sombra. Similar a: sombría, solombría. R.A.E.]

El estampido de una descarga le hizo ponerse de pie. Se restregó los ojos con los puños y miró a su alrededor. Estaba sitiado por una guerrilla; aquéllos de sus hombres que como él se entregaron al sueño, despertaron prisioneros, incluso el torpe vigía que pusiera sobre el rastro; su rifle había desaparecido, su caballo estaba muy distante y de detrás de cada cocotero partía una bala rozándole el cuerpo. Sin perder su habitual aplomo empuñó el machete gritando a sus enemigos: —¡Venga uno a uno a pelear al arma blanca!

Hubo entre los guerrilleros un instante de vacilación, pero un desertor, que días antes obedecía al sitiado jefe, repuso: —¡No, cuidado no se acerquen a él, miren que es Fidel Céspedes!

Renovóse el fuego con más furia. La fiera enjaulada se acercaba a sus sitiadores cuando un balazo en la pierna izquierda le hizo caer de rodillas. Entonces oyó una voz que decía:—¡Cojan el caballo!

Al oír esto se incorporó de súbito, avanzó hacia el magnífico bruto que lo llevó sobre sus lomos en la famosa carga, y descargándole un terrible machetazo en la cabeza: —¡No gozarán de él! —exclamó, y siguió hacia un macizo de cocoteros, empuñando el ensangrentado machete y repitiendo el reto: —¡Uno a uno, al arma blanca! Pero cayó a la mitad del caminó acribillado por una lluvia de balas.

Tomado de Episodios de la revolución cubana. Prólogo de Manuel Márquez Sterling y notas biográficas de Domingo Figarola -  Caneda. Segunda edición, corregida y aumentada. La Habana, Miranda, López Señas y CA., Editores, 1,911, pp.29-31.

[Manuel de la Cruz tiene narraciones verídicas,- como ésta-, donde se debiera dudar con razón-, de la proporción de muertos y heridos entre cubanos y españoles o guerrilleros,- así se calificaba a cubanos traidores que luchaban por España y por sus atracos, violaciones-, a los pacíficos campesinos. Pues no: es cierta la proporción,- como en este ejemplo-, porque los mambises luchaban por su Patria, por la libertad, por sus derechos. El enemigo no estaba motivado, no conocía el terreno ni estaba adaptado al clima y los alimentos de la Isla. Para colmo, muchos mandos militares NO combatían con vigor y constancia. Muchos de los soldados españoles eran de Galicia, sin preparación adecuada, que habían recibido las mil quinientas pesetas que los señoritos daban a quien los supliera en el llamado al servicio militar. Así hicieron tres hermanos, que después de la guerra quedaron en Cuba y pusieron una lavandería. Eran mis lejanos parientes por parte de padre. Los guerrilleros sabían que, de caer prisioneros, serían pasados por las armas, previo Tribunal Militar.

Aunque Manuel de la Cruz es el más conocido escritor sobre la Guerra Grande, existen muchos estudiosos de la misma,- dentro y fuera de Cuba-, que han escrito mucho y bueno, pero no se divulgan como debiera ser. El Camagüey sí recoge muchos episodios de nuestras luchas por la Libertad y la Justicia Social. Gracias a Amazon que ha editado este volumen que un hijo mío me envió desde la Florida. Algún día se conocerá lo que en el presente está olvidado o perdido.

Manuel de la Cruz publicó cinco tomos en la primera edición española, a los que se añadieron otros dos que no fueron vendidos, alegando que era mucha la crueldad que se atribuía a los ibéricos. Es una verdadera pena que la obra de nuestros mayores durante treinta y tantos años de lucha no se encuentre hoy,- en Cuba-, como lectura formadora del espíritu libertario y patriota. Me quedan dos volúmenes de los cinco originales que conservó como "oro en paño" y releo con bastante frecuencia, como el Diario de Campaña del General Máximo Gómez Báez, aquel que nunca quiso intervenir ni ser parte de las polémicas y crisis de las fracciones que surgieron y se mantuvieron después de 1,902.

Este es nuestro modesto homenaje a los héroes y mártires de nuestras luchas, en este Diez de Octubre de 2,024.]  

https://www.elcamaguey.org/manuel-de-la-cruz-fidel-cespedes

Tres poemas mínimos - Nicolás Guillen

Los cubanos, ya muy pocos, conocemos a Nicolás Guillen,- sin acento-, en su vertiente “seria” como poeta. Su poesía se distingue por la empatía, el acercamiento a lo expresado por él. En estas tres hay, al menos, dos poco usadas en la actualidad: “fino aliento del carmen”. El Consejo Superior de Actividades Científicas ofrece esta explicación: “Del latín carmen: 'algo cantado'. (Ing.: carmen; fra.: carmen, charme; al: Carmen). Término latino derivado del verbo cano, “cantar”, entendiendo ese canto en un sentido mágico-religioso. En el siglo I a.C. la palabra pasó a significar “poema”, especialmente “poema lírico. El término “lambo” aparece unido al fuego de las fraguas, al hierro forjado aun caliente. Esta es la unión aparente para el uso que le da N. Guillen.

   1
        Brizna, pequeño tallo...

    Brizna, pequeño tallo
    verde, en la tierra oscura,
    ¿de qué selva minúscula
    eres baobab, de cuántos
    pájaros-pulgas guardan
    nidos tus fuertes ramas?
    Brizna, pequeño tallo
    verde, en la tierra oscura,
    yo durmiendo a tu sombra,
    para soñar echado
    bajo la luna.

       
          2
         Brisa que apenas mueves...

     Brisa que apenas mueves
     las flores, sosegada,
     fino aliento del carmen
     que blandamente pasas,
     ven y empuja mi barca,
     presa en el mar inmóvil.
     Llévame, poderosa,
     en tus mínimas alas,
     oh, brisa, fino aliento,
     brisa que apenas mueves
     las flores, sosegada.


        3

        Punto de luz, suspenso lampo...

     Punto de luz, suspenso
     lampo, remota estrella,
     tú, sol de otros planetas,
     bien que apenas te veo,
     allá lejos, lejísimo,
     muy lejos,
     podré pedirte el fuego,
     la luz y que madures
     mis frutos, oh suspenso
     lampo, remota estrella,
     tú, sol de otros planetas?

Texto y foto proceden de El Camagüey.

DE LA ACTUALIDAD:

Milton en una espiral de intensificación se convirtió este lunes (7) en un huracán de categoría 5 con catastróficos vientos de 160 mph (250 km/h) en el este del Golfo de México en ruta hacia la costa oeste de la Florida donde ya se han ordenado algunas evacuaciones ante la posibilidad de que se produzcan marejadas potencialmente mortales de hasta 12 pies de altura. El Centro Nacional de Huracanes (NHC) informó que Milton alcanzó la máxima categoría en la escala de vientos Saffir-Simpson.

Read more at: https://www.elnuevoherald.com/noticias/florida/sur-de-la-florida/article293591784.html#storylink=cpyMilton es un catastrófico huracán categoría 5. www.elnuevoherald.com/ Por Sonia Osorio. 

Un tribunal ruso condena al estadounidense Gilman a más... VOA …, a un trabajador de prisiones y a un investigador estatal. Gilman es uno de los, al menos, 10 estadounidenses que se encuentran entre rejas en Rusia.

Suiza devuelve cada vez más colecciones privadas a sus... países de origen. www.swissinfo.ch/spa 07 oct 2024 • ¿Se ha convertido en tendencia? Es cierto que cada vez más particulares quieren restituir bienes culturales. Leer más +

Estructura oculta bajo el Pacífico desafía teorías sobre el interior de la Tierra. es.gizmodo.com Recientemente, un equipo de la Universidad de Maryland, liderado por Jingchuan Wang, identificó una estructura oculta en el fondo del océano Pacífico, la cual se mueve lentamente y parece estar compuesta por antiguas placas oceánicas atrapadas en el manto.

Hera, una sonda europea para defender a la Tierra del... del impacto de un asteroide. Elpaís.com/ El “loco proyecto” de desarrollar la tecnología capaz de desviar la trayectoria de un asteroide que, pongamos, venga directo contra la Tierra, dará un gran paso para la Humanidad este lunes (7) con el lanzamiento desde la estación de Cabo Cañaveral…

Este ingrediente popular podría acelerar el envejecimiento... www.lanacion.arg En específico, un estudio demostró que un ingrediente agregado en los alimentos procesados acelera la edad biológica de las personas, por lo que es recomendable evitarlo. Se trata del azúcar añadido, es decir, aquellos que no son naturales en la comida o la bebida y se agregan durante su preparación.

Transformar pensamientos en texto gracias a un microchip. www.swissinfo.ch/spa/ciencia    Un equipo científico de la Escuela Politécnica Federal de Lausana ha desarrollado una avanzada interfaz cerebro-máquina miniaturizada de última generación. Este microchip... Leer más + [Camino cada vez más peligroso el de la IA. Es una visión de un futuro cercano en el cual cualquier tiranía podrá controlar totalmente la población. Es la Caja de Pandora moderna.]

El CERN expulsará a 500 científicos rusos a partir del 30 de noviembre.  www.swissinfo.ch/spa/ La Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) interrumpirá su cooperación con 500 científicos afiliados a instituciones rusas a partir del 30 de noviembre.

Alerta por el primer brote del virus de Marburgo: cómo se transmite y cuáles son los síntomas Gizmodo en español. Al 3 de octubre, se habían registrado 36 casos confirmados, 11 de los cuales resultaron mortales. Este virus, identificado por primera vez en Alemania en 1,967, pertenece a la misma familia que el Ébola (filo virus) y se caracteriza por una alta tasa de mortalidad.

Harvard: cuál es la fruta que debes comer para ser más inteligente. www.ambito.com Conocida por su prestigio y liderazgo en investigación, Harvard ha puesto de manifiesto que lo que consumimos no solo afecta nuestro cuerpo, sino también nuestras mentes. En este estudio, los científicos han identificado a los arándanos como un superalimento que puede potenciar la salud cerebral.

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Mangoconarroz, https://mangoconarroz.blogspot.com/ - Boletín Informativo Internacional,- es parte de una trilogía de blogs, cada uno con un objetivo y contenido diferente: éste evita los comentarios políticos partidistas. Se centra en recopilar información interesante de Ciencia y Técnica, Social, Internacional, Alimentaria de diferentes fuentes, así como temas actuales de salud.

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