Pocos, muy pocos,
de los cubanos actuales habrán oído la canción “Un viejo amor” interpretada por la gran María Teresa Vera; por
ello, al final de estos Recuerdos le
ofrezco la versión moderna de Ana
Gabriel, por si les interesa conocer o rememorar aquella tan cubana como
mundial canción del mexicano Alfonso Esparza Oteo. De hecho, una de sus
estrofas es la que da pie a estos recuerdos: “… un viejo amor, ni se olvida ni se deja”.
La primera interrogante sobre el 10 de marzo de
1,952 es: ¿por qué el golpe
de estado se produce un lunes y no el habitual sábado o domingo? En el
momento en que ocurre, están convocadas elecciones presidenciales para el 1º de
junio de ese año. En las encuestas de la época, el ganador estaría entre el
Partido Revolucionario Cubano (Auténtico*), con el Dr. Carlos Hevia como
candidato,-educado y formado en la Academia Naval de los EE.UU-, y el Partido
Ortodoxo, fundado por Eduardo Renato Chivas, con el candidato profesor,
filósofo y sociólogo Roberto Agramonte, quien fuera Rector de la U. de La
Habana, el tercero, muy
lejos en intención de voto de los dos anteriores, el general Fulgencio
Batista y Zaldívar por el Partido de Acción Progresiva. (*El término “Auténtico”
se añadió para diferenciarlo del Partido Revolucionario Cubano creado por José
Julián Martí y Pérez.)
Realmente, Batista había perdido influencia
en las FF.AA. Ya no era el sargento taquígrafo del Estado Mayor, líder
de la insurrección de las clases de 1,933, ascendido rápidamente a Coronel,
pronto general, presidente electo en 1,940-44, con el apoyo del Partido Socialista Popular (PSP), su
aparato sindical, más las simpatías de parte importante de la población que
veía en él un hombre hecho a sí mismo, surgido de los humildes, que podía ser y
hacer algo por los más desfavorecidos, además de restablecer el orden social y
controlar al Ejército, lo cual, en cierta medida, cumplió.
En realidad, en el
período 40-44, Batista se
enfrentó y destruyó varios intentos de golpe de Estado, el más conocido
el del General Eleuterio Peraza Cabrera que lo apoyó en el golpe de 1,933 y en
el de 1,952. Siendo jefe de la Policía Nacional impuso restricciones a los
ciudadanos a partir del “cañonazo de las
nueve” (de la noche) además de reprimir con inteligencia cualquier intento
de insubordinación.
Del 44 al 52,
muchos cambios habían ocurrido en las FF.AA. Relevados mandos simpatizantes con
Batista, surgimiento de nuevos jefes que no aceptaban de buen grado que el
General tuviera el poder. Incluso no obedecer sus órdenes como ocurrió con el
asesinato masivo de los Asaltantes al Cuartel Moncada.
La causa de que el golpe se diera el lunes 10 de
marzo y no el domingo 9, se ha comentado en su momento, que se debió a que Batista era
consciente de su situación con relación a los mandos militares y no quiso
sumarse al golpe del domingo. Hubo que “convencerlo” con buenas razones $$$ para que
aceptara encabezar la asonada militar y abandonara su plácida vida de senador.
El “golpe” no
estaba motivado por la amenaza “comunista”
ni cosa parecida. Los dos aspirantes con más probabilidades eran profesionales y sus
partidos estrictamente democráticos. En el caso del Partido Revolucionario
Cubano (Auténtico), el gobierno del Dr. Carlos Prío Socarrás había suprimido el
dominio de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) por el PSP, creado el Banco
Nacional de Cuba, frustrada aspiración nacional desde los inicios de la
República, así como varias entidades de crédito y fomento para agilizar y
respaldar la economía cubana. En el plano internacional, ambos candidatos mantenían la
independencia de la política y economía cubana, así como el apoyo a los
movimientos anti dictatoriales,-como el régimen de Trujillo-, en la región y el
mundo. Recordemos la frustrada expedición “Cayo Confites” contra el tirano, que
tuvo la oposición del gobierno de los EE.UU.
Además de las
discrepancias en política internacional con los EE.UU., ninguno de los dos candidatos con más
posibilidades presidenciales estaba de acuerdo con la penetración y creciente
poder de la mafia estadounidense en Cuba, que aspiraba convertir la Isla
en su feudo y en Las Vegas del
Caribe. Había muchos millones en juego y
ellos tuvieron un peso decisivo en la realización de la asonada militar.
El golpe se
produjo, como no podía ser
menos, con el conocimiento de la
Embajada de los EE.UU. en Cuba, que no comunicó al Presidente Carlos Prío lo
que estaba tramándose.
Estas son las causas del golpe, además del descrédito moral que
la última parte del gobierno de Prío generó, con el saqueo de los billetes
destinados a ser cremados, que su hermano Antonio* sacó en camiones del M. de
Hacienda, lo cual fue público y notorio, además del consumo de cocaína y drogas
similares. (*“La falsa incineración de los billetes, constituyó un gran
escándalo ocurrido en el año 1,949 cuando Antonio Prío que ocupaba
el cargo de Ministro de Hacienda en el gobierno de su hermano. Ordenó quemar 39 960 000 pesos recogidos de la
circulación por estar deteriorados, sin embargo, en lugar de los
billetes en mal estado, lo
que se quemaron fue paquetes de papeles, lo cual fue verificado
por funcionarios de la Tesorería Nacional que comprobaron la serie y los
números de los billetes que supuestamente debían estar quemados”.
Fuente: Ecured.cu/Carlos Prío.)
Narradas grosso modo, las circunstancias que
permitieron el golpe de estado, sólo me
queda expresarles mi impresión personal sobre aquel día.
En esos meses
estaba estudiando por libre para
ingresar en Artes y Oficios de La Habana, porque la técnica siempre ha sido mi
línea preferida. Además, al terminar los estudios, podía matricular en la U. de
La Habana una carrera afín, y ganarme la vida con lo aprendido. También, como
segunda opción, me presenté a los exámenes del Instituto de la Víbora, pero
decidí seguir con mi deseo inicial. Vivía en Arroyo Naranjo, tome el bus en
completa paz y silencio. Sólo al llegar a los barrios obreros comencé a
escuchar sobre el golpe. Decidí continuar hasta la Universidad, viendo en todo
el recorrido tranquilidad en las calles, los militares desplegados con armas
largas y algunos edificios ocupados. Salvo el intento de José Antonio
Echeverría, Manzanita, el presidente de la Federación Estudiantil Universitaria
(FEU), de que se le entregarán armas al pueblo, no hubo ninguna reacción
pública en contra de la asonada. Fue una sorpresa general para la población. Pocas semanas más
tarde comenzaron las acciones legales y políticas contra lo sucedido.
El tiempo y la Historia no tienen “marcha atrás”. Sólo se puede
reflexionar sobre ella en
un momento concreto y hacer el ejercicio intelectual de preguntarnos: ¿Cuál sería la situación actual de Cuba, si
se hubiera alertado al gobierno constitucional por los EE.UU.? Recuerde
que, en aquellos años, Cuba tenía una economía sólida. Éramos uno de los países
más avanzados técnica y económicamente de la A. Latina, con independencia de
las muchas deficiencias que existían, también de otras naciones de Europa. Hágase UD. la pregunta y obtenga
la respuesta.
Conspiraciones contra
Batista: http://www.juventudrebelde.cu/columnas/lecturas/2017-08-26/jefes-de-policia-ii-y-final
Expedición de Cayo
Confites: http://www.cadenagramonte.cu/efemerides/ver/1947-fracasa-la-expedicion-de-cayo-confites
La primera interrogante sobre el asalto a la
segunda plaza militar de la Isla,- el Cuartel Guillermón Moncada-, es fácil de comprender: era el domingo de la Santa Ana,
carnavales en Stgo. de Cuba, distracción de la vigilancia y facilidad de
movimiento para los atacantes.
Lo que no ha sido esclarecido es cómo se pudieron preparar
cientos de hombres y decenas de mujeres durante meses, sin que fueran alertados
los organismos de inteligencia nacional e internacionales.
La decisión de la
lucha armada contra el tirano fue
consecuencia directa de la división entre los partidos políticos, su
incapacidad de hacer un frente común, más la crisis interna del Partido Ortodoxo
que debilitó mucho la acción ciudadana.
Desde el propio mes de marzo comenzó la oposición a
Batista y su régimen. En los centros estudiantiles de enseñanza media y superior surgieron
por toda la Isla grupos pequeños de opositores, algunos muy bien organizados
como el ARO en la provincia de Oriente, fundado y dirigido por Frank País y en
la U. de La Habana, por la FEU.
El general comenzó
por aumentar el sueldo a las FF.AA. y también el suyo, que llegó a ser superior
al del presidente de los EE.UU. Además,
se aceleró el proceso mafioso con la adquisición de tierras muy baratas al otro
lado de la bahía de La Habana, lo cual se mantuvo en secreto hasta que se
divulgó que se iba a construir un túnel que uniera la capital con dichos
terrenos, donde se pretendía construir una cadena de hoteles destinados al
turismo internacional, especialmente el de EE.UU. Fue el gran negocio de
la tiranía, donde los principales dirigentes participaron.
La censura de
prensa, la represión al movimiento sindical por su independencia y permanencia
de cuadros activos del PSP, los primeros crímenes públicos y horrendos hicieron
el resto para precipitar la organización y lucha clandestina sobre todo en las
ciudades.
El Movimiento 26
de Julio, como tal, surge después del ataque al Moncada. Ya existían otras
organizaciones, como el Directorio, la Organización Auténtica, Resistencia
Cívica, etc., todos luchando contra la tiranía. El 26-7 se nutre de cuanto
opositor,- pasivo o activo-, estuviera dispuesto a cooperar de una u otra forma
en la lucha. No distinguía
de clases ni creencias políticas. Mucha clase media, muchos profesionales y
estudiantes, algo de obreros y menos de campesinos.
El resto es
Historia más o menos real y más o menos conocida. El M-26-7 lideró la
insurrección y tomó el poder con el apoyo de cerca del 90% de la población.
Hizo rebaja de alquileres, del precio de la electricidad, la alfabetización, la
Reforma Agraria, etc., incurriendo en
errores, con aciertos también, que fueron definiendo lo que hoy tenemos en
Cuba: una seudodemocracia participativa
ineficiente e ineficaz.
Cabe aquí también preguntarse, como ejercicio intelectual, ¿Cuál sería la situación actual de Cuba
si el Sgto. Sarría, en lugar de llevarlos a la cárcel vivos, los hubiera
entregado, como era la orden recibida, al sanguinario Chaviano?
Pudiéramos ser todavía una tiranía sangrienta, como
tantas de Nuestra América, un régimen democrático al uso o, tal vez, una
estrella más en la bandera de los EE.UU. Todo,
en esta vida, puede suceder.
Entrevista a Natalia Bolívar
Arostegui. Por Hilario Rosete Silva y Julio César Guanche. Fuente: La Tiza.
Discípula de don
Fernando Ortiz y Lidia Cabrera, la anfitriona, miembro del desaparecido Directorio Revolucionario 13 de marzo,
recibió a los redactores con agua fría y cafecito caliente.
Bastó mostrarle
una de sus obras impresas, Cuba, imágenes y relatos de un mundo mágico,
contentiva de un jugoso currículo, para que la entrevistada revisara la tapa
del libro, hiciera una advertencia, «aquí falta una importante etapa
de mi vida» y, sin mayor preámbulo, desatara la historia.
El arte bello de
la Revolución: En 1,955 cursé Arte Cubano en la entonces Facultad
de Filosofía y Letras de la Universidad de La Habana. Había estudiado Pintura y
Escultura en la escuela anexa de San Alejandro, y Dibujo al Natural, Pintura y
Composición en el Arts Students League, en Nueva York, con los
profesores Will Barnet, Morris Kantor y Norman Rockwell, estrellas del dibujo
norteamericano. Desde 1,956, y hasta mediados del cincuenta y ocho,
trabajé en el Palacio de Bellas Artes, primero como guía e intérprete de inglés
y francés, y luego como responsable de la sala de Etnología Cubana. Eran los
días en que Lezama Lima, acompañado de
vez en cuando por el Padre
Gaztelu, dedicaba dos horas todas las mañanas a conversar con nosotras en
memorables tertulias.
Por todo este
historial, al triunfo de la Revolución me nombraron directora del Museo
Nacional de Bellas Artes. Hasta el año 1,966 realizamos allí un serio trabajo
de restauración y rescate de obras halladas en manos privadas. Varias secciones
fueron mudadas para la Academia de Ciencias y a la colección del conde de
Lagunillas — arte antiguo —, apiñada en una sala, le dimos casi la mitad de un
ala del edificio. Simultáneamente, participé en el «parto» y la dirección del Museo Napoleónico, enclavado en la
antigua residencia — la Dolce Dimora*
— de Orestes Ferrara, senador republicano en tiempos de Gerardo Machado. Buena
parte de las piezas museables fueron entregadas al museo en
calidad de depósito por el acaudalado cubano Julio Lobo. [*Bella casa
situada a un costado de la U. de La Habana.]
Entretanto, usted
fue miembro del Directorio Revolucionario 13 de marzo. Sí. Por esas actividades fui arrestada en julio de 1,958,
me trasladaron al Buró de Investigaciones, y me ficharon con el número 24837.
Ya en libertad, permanecí en la clandestinidad hasta el primero de enero de 1,959.
Conspiré junto a Alberto Mora, Raúl Díaz-Argüelles, Gustavo Machín y Julio
García Oliveras, entre otros compañeros.
Mujer, combatiente
del Directorio Revolucionario 13 de marzo, e investigadora, ¿cuál es la Natalia
que debemos conocer? Deberían conocer a Natalia ser humano, una mujer que siendo de la alta burguesía y graduada de
Bachiller en el colegio del Sagrado Corazón de Jesús, conoció a los jóvenes del
Directorio y se integró a ellos. Sí, en aquellos tiempos yo viví una doble vida.
Mi familia no me permitía salir sola ni unirme con personas de otra clase
social y yo, con la fachada de Bellas Artes, estaba conspirando. Eso costaba
caro, en ese entonces
aunque tuvieras veinte años tus padres podían zumbarte un buen regaño.
Fui amiga íntima
de René Portocarrero, Wifredo Lam, Mariano Rodríguez… Con esas influencias, mi
formación profesional, y mi amor por las artes plásticas, habría sido pintora,
pero como decimos nosotros, «me quedé en
esa», debía dedicarle el cuerpo y el alma a la pintura o a la Revolución, y
la revolucionaria Natalia Bolívar «quemó
sus naves» y se metió
en Revolución en contra de su familia. Mi madre casi se muere cuando caí
presa, y cuando pasé a la
clandestinidad dejó de comer y se mantuvo a calditos durante ¡seis meses!
Fue una vida rica,
no sabría decir si lo más importante fue mi condición de revolucionaria
clandestina, o mis vivencias de juventud en el seno de la familia, cada ciclo
marcó una pauta. La familia es un
valor esencial, los jóvenes deben saberlo, para mí significó mucho, pero se desbarató cuando triunfó
la Revolución y mis parientes se fueron de Cuba. La clandestinidad
también fue un tiempo especial, signado por una bella afinidad con mis
compañeros que después se rompió cuando algunos se olvidaron de casi todas las
mujeres.
Cuarenta y tantos
años más tarde, ¿cuáles son sus mayores preocupaciones? Si
ustedes les preguntaran a los muchachos de hoy, buena parte no sabrían
distinguir al Directorio Revolucionario como uno de los núcleos — el Movimiento
Revolucionario 26 de julio era otro — que a fines de los años cincuenta agruparon en sus filas
a la nueva generación enfrentada a Batista. Varios episodios de su historia se han borrado con el tiempo. Años atrás, una tarja colocada
en la antigua Quince Estación de Policía, en el actual municipio de Playa,
decía que el ataque perpetrado contra ella en noviembre de 1,958 fue ejecutado
por comandos del M-26–7 y no por un grupo de Acción y Sabotaje del 13 de marzo.
Si nos despreocupamos, en cualquier momento los jóvenes de ahora dirán que
la toma de Radio Reloj en marzo del cincuenta y siete fue ejecutada por Frank
País y no por José Antonio Echeverría. Es preciso profundizar en la
historia. Durante años impartimos una historia muy superficial. Cuando nosotros
faltemos, ¿quién contará la verdadera historia?
De mujer alma, corazón y vida. Para eso estamos nosotros aquí, ¿dónde
estaban, por ejemplo, las mujeres, el 13 de marzo de 1,957?, ¿por qué apenas se
habla de ellas? Haciendo un
análisis objetivo, pudiera pensarse en un prejuicio de género: para algunos
nosotras no existimos, aunque debo decir que nuestro compañero Julio García Oliveras publicó
recientemente un artículo en Juventud Rebelde titulado «Las Mujeres del Directorio», donde nos
rinde homenaje. Sin embargo, ahí están Mery Pumpido, alma y fuerza del
Directorio; Lala y Zenaida Becerra, fieles compañeras; Marta Jiménez, la viuda
de Fructuoso Rodríguez, con una trayectoria relevante; Zayda Trimiño,
presidenta de la Escuela de Ciencias, cuyas manos guardaron el último escrito
de Fructuoso Rodríguez en su época de presidente de la FEU, una carta que no
llegó a firmar, lo matan antes en Humbolt-7, donde le reiteraba al Consejo Universitario el acuerdo
del Directorio de cerrar la Universidad por la muerte de José Antonio
Echeverría, y de desarrollar la guerra revolucionaria contra Batista;
Susana Escalona, quien fuera aspirante a presidenta de la Escuela de Filosofía
y Letras; Gudelia García y Delia Coro, que escondieron a varios de los
muchachos…
De estas mujeres nadie habla, se han mantenido casi
al margen de la historia, sería bueno hacerles justicia. En cuanto a
mí, tal vez parezca una inmodestia revelarlo, estoy entre las cubanas que por
aquellos años participaron directamente en una acción de guerra, el mencionado
ataque a la Quince Estación de Policía de La Habana. Aunque pensándolo bien, de todas
estas compañeras pudiera decirse lo mismo, ¿acaso no eran acciones de guerra esconder y
trasladar armas, regar manifiestos y proclamas, acompañar a los hombres a poner
una bomba, alquilar y atender, con fachada de matrimonio, las casas que les
servían de refugio, llevándoles comida, lavándoles la ropa, buscando a los
médicos y otras cosas? ¿Quién dice que estas no eran acciones de
guerra?
Cualquiera puede
imaginar el final del que atraparan en esto, corría el mismo peligro que quien
empuñara un arma. ¡Imagínense ustedes, trasladar a Julio García Oliveras, un
hombre de más de seis pies! Llegó un momento en que toda la policía de la
capital sabía que el Directorio contaba con un «faro» de ese tamaño. Por un
tiempo, el gran disfraz de Julio fue el de oficial de la marina yanqui, como
diría Eusebio Leal, con él «anduvo toda
La Habana». Pero después lo «chivatearon» {delataron} y ya no sabíamos cómo enmascararlo.
[Un día me tocó acompañarlo para asistir a una
reunión, era un disparate reunirnos en el mismo lugar donde nos escondíamos.
Debíamos ir a pie hasta casa de Zoila Lapique, hoy día una de nuestras grandes
historiadoras, trabajadora durante años de la Biblioteca Nacional, una persona
de la cual se habla muy poco, en aquel entonces miembro de Mujeres
Oposicionistas Unidas, de grandes vínculos, ella y su familia, con el M-26–7.
¿Saben cómo
encubrimos a Julio? Lo pintamos como a «Chicharito»,
por aquellos años la versión popular del «negrito»
del teatro vernáculo, un personaje interpretado por un actor blanco. Pero estando en verano,
caminando unas ocho cuadras hasta donde vivía Zoila, con una ametralladora y
todo, que la llevábamos en una jaba, Julio empezó a derretirse, y comenzó a
teñírsele de negro la guayabera. No quiero acordarme. Para regresarlo tuvimos
que quitarle la pintura, con el calor era imposible devolverlo así, el engaño
era evidente, y buscarle otra camisa, mas como el tinte no era bueno se nos
quedó medio manchado. Digan ustedes, qué habría sucedido si de pronto
nos para una perseguidora. De seguro yo no estaría aquí haciéndoles el cuento].
Usted mencionó a
Mujeres Oposicionistas Unidas, ¿quiénes la integraban? Ese es uno
de los capítulos olvidados de la historia. La formaban amas de casa y mujeres de
todas las fracciones, militantes o simpatizantes del Directorio, del M-26–7, de
Resistencia Cívica, de Organización Auténtica, del Partido Socialista Popular
(PSP), y de distintas organizaciones, cada movimiento tenía su representación.
Entre sus variadas actividades se destacó la ayuda al preso político. Reuníamos comida, ropas y
medicinas, y se las entregábamos a una comisión que funcionaba entre los
detenidos del Castillo del Príncipe, a donde íbamos una vez al mes. Ellos se
encargaban de repartirlas por igual, sin reparar en que un recluso fuera del veintiséis o del 13 de marzo.
También nos encargábamos de buscarles abogados defensores y asilo político.
Aunque varias
Mujeres Oposicionistas Unidas luego abandonaron Cuba, en su momento desempeñaron su papel e hicieron su
aporte a la lucha anti-batistiana. Funcionábamos como una central
coordinadora. Si las del Directorio necesitábamos tirar una
proclama, las del PSP conseguían imprimirla con el mimeógrafo del partido,
mientras las cartas a los cuadros del Ejército de Batista, instándolos a
abrazar la causa, las editaban las del veintiséis. Yo tenía buenas relaciones
entre los diplomáticos, y en más de una ocasión conseguí asilar a los
perseguidos.
Esto me trajo
algunos dolores de cabeza, por ejemplo con Virgilio Chiriboga, el embajador de
Ecuador: sin decirle de quién se trataba, logré de su embajada asilo para Mario
Reguera, que conjuntamente con Guillermo Jiménez había participado en el
atentado contra Luis Manuel Martínez. En cambio, otros embajadores, como los
Leitao Da Cunha, de Brasil, jamás preguntaron nada sobre los cargos imputados a
las personas que amparaban.
La fuerza alcanzada por la organización radicó en
su unidad. Nos propusimos no hacer diferencias entre si un muchacho en peligro
era del 13 de marzo, del Partido Socialista Popular o del 26, nadie preguntaba de dónde venía
ni qué había hecho. Llegamos a hacer gestiones hasta para encontrar
un lugar en el cementerio donde enterrar a los jóvenes masacrados. Ese fue el caso del propio
Reguerita, sepultado en el panteón de la familia Montoro. Como él,
varios muchachos fueron inhumados en espacios provisionales, hasta que al
triunfo de la Revolución sus restos fueron trasladados bien por sus familias
hacia otros sitios o bien hacia el Mausoleo
a los Héroes del 13 de Marzo.
Mujeres Martianas fue otra importantísima
agrupación. Sería bueno
que Alma Mater se ocupara de su historia. Ellas,
también sin preguntar mucho, ayudaban a cualquier joven revolucionario. Se distinguían por su formación
política y sus tradiciones de lucha. Al triunfo de la Revolución, tanto las
Mujeres Oposicionistas Unidas como las Mujeres Martianas se integraron a la
Federación de Mujeres Cubanas.
Historia limpia tendida. Usted mencionó a Reguerita. Se ha dicho que en el
sepelio de este niño-gigante de solo 21 años se reunieron madres, hermanas,
viudas, en fin, una multitud de mujeres. Fue una marcha de mujeres. A Reguerita
lo asesinaron el 20 de abril de 1,958, cuando intentaba, junto a otro
compañero, ejecutar una acción para rendir homenaje en el primer aniversario
del crimen a los mártires de Humboldt-7. En un encuentro frente a frente con un
policía en la calle, se le encasquilló la pistola, cayó herido, y ahí le
pegaron el tiro de gracia. Pero de eso no nos enteramos inmediatamente. De
pronto Reguerita desapareció, y todos me llamaban preguntándome por él. En eso
Marta Jiménez me avisa: «Lo
mataron, su cadáver está en el necrocomio.»
Cuando llegamos,
hacia el final de la mañana, encontramos el cuerpo desnudo tirado en el piso,
muerto como de dos-tres días, envuelto en periódicos. Le pedimos permiso al
director para buscarle ropa y un sitio donde sepultarlo. Entonces el hombre nos
enseñó un escrito: el criminal Ventura, jefe de la Quinta Estación, había ordenado
avisar a la policía en cuanto alguien viniera a reclamar los despojos. Con todo, se compadeció de
nosotras, éramos jóvenes y aquel espectáculo de Reguerita sin vida nos puso muy
mal, y nos dio de plazo para enterrarlo hasta la hora en que la necrópolis
reabría sus puertas por la tarde.
Entonces nos
movilizamos. Gracias a nuestros contactos, el dueño de la funeraria La Nacional, aún hoy en la calle de
Infanta, llamó a su gente, y les pagó a los sepultureros por trabajar en
horario de descanso. A toda velocidad le avisamos a las Mujeres Martianas, a
las Oposicionistas Unidas y, de la familia de Reguerita, a su abuela, no había
más tiempo, mientras yo me fui como una loca por la calle 23, tocando a las
puertas, pidiendo una ropa adecuada para vestirlo. Sobre la una y cuarto o
la una y media logramos enterrarlo, ya les dije, en el panteón de la familia
Montoro, cuya viuda nos otorgó el permiso. Pero cuando ya estábamos poniéndole la tapa al sepulcro,
nos rodeó la policía, y cada cual se fue como pudo, corriendo entre las tumbas,
porque empezaron a dar palos a diestra y siniestra.
[Por cierto,
cuando abrimos la cripta de los Montoro, encontramos varios cadáveres de
«casquitos» {sobrenombre a los reclutas jóvenes del ejército} en bolsas de
polietileno. Al Ejército
no le interesaba reconocer sus bajas en la Sierra Maestra, y al parecer a estos
soldados habaneros muertos en combate los habían sepultado allí en secreto].
En julio de 1958,
Natalia Bolívar es detenida y trasladada al Buró de Investigaciones. En una
casa alquilada por ella en el Vedado, la policía de Batista asesinó a otros dos
miembros del Directorio Revolucionario. ¿Recuerda cómo fueron los hechos? ¡Cómo no! El 10 de julio de ese año, en aquella
casa de la calle B, entre 19 y 21, en el Vedado, inmolaron a Pedro Martínez
Brito, vicepresidente por sustitución de la FEU después del crimen de
Humboldt-7, y a Tato Rodríguez Vedo. Ese día teníamos una cita a las seis de la
mañana, yo debía llevarles los documentos que a su vez ellos entregarían a la
Asociación de Estudiantes Latinoamericanos por intermedio de Hilda Granados, la
compañera de Eduardo García Lavandero. Los papeles denunciaban el estado de
zozobra en que vivían los jóvenes revolucionarios cubanos, obligados a la
clandestinidad. Pero me quedé dormida, cosa rara, y cerca de las siete de la
mañana me despertó el teléfono: ¡«Natalia!», me dice una vecina del apartamento de la calle B,
también guía de Bellas Artes, «corre para acá, que están matando a tus amigos». Me vestí y tomé
un carro de alquiler. Cuando llegué ya era tarde.
Tratando de
escapar, los muchachos se tiraron desde la azotea del tercer piso. Tato se
golpeó contra un tanque de agua, y cayó al patio, donde lo remataron. A Pedro,
que tenía las llaves de la casa, lo agarraron atontado, lo subieron de nuevo al
tercer piso, y lo mataron en el interior del apartamento. Allí, dentro de la
vivienda, y merodeando por los alrededores, se quedaron los policías, vestidos
de civil, esperando que otros compañeros se acercaran. Me quedé vigilando para
avisarles a los demás, después del mediodía teníamos allí una reunión, pero
hacia las tres de la tarde mi presencia se hacía sospechosa, y me retiré.
A los cinco
minutos, llegó Raulito Díaz-Argüelles, tocó a la puerta, y ahí mismo se formó
el tiroteo. Raúl corrió hacia el final del pasillo, logró tirarse por una
ventana, se enganchó de unos cables, cayó arriba de un pollero y se partió un
pie. La policía se asomó y comenzó a dispararle, pero él, con buena puntería,
eliminó a uno de ellos, y en lo que los otros decidían volverse a asomar,
brincó, salió por la casa de al lado, y se fue en un carro de alquiler
encañonando al chofer. Al
final, terminó en la embajada de Brasil, el pie nunca le soldó bien.
Sin tiempo ni
espacio para nuevas anécdotas, ¿qué les recomendaría a los jóvenes? Al igual que a mis hijas, cualquier joven de hoy podría ser hijo mío, les recomendaría hurgar en la historia,
investigar, no quedarse con lo que dicen ciertos textos e indagar en la
tradición oral. Sobre todo les aconsejaría buscar en la historia más
antigua para conocer nuestras raíces y saber de dónde vienen nuestras ansias
libertarias. En ellas hay mucha herencia negra, los negros preferían «cimarronearse» {irse al monte}, «apalenquearse» {poblados de esclavos
huidos en las lomas y montes}, suicidarse, todo menos ser esclavos. Es hermoso estudiar a
profundidad la Historia de Cuba: [¡nosotros somos el fruto de esa Historia!]
Este
texto forma parte de la serie «La unidad no es hija única»
Fuente: Tomado de
Rosete Silva, Hilario y Julio César Guanche. El hombre en la cornisa.
Casa Editora Abril, 2,006. Los
fragmentos entre corchetes [] pertenecen a la versión original de los autores.
Las aclaraciones entre {} son del Editor.
Nota del Editor: muchas más historias como esta son necesarias para que el pasado
recobre su verdadero contenido: fue la lucha de todo un pueblo,- sin distinción de clases
sociales, instrucción, creencias políticas o religiosas lo que luchó por la libertad en contra de la
tiranía de batista. La Historia
de nuestras luchas,- las de las tres guerras por la Independencia, la lucha
contra la tiranía de machado y contra la de batista, dan fe de nuestro deseo de vivir en libertad, aportando cuando ha sido
preciso la vida de nuestros hijos y hermanos. ¡Viva Cuba! ¡Viva el pueblo
combatiente contra la tiranía! ¡Viva para siempre la memoria de nuestros
luchadores!
El blog https://mangoconarroztres.blogspot.com se
hace sin ánimo de lucro. Los Editores dan cabida en el blog a posiciones
ideológicas que no comparten porque estiman que es como se hace real la
libertad de información del lector. No percibimos ingresos por él. Sólo
lo creamos para brindarle información y entretenimiento. Por razones de espacio algunos artículos han sido resumidos. Si
desea leer el texto completo debe ir al vínculo que mostramos en el tema. Salvo
que se especifique lo contrario, las negritas,
itálicas, y subrayados son de
los Editores. El sentido de (…) y de… es indicar que se ha condensado la obra
original. Los comentarios entre [ ] son del Editor. Nuestro blog es
posible por los servicios gratuitos de diferentes empresas internacionales de
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