En casi todos los estados hay museos
dedicados a preservar la memoria y labor de sus personalidades más destacadas
en diferentes áreas: política, economía, temas sociales, ciencia en sus
diversas ramas, etc.
En el campo de la industria hemos cometido errores parecidos en cuanto a las inversiones. La Antillana de Acero, por ejemplo, es un monstruo que empezó, como empezamos siempre, a ser dibujado por la nariz; —ahora las patas del monstruo no caben en el papel—. La política de desarrollo de cemento, basada en una concepción de desarrollo global muy grande y que ha demostrado ser excesiva. La creación de fábricas conserveras que no trabajan actualmente. Otras fábricas que requieren materias primas importadas del área dólar, sin resolver realmente problemas. La más representativa de este tipo es el INPUD, aunque desde el punto de vista de la construcción y la racionalización de la producción es una de las mejores que hemos hecho: pero hay un sinnúmero de ellas que todos conocemos y que tienen las características apuntadas.
En el caso de Cuba, existe el
Archivo del Consejo de Estado que reúne, conserva y divulga los documentos que
le son entregados o que se solicita publicar. Al igual que este archivo
histórico, existen varios con los documentos del gran geógrafo Antonio Núñez
Jiménez, Blas Roca, Camilo Cienfuegos, etc. Dentro de esta actividad histórica se incluye el que
guarda documentos relacionados con el Dr. Ernesto Guevara de la Serna,
conocido mundialmente por el sobrenombre de “El Ché”, por su origen argentino.
Este centro publicó una selección de
cartas del Che compiladas por María del Carmen Ariet y Disamis Arcis bajo el
título de “Epistolario de un tiempo. Cartas 1947-1967”, del
cual le ofrecemos el primer grupo de observaciones críticas que realizó el Dr. Guevara
bajo el título de “Errores
en la política económica”.
Los
errores que señala el Dr. Guevara, son “agua pasada”, o debieran serlo. El Editor no hará comentarios
sobre los criterios emitidos por el Dr. Guevara: ya son historia y como tal
deben ser tratados. No obstante, he subrayado, destacado en color, con (sic*) o en
negritas, sin comentarlos, lo que ha llamado mi atención. Es, o debiera ser, obvio, que no coincido por
exceso o por defecto, con algunas afirmaciones del Dr. Guevara, pero sólo tiene
sentido,- para mí-, comentarlos sino los vínculo con el presente cubano.
[*sic. (Del lat. sic, así). 1. adv. U. en impresos y manuscritos
españoles, por lo general entre paréntesis, para dar a entender que una palabra
o frase empleada en ellos, y que pudiera parecer inexacta, es textual.
del.rae.es]
Los tres
restantes acápites son interesantes y polémicos, que requieren un análisis más
amplio, diverso y profundo del que podemos ofrecer aquí. Este número sólo recoge los comentarios del
Ché,- hace ya 55 años-, y no incluirá otros materiales. El Editor.
Foto y vínculo: Che Guevara: fin del
idilio con Fidel Castro. https://www.cibercuba.com/noticias/2017-12-08-u136883-e192519-che
“Año de la Agricultura”.
Fidel:
Pongo en tu conocimiento el conjunto de mis ideas
sobre algunos de los problemas básicos del Estado. Voy a tratar de ser lo más
concreto posible y tratar de hacer una crítica constructiva, por si
puede servir para mejorar algunos problemas que continúan siendo graves.
Además, quisiera darte una pequeña explicación de
nuestro concepto sobre esa entelequia* llamada, “El Sistema de Financiamiento Presupuestario”, por otra parte,
también me interesaría hablar algo sobre el Partido y, por último, hacer
recomendaciones de tipo general. [*Entelequia:
2. f. irónico. Cosa irreal. del.rae.es]
Tendrá entonces esta exposición cuatro puntos:
1. Errores en
la Política Económica.
2. El Sistema de Financiamiento Presupuestario.
3. La Función del Partido.
4. Recomendaciones Generales.
1. Errores en
la Política Económica. Al empezar todos nosotros el aprendizaje de esta
marcha hacia el comunismo (sic.), establecimos, con la ayuda de los checos, la
Junta Central de Planificación [JUCEPLAN]. Creo que está claro para todos que
la planificación es una categoría implícita al socialismo y también a este
período de transición que estamos viviendo. Lo malo es que hasta ahora, no hemos podido organizar una
planificación que sea realmente un canal conductor y no una válvula loca que a
veces deja pasar libremente los gases y otras se cierra herméticamente poniendo
en peligro de explotar la caldera. (sic.)
[*sic. (Del
lat. sic, así). 1. adv. U. en impresos y manuscritos españoles, por lo general
entre paréntesis, para dar
a entender que una palabra o frase empleada en ellos, y que pudiera parecer
inexacta, es textual.]
A pesar de todos los errores del plan, de la
orientación y de la concepción de la Junta Central de Planificación, creo que
estamos todos de acuerdo en que hay una serie de líneas jerárquicas de mando en
el sector económico que deben ser respetadas. Se entiende que el Gobierno crea
las ideas económico-políticas de desarrollo, ideas que parten de iniciativas de los dirigentes y
también, si es posible dadas las condiciones, de la propia población.
Estas deberían pasar a la Junta que las analizaría y compatibilizaría, dando
luego una recomendación. El Gobierno aprobaría o corregiría estas cifras,
encargando ya la confección del plan y la Junta confeccionaría el plan, en discusión con todos los
organismos, cuando se tratara de un plan anual, pero sobre la base de un plan
perspectivo en el cual pudieran tomarse en cuenta los principales organismos
como asesores.
Nosotros hemos
funcionado como si esa ficción fuera real pero, en la práctica, ¿qué sucedía?,
el pretendido traslado de ideas de desarrollo por el Gobierno era simplemente
una recopilación de algunas ideas sueltas que la Junta armonizaba poniendo las
propias y elevaba al Gobierno. Tras un análisis extremadamente superficial, (sic.) se aprobaban
estas líneas de desarrollo, a veces cambiando determinadas cosas, siempre sobre
un plan anual ya que todos
los planes perspectivos han fracasado antes de comenzar. La Junta
comenzaba a hacer sus planes con la idea de restringir el desbalance pero, al mismo tiempo, recibiendo las
presiones de todos los organismos productivos y no productivos. De tal
manera, el plan quedaba
muy desbalanceado, se hacía tarde y había que correr al extranjero a pedir
desbalances, ayudas, comprensión, etc., etc. Luego la Junta se encargaba de
complicar las cosas con sus propios errores. (sic.)
Creo que hemos cometido muchos errores de tipo
económico. El primero de ellos, el más importante, es la
improvisación con que hemos llevado a cabo nuestras ideas que ha dado por
resultado una política de bandazos. Improvisación y subjetivismo, diría
yo. De tal manera que se
daban metas que conllevaban crecimientos imposibles. En los primeros
momentos estos crecimientos imposibles se planeaban de una forma orgánica con
la base de modelos globales en
los que se preveían crecimientos hasta del 15 o el 20% anual. Después
esto cambió pero la dispersión y falta de centralización de decisiones
económicas permitía que cada uno de los organismos impulsara planes que, solos,
eran factibles de realizar pero que, tomados todos en su conjunto, hacían
imposible el cumplimiento de las metas trazadas (sic.); y es así cómo el llegar al 90% de
un plan se considera en nuestro país una verdadera hazaña. Por esto
también se han realizado una serie de inversiones no justificadas que variaban
o suprimían antes de finalizar, pero también sin una justificación adecuada.
Casos como estos tenemos
en el fomento del arroz y su posterior restricción, el fomento del maíz y su
posterior restricción, el del millo, el del algodón, el de los cerdos, ciertas
inversiones en vacunos que no me parecen justificadas, las de la pesca y una
buena parte de la política avícola. Todo esto en el campo de la
agricultura.
En el campo de la industria hemos cometido errores parecidos en cuanto a las inversiones. La Antillana de Acero, por ejemplo, es un monstruo que empezó, como empezamos siempre, a ser dibujado por la nariz; —ahora las patas del monstruo no caben en el papel—. La política de desarrollo de cemento, basada en una concepción de desarrollo global muy grande y que ha demostrado ser excesiva. La creación de fábricas conserveras que no trabajan actualmente. Otras fábricas que requieren materias primas importadas del área dólar, sin resolver realmente problemas. La más representativa de este tipo es el INPUD, aunque desde el punto de vista de la construcción y la racionalización de la producción es una de las mejores que hemos hecho: pero hay un sinnúmero de ellas que todos conocemos y que tienen las características apuntadas.
Muchas veces,
se suma el tener una tecnología muy atrasada, por ejemplo, los radios polacos. Para colmo
íbamos a cometer el mismo error en la televisión, hasta que lo paramos. Todas estas son inversiones que
hay que pagarlas y pagarlas caras. Dentro de este grupo podría poner
la construcción de barcos pesqueros que no se justifica en el momento actual
por el alto precio de la madera y su carencia; creo podría ser justificado el hierro, aun cuando
saliera más caro que las del mercado mundial, siempre y cuando fuera tomado
como una línea de desarrollo que daría pérdidas hoy como parte del aprendizaje.
[Asumo que se refiere al Plan Costa Norte de Oriente, núcleo siderúrgico que
partiría de las colas de hierro subproducto del níquel. Abastecido
eléctricamente por una central atómica. Se planteaba como un productor de acero
níquel, de alta demanda mundial y hojalata para la industria conservera
nacional.] También en este
capítulo de las inversiones no justificadas, vemos la adquisición de barcos de
travesía en momentos en que la empresa no tiene una organización para hacerle
frente al aumento de sus unidades. Por eso, los barcos que debían ser
nuestros salvadores de divisas se han convertido en una fuente más de gastos,
prácticamente sin resolver problemas. Aun cuando eran más perentorias las
necesidades, se puede decir lo mismo de la gran cantidad de ómnibus
comprados cuando un mantenimiento adecuado podría haber solucionado algunos
problemas; podríamos quizás, haber comprado menos ómnibus. La política
del ganado, sin las condiciones mínimas para aclimatarlo, en la época pasada,
tiene estas características, así también como los barcos pesqueros que son
comprados en cantidades excesivas para nuestra capacidad organizativa. Y hay otras menores; podríamos
citar el turismo que en una época se pensó sería la gran fuente de divisas y
donde se han enterrado bastantes millones de pesos.
Además, se
tomaban líneas de acción general falsas. Podíamos citar en la industria,
el caso de la sustitución de importaciones, que fue la primera política llevada
a cabo por nosotros; la pretensión de un autoabastecimiento ilusorio por ahora;
los conocidos errores de la demolición de la caña, del pienso importado para
vacunos y cerdos. Creo también que la compra de fertilizantes a precios
fabulosos responde a una política no bien meditada y la supresión de algunas
exportaciones que habitualmente hacíamos y que fácilmente podríamos haber
mantenido; en este momento se me ocurren los mariscos, algunos tipos de
tabacos, la soga de henequén.
Insisto en que aun
cuando se haga una división de todos estos errores en más o menos graves, más o
menos fatales, lo
fundamental está dado por la política de bandazos y la política de bandazos
está dada por el tratamiento superficial por un lado y subjetivo por otro, de
todos los problemas de la economía. Sin embargo, la economía ha demostrado que tiene una serie de leyes y que
violentarlas cuesta muy caro. (sic.)
Se pueden apuntar otras series de errores de tipo
menor, claro que a veces han incidido mucho en nuestra gestión económica, por ejemplo, la falta de
exigencia de responsabilidad en los cuadros de dirección, que no se vigilan,
por lo tanto, no se critican a tiempo y se retiran violentamente después.
Esto es parte de los grandes problemas que tiene el Estado que pienso abordar
también.
Hemos visto
también una política de gasto alegre que de pronto debe ser corregida y lo es
con una drasticidad terrible, lesionando muy duramente la economía pues ya no se
puede hacer una discriminación suficiente en el momento de realizar los cortes.
En general, se
puede decir que ha faltado la conciencia de la organización como uno de los
pilares del desarrollo; cuando el caos administrativo es extremo se va
hacia ciertos cambios de estructura, se realizan congelaciones o acciones
intermedias buscando soluciones, otras veces se quitan los cuadros de dirección.
Esto último significa alguna mejoría; evidentemente, un cuadro bueno trabaja
infinitamente mejor que un cuadro mediocre o malo, pero también hay que tener en cuenta
que por bueno que sea el cuadro si el marco organizativo general se lo impide
solamente podrá rendir una tarea limitada. (sic.)
Los niveles de
decisión están muy indefinidos (sic.); personalmente esta ha sido una de mis
preocupaciones en todo el período de ministro de Industrias, pero realmente
solamente hemos tenido éxito aquí hasta la definición del nivel de Director y,
en algunos casos, Jefes de Departamentos; más abajo, en los centros de
producción, ha habido
bastante indefinición que nosotros hemos resuelto por la vía de centralización
administrativa, muchas veces excesiva. (sic.)
En otros organismos productivos la indefinición creo
que ha sido mayor aún pero al no existir tampoco una disciplina administrativa
la anarquía ha sido total; las soluciones individuales a problemas únicos han
estado a la orden del día y a veces han provocado una actitud contemplativa de
las unidades de producción esperando a ver qué pasaba.
Todo este maremágnum
organizativo se ha dejado sentir muy especialmente en la esfera de los
servicios y la agricultura donde los cambios de estructura han sido más
profundos; por lo menos han sido mucho más profundos que en
la industria donde se ha conservado la anterior estructura; en todo caso se han
consolidado fábricas, se han hecho unidades mayores, se han anulado otras, pero
conservando un sistema organizativo. En aquellos ha habido que cambiar prácticamente todo y
los resultados realmente han sido desastrosos hasta el momento. (sic.)
Por todas estas causas, la información no ha fluido con la suficiente
corrección y por ende el control ha fallado totalmente. A veces hemos
pretendido resolver el problema de la organización mediante esquemas — ¡los
famosos organigramas que tanto odias!—, y la creación de cargos para ocupar
el huequito del organigrama, sin atención a la capacidad del cuadro y sin que
haya existido en muchos aspectos un adecuado sistema de formación del personal
en su puesto de trabajo. (sic.) Yo sé que tu argumento es que en los
lugares donde tú te has ocupado eso no ha sucedido, cosa que es real, pero creo que si tú haces un
pequeño análisis convendrías conmigo en que no se te puede admitir porque eres
el Jefe del Estado y hasta hace poco responsable directo de la economía en
Juceplan. Tus éxitos aislados
no hacen más que resaltar lo que podría haberse hecho con una política de
conjunto en los aspectos fundamentales. (sic.)
A todo esto hay que agregar los errores de la Junta
Central de Planificación. Como ya dijimos, el error primero ha consistido en
copiar de los checos su sistema organizativo (ellos hoy lo han desechado pero a
nosotros eso no nos debe preocupar, porque lo han desechado por uno mucho peor
y claramente capitalista, pero sí el hecho de que se consideraba la posibilidad
de control extremo de toda una serie de índices que la organización cubana no
estaba en posibilidades de hacer).
La Juceplan la
concibo yo como un órgano de elaboración de la política económica del Gobierno,
en forma concreta y de control de la misma en sus diversos aspectos. El grado en
que se pueda hacer esta elaboración y este control, no se puede precisar, o yo
no la puedo precisar, en una forma concreta y creo que el desconocer precisamente estos grados nos ha
llevado a la situación actual. Pero para tener estas funciones la
Junta debía tener una capacidad ejecutiva de la que ha carecido todo el tiempo
y de la cual, incluso, carece hoy. Foto: ecured.cu
La Junta ha
sido incapaz de dirigir la economía. Todos hemos visto esa incapacidad.
En determinado momento, creo, era fatal que eso ocurriera, pero ninguno de
los que hemos pasado por la Junta fuimos capaces de organizar lo que en un
momento yo pretendí hacer: Un aparato de control y análisis lo suficientemente
serio como para que en un momento dado, naturalmente, cayera en sus manos la
dirección de la economía al demostrarse por la continuidad de su trabajo, de
sus advertencias y de sus análisis, las razones que tenía.
Los métodos de
cálculo son viejos en este momento; la revolución técnica ha llegado también a
la economía: los nuevos métodos matemáticos permiten análisis mucho más
profundos. Además, hay una buena parte de la economía burguesa
de la cual se pueden extraer herramientas de cálculo que hasta hoy la economía
socialista ha ignorado (sic.) y de la cual ha ido a extraer solamente el más
negativo y significativamente capitalista, como es la herramienta del control
por el mercado.
De este modo
frente a organismos que avanzaban en la elaboración de sus planes y conocían
concretamente sus realidades, las advertencias globales, presuntuosas y falta
de realidad, de la Junta, no hacían sino quitarle prestigio. Desde
aquel primer episodio de los 24 millones de pares de zapatos y la enorme
exportación de madera, prevista por el primer plan, hasta hoy, el descrédito de
la Junta ha ido creciendo y los cuadros intermedios ya han perdido totalmente
la fe. Tú no conoces lo que son los maratones terribles para cumplir los
planes en tiempo y forma (como se dice en nuestro lenguaje) y que yo he obligado a todos los
niveles del Ministerio a realizar siempre, pero en todos, incluyéndome a mí,
estaba clara la idea de que ese plan iba a ser modificado aun antes que acabara
de realizarse y, efectivamente, sucedía así. (sic.)
Por eso todos
los encargados de la economía del país, en las distintas esferas de la
producción, sienten un desengaño muy grande y tienen una falta creciente de fe
en la autoridad central. (sic.) Hoy, con la incorporación de Dorticós, han
habido algunos cambios de tipo cualitativo con respecto a esa autoridad y,
además, cambios específicos en cuanto a los métodos de relación pero todavía no se puede hacer
sentir más allá y si no hay cambios estructurales y conceptuales —estructurales
que correspondan a un nuevo concepto— que a su vez engarcen con la realidad del
país, y si no se le da a la Junta la real autoridad ejecutiva que necesita,
mientras está encargada de la confección de los planes, seguiremos un camino
parecido.
Hoy la Junta recibe una cantidad bastante apreciable
de datos económicos, por
mi experiencia de Industrias sé que bastan para análisis muy profundos, sin
embargo, la capacidad de análisis de la Junta, que siempre ha sido muy escasa,
se mantiene en niveles cercanos al cero. Eso sin contar con que la misma
estructura o, digamos, los mismos cuadros del aparato en sus partes superiores,
son incapaces de ayudar a Dorticós en la realización práctica de los planes por
ínfimos que sean. El
individualismo más absoluto y la política de camarillas han deformado
totalmente la estructura de la Junta. A tal punto es grave esto que ha llegado
a tapar el problema principal; es decir, la Junta como organismo ineficaz,
desorganizado, lleno de rencillas y pugnas, está en un marasmo tal que a veces
se ha pensado que es el aspecto fundamental y, en realidad, el aspecto fundamental y que incide mucho sobre
estas cuestiones secundarias, es el que no dirige la economía; de tal manera,
que aun cuando las reestructuraciones son buenas, nos acercan a una mejor
organización etc., etc., no se puede decir de ninguna manera, que simplemente
por la estructuración de la Junta como aparato, va a mejorar las cosas.
(sic.)
No puedo hablar de los nuevos proyectos de
reorganización aunque en principio me parecen correctos, porque no los conozco
lo suficiente, pero de todas maneras, sí hay que apuntar que no es este el aspecto fundamental,
aunque es bastante importante, sino la verdadera autoridad que vaya a
tener el organismo encargado de hacer los planes y de controlarlos y su
capacidad para poder imponerse a los ejecutores. (sic.)
Otro de los
capítulos más importante de nuestros errores es el que corresponde a Comercio
Exterior.
No vale la pena hablar de los errores prácticos, el
lío de las divisas, es simplemente la consecuencia de una total desorganización
y falta de visión de la Junta, el Banco y Comercio Exterior, en este caso.
Nosotros hemos
entendido el Comercio Exterior como un organismo encargado de entregar azúcar
por donde quiera, y de comprar cosas. Y es verdad que el azúcar es
nuestro producto fundamental, pero precisamente esa política ha sido ciega a las necesidades más
elementales de nuestra economía. Nosotros tenemos una economía abierta;
seguimos manteniendo esa estructura y la tendremos que mantener durante mucho
tiempo. La incidencia del mercado exterior, de los abastecimientos externos
en la industria, es realmente importante: alcanza al 19% de la producción
industrial bruta del Ministerio. De tal manera, que una reducción en el
Comercio Exterior incide inmediatamente en la industria, en la agricultura, en
las inversiones, en el comercio interior, transporte, etc.
Nuestra débil
y, además, deformada base industrial no permite suministrar a la agricultura ni
al pueblo en general y hay que comprar productos en el exterior. Pero los
balances no han existido en Cuba revolucionaria; y aun cuando el método de
balances pueda llamarse artesanal, tiene sus beneficios; como concepto hay que
utilizarlo. Nosotros
separamos en compartimentos estancos las importaciones y las exportaciones:
las exportaciones eran la suma del
azúcar que podrá producirse más la suma de algunos otros productos que
quisieran entregar los productores, el INRA y nosotros, y las importaciones eran la suma de lo que necesitaba cada uno de los
organismos que tenía alguna fuerza (y casi todos han tenido fuerza porque en
casi todos ha habido algún plan especial que hay que hacer). Ahora estamos endeudados
grandemente y, lo que es peor,
endeudados por comida, por uso de trenes de consumo directo, o por
inversiones mal concebidas; de manera que nuestra deuda no podrá ser recuperada
nunca con el mayor aporte que dieran nuestras instalaciones hechas con el
préstamo que provocará la deuda. (sic.)
Nuestra capacidad de importación disminuyó notablemente
por la falta de azúcar y sin embargo, no buscamos hasta el último rincón para
tratar de sacar un pesito más en cada cosa. Comercio Exterior ha hecho una
política de grandes ventas en grandes clientes; se despreocupa totalmente del pequeño proveedor o consumidor, que,
además, puede ser eventualmente un mercado que se pueda complementar con el
nuestro y, en África es posible hacer esto, por ejemplo; creo que en
Europa y en otros lados también, pero en África, me consta que se podrían
haber hecho pequeñas operaciones que no hubieran significado nada frente a las
monstruosas cifras de nuestro comercio exterior, pero que hubieran sido un paso
que podría haber sido seguido de otro y otro.
Nuestro
Comercio Exterior fue incapaz de planificar a largo plazo. Es verdad que
las limitaciones de los planes anuales de comercio —la más macabra forma de inmovilización de la
economía que se puede inventar— han tarado mucho su trabajo, pero no ha
tenido agilidad para crear lo que viene cayéndose de la mata desde hace años: un
flujo continuo de una serie de materias primas fundamentales, tal como se hace
en el petróleo, por ejemplo, donde ya el problema se reduce a ajustar
cantidades cada año pero
ya están asignados los montos fundamentales. Eso se puede hacer con todos los países del mundo;
también los capitalistas en este sentido planifican. (sic.) Foto: Ecured.
[Al
precisar la dirección del MINCEX, encuentro el siguiente dato en su portal
oficial: “Infanta Nº 16 entre 23 y Humboldt, Plaza de la Revolución. La Habana, Cuba”. (sic.)
Que recuerde, está en el espacio que ocupaba la antigua Ambar Motors. Por la dirección, NO se encuentra en la Plaza de la
Revolución. En fin, son cosas poco serias que dan una idea del conjunto.]
En resumen,
faltó a toda nuestra economía el concepto del comercio exterior como su piedra
fundamental y al faltar este concepto vino todo el resto.
Debe cambiarse
la orientación dada y hacer de cada dólar conseguido o ahorrado nuestra tarea
número uno y, en segundo lugar, ahorro en los gastos de convenio pero
atendiéndolos también y sin despilfarrar recursos.
Hasta ahora no se ha seguido una rigurosísima política
para ir buscando la suplantación del dólar por una divisa de convenio en primer lugar y
luego el análisis de las posibilidades internas de sustitución.
El MINCEX puede hacer mucho, pero no solo; debe estar
jerarquizado y engarzado en el aparato de la economía interna, conducido
realmente por la Juceplan. El método establecido en Industrias que permite
la inspección total de la producción exportable de tabaco por el MINCEX debe
ampliarse a todas las relaciones del aparato de comercio exterior con la
economía interna y viceversa, esta debe poder inspeccionar la gestión externa
del MINCEX y ayudarlo. Este sistema de relaciones debería implantarse
también en la economía interna entre sí de manera que Industrias controle
producciones del INRA que le son necesarias (como el tabaco en rama, por
ejemplo) y el INRA las suyas (maquinarias agrícolas, etc.).
Aun cuando ya
he hablado de las inversiones no justificadas, quisiera recalcar también, como
un caso específico que retrata todo nuestro panorama económico, la forma en que
se realizan las inversiones. Nosotros empezamos a pagar los equipos a los
países socialistas inmediatamente después que firmamos contratos; esos
contratos se cumplen y el producto se embarca, durmiendo después años en
distintos almacenes o al aire libre en el país mientras la fuerza de trabajo,
el equipo o los materiales que estaban destinados a realizar esa obra se trasladan
de urgencia para hacer otra de último momento; se paralizan obras cuyo equipo
se está pagando al extranjero para hacer otras que, desgraciadamente, muchas
veces no sirven para nada. (sic.)
No vale la pena ponerse a dar ejemplos que todos conocemos, lo importante es
lograr que se tenga la disciplina mínima de no imponer al MICONS una sola obra
más sobre el plan, si no se compromete a hacerla sin tocar las que están
(salvo, naturalmente, que sea un problema de extraordinaria urgencia real).
No olvidarse tampoco que
la gente tiene que vivir en una casa y que estamos haciendo cada vez menos
casas, gastando cada vez menos en casas, pero cada casa, individualmente,
cuesta más, de manera que nuestros índices están rebajándose constantemente y
este estado de cosas hay que cambiarlo”. [Hasta aquí llega el primer epígrafe. Hay mucho sobre lo que
pensar.]
El extenso e
intenso documento de 26 cuartillas finaliza con la siguiente despedida,- en mi
juicio-, algo socarrona e íntima, propia de la personalidad del Dr. Guevara: “Son críticas que hago amparado en la vieja amistad y en el aprecio, la
admiración y lealtad sin límites que te profeso.
No tengo mucha seguridad de que
llegues a esta hoja porque ya han sido muchas. Patria o Muerte”. [No conocemos si hubo respuesta o
lectura del Dr. Fidel A. Castro Ruz.]
[¿Qué ha cambiado en estos 55 años? ¿Estamos mejor o peor? ¿Han servido a los intereses del Pueblo
Cubano? El PCC-Gobierno: ¿han valorado críticamente los
señalamientos del Dr. Guevara; se han tomado en cuenta para las rectificaciones
evidentes y necesarias? Saque UD. sus propias conclusiones. Yo tengo las
mías desde hace mucho.]
El blog https://mangoconarroztres.blogspot.com se
hace sin ánimo de lucro. Los Editores dan cabida en el blog a posiciones
ideológicas que no comparten porque estiman que es como se hace real la
libertad de información del lector. No percibimos ingresos por él. Sólo
lo creamos para brindarle información y entretenimiento. Por razones de espacio algunos artículos han sido resumidos. Si
desea leer el texto completo debe ir al vínculo que mostramos en el tema. Salvo
que se especifique lo contrario, las negritas,
itálicas, y subrayados son de
los Editores. El sentido de (…) y de… es indicar que se ha condensado la obra
original. Los comentarios entre [ ] son del Editor. Nuestro blog es
posible por los servicios gratuitos de diferentes empresas internacionales de
comunicación y las Alertas de Google y otras fuentes confiables.